En mis travesías por Centro y Sudamérica conocí una Jerusalén un poco distinta a la que experimenté a lo largo de los numerosos años en los que la habité. Se puede denominar “Jerusalén Celestial” a la ciudad que conocí en Sudamérica, mientras que yo viví en la “Jerusalén Terrenal”. El choque entre las dos ciudades, una la que viví y la otra, la virtual, que conocí lejos de mi tierra, me animó a presentar al lector hispano y latino una antología que incluye a ambas y que puede ayudarle a distinguir una de otra.
Hay tantas ciudades en el mundo, casi todas más grandes y aparentemente más importantes desde el punto de vista económico y estratégico; sin embargo, Jerusalén concentra en ella la mayor parte del interés mundial –todos reflexionan, se ocupan, discuten y escriben sobre ella- mientras las otras permanecen en las sombras. Las explicaciones a este fenómeno excepcional son esencialmente religiosas, históricas, turísticas y otras.
Parafraseando el refrán “Diez medidas de santidad descendieron sobre el mundo, nueve fueron tomadas por Jerusalén”, se puede afirmar que Jerusalén también tomó nueve medidas de literatura. No hay escritor israelí que no haya escrito o rememorado Jerusalén en sus obras y cada uno tiene su propia Jerusalén, tal como escribió el poeta Natan Jonatán en su poema “Cada uno tiene su Jerusalén”. Desde este punto de vista, Jerusalén es una república literaria independiente, el “Estado de Jerusalén”, dentro del Estado de Israel.
En la compilación “Jerusalén Celestial, Jerusalén Terrenal” están representados más de mil años de creación literaria hebrea y doce generaciones de creadores: desde el Rab. Shmuel Hanagid, nacido en el siglo X, continuando con poetas del siglo XI, siglos XVII y XVIII, escritores del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, creadores de la generación del 1948 y la generación del Estado, de la década del sesenta hasta la década del ochenta y los comienzos del siglo XXI.
En la antología se incluyen cinco de los patriarcas de la Literatura Hebrea, desde su renacimiento en la segunda mitad del siglo XIX y hasta los años treinta del siglo XX: Abraham Mapu (la primera novela en lengua hebrea escrita por Mapu trata sobre Jerusalén), Mendele Mocher Sfarim, Yossef Haim Brenner, Haim Nahman Bialik y Shaúl Tchernijovsky, a quienes se puede denominar “el Pentateuco de la Literatura Hebrea Moderna”.
La antología “Jerusalén Celestial, Jerusalén Terrenal” tiene una estructura particular y los cuentos y poemas están ordenados según el año de nacimiento de los participantes, desde el más lejano en el tiempo, hasta el más cercano. En la lista de participantes se encuentran ocho rabinos (Rab. Shmuel Hanagid, Rab. Shlomo Iben Gabirol, Rab. Yehuda Halevi, Rab. Abraham Ibn Ezra, Rab. Shalom Shabazi, Rab. Moshe Haim Luzzatto, Rab. Haim Sabato y Rab. Moshé Suissa), y aparte ortodoxos (Zelda y Chana Bat Shachar, ambas hijas de conocidas familias rabínicas), observantes (Mira Maggen), quienes abandonaron la religión (Yehoshúa Bar Yossef) pero se siguen identificando con ella hasta el día de hoy (Haim Beer), junto a laicos absolutos y árabes nacidos en Israel.
En total, ochenta participantes, entre los más destacados de la Literatura Hebrea y la Literatura Israelí, incluyendo numerosos escritores galardonados con premios literarios importantes, entre ellos el Premio Israel de Literatura, que ofrecen al lector la multitud panorámica literaria e histórica de la ciudad que nació para cantar y escribir poesía. Desde la época del Rey David y su hijo, el Rey Salomón, sus rezos poéticos están escritos en la ciudad, y son parte del libro bíblico “El Cantar de los Cantares”, Jerusalén inspira a muchos creadores a lo largo de la historia.
Para mí, Jerusalén fue la mejor escuela de escritura. Muchos escritores me confesaron la potencia de la inspiración que la ciudad les brinda; y encontré otros que me contaron que se habían mudado especialmente a Jerusalén para mejorar su escritura. Jerusalén es una ciudad que proporciona una inspiración particular en el área del dibujo, la escultura, la música y, por supuesto, también la literatura, en prosa y poesía. Y yo, “el más insignificante de los jerosolimitanos”, como acostumbran decir los ortodoxos, puedo testimoniar que la mudanza a Jerusalén me brindó gran inspiración.
Como una deuda de honor que tengo con Jerusalén, decidí promover esta antología en español, “Jerusalén Celestial, Jerusalén Terrenal”, que relatará a los lectores hispanoparlantes acerca de las luces y las sombras de la ciudad, en la que tuve el gran honor de residir durante muchos años, conociendo cada una de sus callejuelas y cada una de sus piedras que tienen, según los poetas, corazón de ser humano.
Informacion sobre el libro: Los lectores que tienen interes a adquirir la antología Jerusalén Celectial, Jerusalén Terrenal pueden comunicarse con la distribuidora Amadeos (vea el afiche, telefono en Ecuador 00593-959589166) o directamente con el autor:
[email protected], [email protected]
Yaron Avitov – es escritor, documentalista de cine, crítico literario, poeta y editor – conocido por su arduo trabajo por la Literatura Hebrea en el idioma español y por su investigación sobre los “Anusim”, los sefarditas conversos en la región de Centro y Sur América. Por su investigación sobre los descendientes de los sefarditas conversos le otorgaron el premio del Misgav Yerushalayim establecido por la Universidad Hebrea de Jerusalén (2011). Avitov publicó ensayos sobre el tema en los medios de comunicación, especialmente en Israel y también en la región. En los últimos años dirigió y fue guionista de cuatro documentales de cine que todos tratan sobre el origen sefardí en la región. Los más conocidos documentales son – América Ladina, un documental que narra sobre la llegada de los sefarditas conversos a muchos países de Centro y Sur América. El documental fue presentado en festivales de cine, salas de cine y salas privadas en muchos países; La Judería Lojana, nueva versión del documental La Tribu Perdida de Loja y Alma Hebrea. Otro documental, El Último Rincón, narra sobre la literatura ecuatoriana y revela también el origen sefardí de algunos escritores latinos muy conocidos.
Ha publicado muchos relatos en revistas literarias en Israel y doce libros en hebreo. Uno de sus libros, Observación, fue escrito a partir de una prolongada investigación en hospitales psiquiátricos en Jerusalén, que reveló aspectos ocultos de este tipo de instituciones. Por su novela Homeless (2008) la crítica ha comparado su obra con la de Kafka. Ha obtenido seis premios, entre ellos a la investigación en Ciencias Sociales (1993), del Primer Ministro a la Literatura (2005) y del Embajador de la Literatura hebrea en América Latina por su arduo y voluntario trabajo literario a favor del acercamiento cultural entre América Latina e Israel (2012).
Como escritor ha participado en numerosas ferias del libro en Sudamérica, entre ellas la FIL de Guadalajara 2013, donde Israel era el país invitado de honor. Ha publicado antologías en hebreo y español, entre ellas Un Solo Dios (2009), El libro de la paz (2010) y Los pájaros no cantan en Auschwitz (2012). Sus obras, relatos y documentales de cine fueron traducidos al español (Luces de Madrid, 2009), inglés, alemán y turco.
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