Los palestinos niegan las raíces judías en el lugar santo, pero un artefacto desenterrado hace poco confirma verdades históricas.
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JEROLD S. AUERBACH
Un niño ruso de 10 años de edad, Matvei Tcepliaev, hizo hace poco un descubrimiento extraordinario en Jerusalem. Trabajando como voluntario en el proyecto Tamizando el Monte del Templo, encontró un sello grabado en piedra caliza de 3,000 años de antigüedad aproximadamente del tamaño de un dedal, con un agujero en un extremo para que pudiera ser colgado de una cuerda -de la época del Rey David.
El artefacto estaba situado en los cientos de toneladas de tierra y piedras que habían sido excavados ilegalmente de abajo del Monte del Templo a fines de la década de 1990 por el Waqf musulmán, un fideicomiso que retiene autoridad sobre el sitio disputado. El Monte del Templo es terreno sagrado para judíos, musulmanes y cristianos, pero los derechos históricos judíos son negados por muchos palestinos.
El proyecto de examinación minuciosa en el Parque Nacional Emek Tzurim en Jerusalem, comenzó en el año 2005 y ha descubierto muchos objetos significativos históricamente, pero el sello puede ser el más importante. Datando de la época de la conquista de Jerusalem por parte del Rey David y la construcción del Primer Templo por parte de su hijo y sucesor, Salomón, el sello confirma la antigua presencia judía en Jerusalem -más de un milenio antes que fuera construido el Domo de la Roca encima de las ruinas de los antiguos templos.
Si es irónico que la excavación musulmana, emprendida para construir una mezquita subterránea, confirmara a la larga los derechos históricos de los judíos, no es menos irónico que el hecho que el Waqf llegara a gobernar el sitio por instigación de Israel.
Luego de la victoria extraordinaria de Israel sobre sus enemigos árabes en la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, la que incluyó capturar la ciudad entera de Jerusalem, el coronel israelí Motta Gur proclamó: “El Monte del Templo está en nuestras manos.” Soldados israelíes jubilosos se reunieron en el Kotel y cantaron “Hatikva”, el himno nacional. Shlomo Goren, un general de brigada y futuro gran rabino de Israel, tocó en forma exultante su shofar.
Pero el Ministro de Defensa Moshe Dayan tenía otras ideas acerca de la soberanía judía sobre el Monte del Templo. Israelí laico, él se basó en un consenso rabínico que los judíos tenían prohibido poner los pies sobre el Monte para no correr el riesgo de profanar el sitio desconocido del Santo de los Santos, el santuario interior del templo judío que albergaba el Arca del Pacto.
Después de declarar que “hemos reunificado la ciudad, la capital de Israel, para nunca partirla nuevamente”, Dayan se reunió con los líderes musulmanes dentro del Domo de la Roca. Fue alcanzado un acuerdo: Se pondría fin a la prohibición del Waqf para que los judíos visiten el Monte del Templo -aun cuando muchos preferían continuar observando la prohibición rabínica- pero los judíos no tendrían permitido rezar allí.
Shakespeare, no la Biblia o el Corán, proclamó: “Lo que es pasado es prólogo.” La concesión de Dayan preparó el camino para el conflicto sobre el Monte del Templo que continúa hoy. La segunda intifada de los palestinos estalló en septiembre del año 2000 después que el líder del Likud, Ariel Sharon, visitó el Monte del Templo -no para rezar, sino para afirmar la legitimidad de una presencia judía en el lugar santo más antiguo. Él fue castigado ampliamente por afirmar una verdad histórica.
Ahora está desplegándose en Jerusalem, y a lo largo de Israel, un escenario similarmente trágico, mientras los palestinos atacan a los judíos con balas, cuchillos y piedras. Aunque el Secretario de Estado John Kerry atribuyó absurdamente el desmán sangriento a la frustración de los palestinos por la construcción israelí en los asentamientos, los observadores informados destacan que el estallido de violencia ha sido avivado por rumores falsos que Israel está al borde de reescribir las normas del Monte del Templo, incluyendo permitir a los judíos rezar allí.
Esto puede o no ser un preludio de una tercera intifada. Lo que está claro es que durante años el Waqf musulmán ha seguido supervisando excavaciones debajo de la superficie del Monte del Templo, con indiferencia cruel por lo que los arqueólogos podrían aprender acerca de la historia judía del Monte en la antigüedad.
Esa política es de una pieza con el descarte por parte del Presidente Mahmoud Abbas, de la Autoridad Palestina, de cualquier conexión judía con el Monte del Templo. “Al-Aksa es nuestra y así lo es la Iglesia del Santo Sepulcro. Ellos no tienen ningún derecho a profanarlos con sus pies sucios”, dijo Mahmoud Abbas a activistas en una reunión el 14 de octubre en su oficina en Ramallah, informó el Jerusalem Post.
No es que los judíos dudaran alguna vez de sus raíces religiosas en el Monte del Templo, pero ahora tienen que agradecer a un niño de 10 años por proporcionarles un artefacto de tres milenios de antigüedad que refuta la propaganda moderna diseñada para reescribir la historia. Así como el sello fue utilizado hace mucho tiempo como prueba de autoridad, así pone hoy un sello de aprobación a los reclamos judíos de su historia en el lugar más santo en Jerusalem.
*Jerold Auerbach es profesor emérito de historia en Wellesley College, en Wellesley, Mass.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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