La destrucción de antigüedades y objetos antiguos por el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) ha recibido una considerable atención de los medios de prensa. No así otros actos destinados a borrar la historia de los pueblos pre-islámicos.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Una búsqueda Lexis-Nexis muestra que entre julio y septiembre de 2015, 13 editoriales y artículos aparecieron solo en El Washington Post sobre la amenaza y eventual destrucción de ISIS de un sitio antiguo notable: la antigua ciudad romana de Palmira en Siria. Sin embargo, ISIS no está solo cuando se trata de desfigurar y destruir las evidencias de antiguas civilizaciones no islámicas.
Al igual que el disidente y ahora más grande movimiento terrorista de al-Qaeda busca destruir las antigüedades que reflejan una época anterior al Islam (en la terminología islámica del Jahiliyyah o “edad de la ignorancia”) y que los talibanes dinamitaron los budas gigantes de las estatuas de Bamiyán en Afganistán en 2001, los árabes palestinos han tratado de borrar la evidencia de la existencia de los judíos en la tierra de Israel (Eretz Israel) que es anterior a cualquier presencia árabe o musulmana.
En agosto de 2015, ISIS destruyó un monasterio cristiano del siglo V en la ciudad siria de Qaryatain, alegando que el monasterio era “adorado sin Dios”. La destrucción recibió considerable cobertura de los medios, por ejemplo, “Estado Islámico destruye monasterio cristiano asirio en Siria” The Wall Street Journal, 21 de agosto 2015)
En 2013, más de 200 ataques terroristas se perpetraron en la Tumba de Raquel en Belén, donde se dice que está enterrada la matriarca judía Rachel -119 de esos ataques incluyeron uso de explosivos en el lugar sagrado. Contrastada con su cobertura de las destrucciones de ISIS, 2013 solo vio una única mención de tres oraciones en el Washington Post sobre los ataques a la Tumba de Raquel (“entierro de un preso palestino mientras líderes tratan de detener los disturbios”, 26 de febrero 2013). Incluso fue confinado a la parte inferior de un artículo que detalla la muerte de un terrorista palestino.
En septiembre de 2015, cuatro terroristas palestinos fueron arrestados por planear un ataque en otro sitio sagrado judío, la Tumba de José en Naplusa, la antigua Siquem (Shjem), en Samaria, al norte de Cisjordania. Planeaban detonar los explosivos en el lugar, pero fueron capturados y arrestados por las fuerzas de seguridad de Israel – a pesar de que los hombres vivían en zonas regidas por la Autoridad Palestina (AP), que está obligada por los acuerdos de Oslo de 1993 a aprehender a los terroristas y prevenir ataques.
Profanación de sitios judíos
Este no fue el primer ataque a las tumbas de José y Raquel. En octubre de 2000, durante la ola de violencia palestina organizada llamada Segunda Intifada- unos alborotadores prendieron fuego a la Tumba de José y deliberadamente destruyeron libros de oración judíos allí y asesinaron a un Policía de Fronteras israelí y al rabino Hillel Lieberman. La Tumba de Raquel fue atacada con bombas incendiarias y armas automáticas. En el transcurso de la Segunda Intifada, los fieles judíos en el Kotel (Muro Occidental), un lugar sagrado en el judaísmo-fueron apedreados por turbas árabes.
La violencia abierta no es el único medio empleado en los intentos de deslegitimar al Estado judío, tratando de destruir las evidencias de la antigua historia judía. Hay una larga historia de degradación y destrucción de los lugares sagrados judíos, incluso en el Monte del Templo, y la correspondiente escasa cobertura mediática de estos incidentes, tal como CAMARA ha señalado (“Los medios enmudecen sobre las profanaciones en el Monte del Templo”, 14 de julio de 2000).
El Monte del Templo (Har HaBait) se considera el sitio más sagrado del judaísmo. Su santidad siempre es anterior a la construcción de la Cúpula de la Roca y la mezquita de al-Aqsa situadas en el mismo lugar el siglo después de la conquista islámica. En las últimas décadas los medios de comunicación a menudo han descrito al-Aqsa como el “tercer sitio más sagrado del Islam”, después de La Meca y Medina en Arabia Saudita.
Durante la ocupación jordana de Jerusalem y Cisjordania (1948-1967), los lugares sagrados judíos en el este de Jerusalem fueron profanados y destruidos y los judíos tenían negada la entrada al Monte del Templo y el cercano Muro de los Lamentos. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ganaron posesión de Jerusalem oriental, incluida la Ciudad Vieja y el Monte del Templo durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
A raíz de esta guerra, Israel optó por mantener la seguridad y el control legal al tiempo que permite al Waqf musulmán (o autoridad religiosa) asentar la jurisdicción religiosa, económica, administrativa y alguna seguridad en el Monte del Templo, incluyendo la mezquita al-Aqsa y la Cúpula de la Roca. Esto a pesar de que el Corán (sagradas escrituras del Islam) nunca menciona ni a Jerusalem ni al Monte del Templo, los cuales han sido venerados en la oración judía y la tradición desde hace milenios. Y algunos estudiosos consideran la referencia coránica del “viaje nocturno” de Mahoma a “la mezquita más lejana” (“Al-Aqsa”) como la mezquita más lejana en Arabia de la residencia del profeta islámico, no Jerusalem, a la que nunca visitó.
En ese momento, Moshe Dayan, que decidió dejar a Waqf a cargo de los asuntos religiosos en el Monte del Templo, y otros líderes israelíes, esperaba que el gesto fuera tomado como signo de buena voluntad por los jordanos derrotados y los musulmanes locales. Pero en los años siguientes, grupos árabes han tratado de borrar la conexión judía con el Monte del Templo mediante excavaciones ilegales y la construcción de nuevas mezquitas. Por ejemplo, el Waqf desmanteló y cubrió una pared que es parte del Segundo Templo de Herodes que había sido descubierto durante la excavación, para instalar una línea de utilidad en la década de 1970.
Estas acciones violaron la Ley de 1967 de Protección de los Lugares Santos y la Ley de Antigüedades de 1978, que considera un delito profanar los lugares santos y requiere que todas las actividades relacionadas con la construcción reciban un acuerdo escrito del director del Departamento de Antigüedades. En 1983, el Tribunal Supremo de Israel dictaminó que el Waqf violó la Ley de Antigüedades en 35 ocasiones distintas.
Un patrón: Primero la destrucción, después la negación
En 1996, ya sea actuando sin permiso o sin supervisión arqueológica, el Waqf trajo maquinaria pesada y comenzó la construcción ilegal. Lo hizo mientras afirmaba falsamente que se trataba de la renovación de una mezquita preexistente, que los arqueólogos negaron que alguna vez existiera.
A pesar de una orden judicial de cesar la actividad, lo cual desató disturbios palestinos-la construcción unilateral por parte del Waqf continuó con topadoras y camiones utilizados para excavar y retiraron 6.000 toneladas de tierra y la descargaron en el Valle de Cedrón. Posteriormente, los arqueólogos afirmaron haber encontrado artefactos judíos entre los escombros. El director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Amir Drori, calificó el acto del Waqf de “crimen arqueológico”. El Procurador General Elyakim Rubenstein se refiere a la destrucción intencionda como “un asalto a la historia judía.” Un elemento del Monte del Templo – encontrado tirado en el Valle-fue recientemente descifrado, revelando que se trata de un sello antiguo de los siglos 10 ª o 11 ª BCE (“Diminuto sello de piedra de los tiempos del rey David fue encontrado en el Monte del Templo”, Times of Israel 24 de septiembre, 2015).
En el verano de 2007 los medios de comunicación estuvieron “mudos”, mientras CÁMARA señaló la reanudación de la construcción con tractores pesados por el Waqf que dañaron otros artefactos y estructuras (“La batalla por Jerusalem y el Monte del Templo”, 6 de noviembre de 2014 [actualizada]).
Declaraciones de los dirigentes palestinos revelan las razones de sus acciones. Un 01 de agosto 2015 la emisión de televisión oficial palestina incitó a la violencia contra los judíos en el Monte del Templo, repitiendo afirmaciones del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, de que la historia judía en Jerusalem es un “mito delirante” (“Incitación sobre el Monte del Templo conduce a la violencia palestina, Una vez más”, 16 de septiembre 2015).
Al tratar de destruir la historia judía en Jerusalem y otros lugares, algunos árabes palestinos – al igual que las acciones cubiertas más ampliamente por ISIS, también conocido como Estado Islámico o Estado Islámico en el Levante – están intentando reescribir la historia para sus fines políticos. Los principales medios harían bien en tener en cuenta que ISIS está lejos de ser original en su revisionismo por demolición.
Fuente: CAMERA
Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México
Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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