La propuesta indecente de Irán

Irán regatea por el precio de la rendición estadounidense.

BRET STEPHENS

El Plan Integral de Acción Conjunta -más conocido como el acuerdo nuclear con Irán- fue adoptado oficialmente el domingo 18 de octubre. Eso fue hace nueve días. Ya es una letra muerta.

Es muy bochornoso para una administración que ha invertido todo su capital democrático en el acuerdo. También, muy inconveniente para los inversores en materias primas, bancos de segundo nivel, multinacionales europeas y todos los demás que quieren un pedazo del mercado iraní y a los que no podría importarles si Teherán honra su negociación nuclear.

Sin embargo estamos aquí. Irán está poniendo a prueba el acuerdo, reinterpretándolo, rasgándolo línea por línea. Para Estados Unidos -o al menos para nuestro próximo presidente- la lección debe ser clara: Cuando firmas un acuerdo basura, obtienes un resultado basura.

A principios de este mes, Irán probó un misil balístico de nueva generación, llamado Emad, con un alcance estimado de 1000 millas y una carga útil de 1600 libras. Su único uso militar práctico es enviar una ojiva nuclear. La prueba fue una violación franca de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad, adoptada por unanimidad en julio, en la cual “Se llama a Irán a no emprender ninguna actividad relativa a misiles balísticos diseñados para ser capaces de enviar armas nucleares” por al menos ocho años.

Entonces el Líder Supremo intervino en el acuerdo nuclear a través de una carta pública al Presidente Hassan Rouhani. “El comportamiento y palabras del gobierno estadounidense en la cuestión nuclear y sus negociaciones prolongadas y aburridas,” escribió, “mostraron que [la cuestión nuclear] era también otro eslabón en su cadena de enemistad hostil con la República Islámica.” Los comentarios del líder supremo sobre el acuerdo nuclear han sido contados por algunos periodistas como un respaldo cauto al acuerdo. Ellos son una renegociación unilateral del acuerdo entero, estipulando que Estados Unidos y todos los demás deben aceptar su nueva versión- o de lo contrario…

El mejor análisis de las demandas de Khamenei llega de Igal Carmon y Ayelet Savyon del Middle East Media Research Institute. Demanda Uno: Estados Unidos y Europa deben levantar por completo, en vez de suspender temporalmente, sus sanciones económicas, poniendo fin a cualquier posibilidad que las sanciones pudieran “regresar de inmediato a su lugar” en el caso de incumplimiento por parte de Irán. Demanda Dos: También deben irse las sanciones contra Irán por su apoyo al terrorismo y sus abusos de los derechos humanos, sin importar la insistencia del gobierno de Obama en que continuará castigando a Irán por su comportamiento.

Luego Khamenei cambia el calendario para que Irán envíe su uranio enriquecido y modifique su reactor de plutonio en Arak hasta que la Agencia Internacional de Energía Atómica de a Irán pase todas las “cuestiones pasadas y futuras (incluyendo las llamadas Posibles Dimensiones Militares o PDM del programa nuclear de Irán).” Bravo por el organismo de vigilancia nuclear de la ONU aun fingiendo monitorear el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán. El también reitera su llamado a una campaña enorme de Investigación y Desarrollo para que Irán tenga al menos 190,000 centrifugadoras cuando expire el acuerdo nuclear.

“El conjunto de condiciones trazadas por Khamenei, crea una condición en la cual la parte iraní no sólo se abstiene de aprobar el Plan Integral de Acción Conjunta, sino, con casi todo punto, crea un obstáculo separado, tal que ejecutar el acuerdo no es posible.” destacan en su análisis Carmon y  Savyon

Eso es correcto, aunque no significa que Khamenei tenga intención de dejar de negociar. En su lugar, como en alguna versión diplomática de la propuesta indecente de Lord Beaverbrook -“Madam, hemos establecido lo que es usted, ahora sólo estamos regateando por el precio”- el Sr. Khamenei ha descubierto lo que es la administración. Ahora él quiere guardarse las concesiones que ya ha obtenido y sacar un poco más.

Poca sorpresa es que Irán haya aumentado el factor desprecio desde que fue firmado el acuerdo. Un día después de la prueba del misil, Irán condenó al periodista Jason Rezaian del Washington Post. El lunes llegaron informes de que Irán puede haber arrestado a un empresario iraní-estadounidense en Teherán. Esperen insultos similarmente bestiales en los meses por delante, todo para subrayar cuan poco piensa Khamenei en el presidente estadounidense y su mano extendida.

En cuanto a la administración, sería agradable imaginar que está comenzando a sentir el desdén del ayatola. Pero no lo está haciendo. La prueba del misil se encontró con un esfuerzo pálido por tomar “acciones apropiadas” en la ONU, sea lo que sea eso. La carta de Khamenei se ha encontrado con un silencio casi completo, como si ignorarla hará que se vaya.

Tal vez nada de esto importa. Aún con todas las promesas y advertencias acerca del acuerdo con Irán, no es más que rendición vestida como diplomacia. La correlación de fuerzas en el Medio Oriente ha cambiado en el último año, y Obama no levantará un dedo para restablecer el equilibrio. Khamenei sabe esto y  está a punto de dar a Estados Unidos una rendición decorosa. Entonces, quizás Obama lo sepa también. A él no parece importarle la ignominia.

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

 

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