CAROLINE GLICK
Obama selecciona a sus chivos expiatorios.
Resulta que el logro diplomático emblemático del presidente estadounidense Barack Obama, su acuerdo nuclear con Irán, no tiene nada que ver con evitar que Irán se vuelva una potencia nuclear o incluso con colocar restricciones sobre las actividades nucleares de Irán.
Apenas semanas después que Obama lideró a la comunidad internacional en concluir el pacto nuclear con Irán, el régimen iraní presentó una queja en el Consejo de Seguridad de la ONU acusando a EEUU de cometer una infracción material del acuerdo.
La acción estadounidense que precipitó la queja fue una declaración del Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmando que si Irán viola el acuerdo, “la opción militar permanecería sobre la mesa.”
Al hacer la declaración, Earnest estaba respondiendo a una pregunta hipotética con respecto a lo que haría Estados Unidos si los iraníes violaban el acuerdo.
Earnest que Estados Unidos entonces no sólo consideraría atacar militarmente las instalaciones nucleares de Irán, sino que su “opción militar sería realzada, porque hemos estado pasando el número de años intervinientes reuniendo significativamente más detalles sobre el programa nuclear de Irán.”
“Así que en lo que hace a las decisiones de focalización,” continuó él,”nuestras capacidades [serían]mejoradas, basadas en el conocimiento que ha sido obtenido en los años intervinientes a través de este régimen de inspecciones.”
Los iraníes argumentaron que la declaración de Earnest fue una infracción material del acuerdo nuclear porque en virtud de la interpretación iraní del acuerdo, los inspectores de la ONU tienen prohibido compartir información sensible que recopilan durante el curso de sus visitas a los sitios.
Como señaló en su momento la revista Tower, los comentarios de Earnest dieron a los iraníes un justificativo para negarse a permitir que los inspectores nucleares de la ONU entren a sus sitios nucleares. De hecho, los comentarios de Earnest dieron a Irán una base lógica para renunciar a su firma sobre el acuerdo.
Como EEUU y las otras partes del acuerdo, los iraníes pueden quitar su firma del acuerdo si sienten que sus reclamos contra las percibidas infracciones de sus compromisos por parte de las otras partes no son encaradas en forma apropiada por las agencias pertinentes de la ONU. Según Obama, si Irán se aleja del acuerdo, a la mulocracia le tomará hasta un año desarrollar armas nucleares.
Mientras Irán pueda usar el acuerdo para hacer avanzar su programa nuclear y luego alejarse, EEUU no puede usar el acuerdo para impedir que Irán haga avanzar su acuerdo nuclear o se retire del acuerdo.
El domingo Irán probó un nuevo misil balístico. De acuerdo con el ministro de Defensa iraní Hossein Dehghan, a diferencia de los misiles de alcance intermedio tierra-tierra Shihab que Irán ya domina, el nuevo misil Emad es guiado con precisión. El Wall Street Journal informó que los expertos evalúan su alcance en 1300 kilómetros.
La prueba del misil no es una violación del acuerdo. El mes pasado, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry,reconoció en una carta al Senador Marco Rubio que el acuerdo no restringe el programa de misiles balísticos de Irán. Más bien, afirmó Kerry, el programa de misiles balísticos de Irán es restringido por la resolución del Consejo de Seguridad aprobada el 20 de julio que llama a Irán a “no emprender ninguna actividad relativa a misiles balísticos diseñados para ser capaces de enviar armas nucleares, incluyendo lanzamientos utilizando tal tecnología de misiles balísticos”, por ocho años.
En respuesta a la prueba de misil de Irán el domingo, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, dijo que EEUU tomaría “acciones apropiadas” en la ONU si las pruebas violaron la resolución.
Lamentablemente, Irán probablemente no violó la resolución. Porque si la prueba del misil fue o no una violación está abierto a interpretación. La posición de Irán es que la prueba está permitida porque, afirma, no tiene nada que ver con su programa nuclear. Y debido a la forma en que Obama negoció el acuerdo nuclear y la resolución del Consejo de Seguridad, la palabra de Irán es tan buena como la de Estados Unidos en este punto.
Además, aún bajo la situación improbable que la administración determine que la prueba del misil de Irán violó la resolución del Consejo de Seguridad, tal conclusión no haría diferencia.
Como explicó Amir Taheri en The New York Post, los socios negociadores de Estados Unidos del P5+1 ven el acuerdo nuclear como poco más que un acuerdo comercial con Irán. Desde que firmaron en julio, los alemanes han expandido su comercio con Irán 33%, haciendo de Alemania el tercer mayor socio comercial de Irán.
Inglaterra ha levantado sus restricciones sobre los bancos iraníes.
Francia ha enviado una delegación de 100 hombres de empresarios babosos a Teherán.
China ha redactado un acuerdo para construir en Irán cinco reactores nucleares.
Rusia no sólo ha aceptado vender a Irán el avanzado sistema de defensa aérea S-300 y comenzó negociando la venta de aviones de combate Sukhoi, Rusia ha ido a la guerra en coalición con Irán en Siria.
Otros estados, incluidos India, Turquía, Austria y los EAU, están clamando por acuerdos con Irán. La pregunta de si Irán de hecho acata o no las limitaciones nucleares del acuerdo es la cosa más alejada del pensamiento de cualquiera.
Dadas las circunstancias, la idea que las muy promocionadas sanciones “resorte” de Obama serán implementadas realmente siempre y cuando Irán sea pillado engañando en el acuerdo nuclear o en las restricciones sobre su programa de misiles balísticos es un chiste.
Kerry admitió ante el Congreso que EEUU ha dado garantías a los rusos y a los chinos que en el caso que sean reimpuestas sanciones ellas no pondrán en peligro el comercio de esas naciones con Irán.
Entonces las sanciones, las que el mismo Obama insistió en que fallaron en el pasado en impedir que Irán haga avanzar su programa nuclear, no pueden ser reimpuestas, aún si son aprobadas en el Consejo de Seguridad.
Y no serán aprobadas en el Consejo de Seguridad porque nadie en el Consejo de Seguridad está prestando atención a si Irán cumple o no su parte del acuerdo. Y aún si prestaran atención y deciden que Irán ha violado el acuerdo, Irán simplemente se retirará del acuerdo con poca a ninguna respuesta internacional.
En su muy citado artículo publicado la semana pasada sobre el maltrato de Obama a Israel durante el curso de sus conversaciones nucleares con Irán, el embajador Dennis Ross escribió que el compromiso de Obama de impedir que Irán desarrolle armas nucleares nunca fue franco.
La cuestión de si la administración tomaría todas las medidas para impedir que Irán desarrolle armas nucleares o buscaría meramente contener a un Irán nuclear nunca fue resuelta.
En un discurso en una sinagoga en Washington en mayo pasado, Obama insistió en que él tiene una “apuesta personal” en asegurar que el acuerdo impida que Irán desarrolle armas nucleares porque “este acuerdo tendrá mi nombre en él.”
Pero como dejan en claro la sustancia del acuerdo y el comportamiento de los socios negociadores de EEUU, el propósito del acuerdo nuclear no es impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Es quitar a Obama del gancho y colocar a los opositores al acuerdo en el banquillo de los acusados.
Al dar a Irán el derecho de alejarse siempre que afirme que EEUU ha violado el acuerdo, Obama ha asegurado que Irán se retirará, y él mismo ha dado los medios para culpar a los republicanos por el fracaso del acuerdo.
Así como los iraníes utilizaron la declaración de Earnest como una razón para abandonar el acuerdo, así debe esperarse que usen cualquier limitación que coloque EEUU al implementar el acuerdo como un medio para renunciar a su firma y alejarse.
La semana pasada nos enteramos que aspectos de los compromisos de EEUU con Irán son ilegales bajo la ley de Estados Unidos. Si el Congreso republicano intenta obligar a Obama a obedecer la ley (que él mismo firmó), Obama culpará a los republicanos cuando los iraníes respondan abandonando el acuerdo. Si los republicanos tratan de imponer nuevas sanciones sobre Irán porque Irán viola sus compromisos, entonces Irán puede abandonar el acuerdo.
Y Obama culpará a los republicanos.
Lo que esto significa para los republicanos es suficientemente claro.
Ellos deben reconocer el acuerdo por lo que es realmente -una herramienta política para debilitarlos a ellos, no a Irán. Una vez que ellos comprendan lo que está sucediendo, deben rehusarse a caer en la trampa que preparó Obama para ellos. Los republicanos no deben preocuparse por si Irán quita o no su firma. Es el acuerdo, no alguna acción que ellos puedan emprender, lo que asegura que Irán se retirará.
Aparte, los republicanos -y los opositores demócratas al acuerdo- deben negarse a cargar con la culpa cuando el Irán actúe como es de esperar y se aleje.
Obama negoció un acuerdo que garantiza que Irán se convertirá en una potencia nuclear e impide que EEUU tome acciones, en el marco del acuerdo, para impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Obama no hizo esto debido a que es un mal negociador. Hizo esto porque su objetivo nunca fue impedir que Irán desarrolle bombas atómicas y mecanismos de envío. Su objetivo fue siempre culpar a los republicanos (y a Israel) por lo que él tuvo el poder de impedir, pero no tuvo interés en impedir.
Fuente: The Jerusalem Post- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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