Dentro de la enorme carpa para los dolientes en el barrio de Shuafat ubicado en el este de Jerusalem, un palestino tomó el micrófono para defender su caso. Fadi Alon, de 21 años, quien murió en manos de la policía israelí el día anterior, debe ser enterrado, donde Fatah, el partido del Presidente Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina, es fuertemente apoyado por los residentes.
ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Su entierro será una celebración nacional,” dijo el hombre sobre el clamor de cientos de hombres y niños afligidos y enojados. “¿Acaso no es el mártir de toda Palestina?”
Muchos de los asistentes y otros cientos de jóvenes palestinos fuera de la carpa deseaban enterrar a Alon en su barrio de Issawiya, a unos kilómetros de distancia.
“¡D-os es grande!” gritaban. “¡Alabamos a D-os!”
Rami, el tío de Alon comenzó a llorar: “No sé qué está pasando,” dijo. “La decisión no está en nuestras manos.”
La disputa pública sobre dónde enterrar al difunto refleja la disputa actual entre los palestinos: ¿qué facción política será reconocida como el líder de la lucha actual contra Israel?
Cada una de las partes desea reclamarlo como su mártir para influir en las masas.
La mayoría de los palestinos consideran que el discurso de Abbas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas es una aprobación tácita de los ataques desafiantes y violentos contra israelíes – a pesar de que Abbas, quien suele ser cauto en sus declaraciones públicas, no hizo tal llamado.
“Él dio luz verde para los ataques, eso es lo que la gente piensa,” dijo Mahmoud, de 26 años, un psicólogo del este de Jerusalem.
El lunes por la noche, Abbas instó a la calma. En un comunicado difundido por la agencia de noticias palestina Wafa, advirtió que los palestinos ‘involucrados en la violencia proporcionan a Israel un pretexto para una mayor represión y socavan los esfuerzos diplomáticos palestinos.
Pero los compañeros de. Alon en Issawiya, el barrio árabe cercano a las colinas de Shuafat, siguen sin inmutarse. Ellos abogan por una coalición de facciones palestinas para supervisar el entierro inesperadamente polarizado de Alon en su propio barrio, pese a que las fuerzas israelíes lo habían acordonado.
Alon fue baleado por agentes de la policía la madrugada del domingo luego de apuñalar a un joven judío de 15 años de edad, en los alrededores de la ciudad vieja.
Alon era el segundo de cuatro muertos palestinos en manos de las fuerzas israelíes desde el jueves, cuando hombres armados palestinos mataron a una pareja judía cerca de un asentamiento en Cisjordania, dejando a sus niños pequeños huérfanos.
La policía israelí cerró casi completamente el barrio de Issawiya, por lo que es imposible enterrar al joven palestino allí, dijeron los residentes. Así que atravesaron las colinas hasta llegar a Shuafat, donde vivía la familia de su padre y donde los residentes prometieron lealtad a diferentes grupos palestinos.
Los residentes de Issawiya y amigos de Alon se quejaron de que sería enterrado en donde no podían visitarlo, enorgullecerse por su sacrificio o llorar su pérdida. Ellos estaban dispuestos a enterrarlo en Issawiya y enfrentarse a las fuerzas israelíes, conduciendo a más violencia.
Shuafat es un baluarte de Fatah, y por lo tanto sus líderes de Fatah habían tratado tomar el cuerpo del joven palestino y con ello afirmar que habían participado en la lucha contra Israel.
“La facción de Fatah en Shuafat deseaba tener un mártir aquí,” dijo Aliyan de 22 años, residente de Issawiya, insistiendo que Alon “es su mártir.”
Alon aún no era mártir de nadie, ya que el lunes por la noche funcionarios forenses israelíes no habían regresado el cuerpo a su familia. En tiempos de agitación, las autoridades israelíes devuelven los cuerpos de los muertos presuntos militantes con la condición de que sean enterrados en la noche, con un menor número de dolientes para evitar más conflictos.
Incluso sin el cuerpo, el asunto parecía haberse decidido: La carpa para los dolientes en Shuafat ya tenía los carteles del rostro del difunto, con la imagen de Abbas sobrepuesta detrás de él diciendo: “Detrás del presidente hay soldados listos.”
El lugar estaba adornado con grandes banderas de Fatah, y más tarde un grupo de hombres jóvenes vestidos con camisas negras cantaban alabando a Alon, y a Fatah, al tiempo que prometían vengar su muerte.
Los jóvenes de Issawiya señalaron que habían construido su propia carpa para dolientes, con las banderas de todas las facciones palestinas en su barrio, pero nadie se presentó.
The New York Times/Diaa Hadid y Rami Nazzal
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