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jueves 21 de noviembre de 2024

¿Ninguna etiqueta para la Cataluña ocupada?

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EVELYN GORDON

 

Allá por junio, el profesor de filosofía de la Universidad de Connecticut, Andrew Pessin propuso pasar a la ofensiva contra el movimiento boicot, desinversión y sanciones respondiendo a toda propuesta del BDS con una propuesta similar atacando el terrorismo, corrupción y violaciones de derechos humanos de la Autoridad Palestina.

Pienso que es hora de expandir esta excelente idea a la Unión Europea luego de la decisión atroz de la semana pasada de aplicar requerimientos de etiquetado especial a la producción israelí de la Margen Occidental, Altos del Golán y Jerusalem oriental. Como un primer paso, propongo una campaña mundial para etiquetar los productos de Cataluña y del País Vasco ocupados por España – no meramente debido a que estas ocupaciones han estado por ahí desde mucho antes que naciera el Estado de Israel, sino porque al contrario de los esfuerzos repetidos de Israel por negociar soluciones a sus disputas territoriales, el gobierno español se ha negado a  considerar siquiera negociar sobre las demandas catalanas vascas de independencia.

En Cataluña, que ha sido ocupada por España durante cientos de años (aparte de algunas breves interrupciones), los partidos pro-independencia actualmente controlan una mayoría del parlamento provincial. No obstante, el gobierno español rechazó firmemente su súplica de negociar por sus quejas.

El año pasado, Cataluña buscó llevar a cabo un referendo sobre la independencia, pero la Corte Constitucional de España aplastó la idea; por consiguiente, la provincia tuvo que conformarse con una votación no vinculante. Como pararse en fila para echar un voto insignificante no es una proposición terriblemente atractiva, la asistencia fue baja como era de esperar (un estimado 37 a 41%). Pero una friolera del 81% de los que participaron en la elección respaldó la independencia, reforzando la impresión dejada por una manifestación asombrosa en el 2013 en la cual cientos de miles de catalanes formaron una cadena humana de 400 kilómetros de largo para exigir la independencia.

Anteriormente este mes, una mayoría absoluta del parlamento catalán aprobó legislación para comenzar el proceso de escindirse de España. Pero esta legislación también fue suspendida prontamente por la Corte Constitucional de España.

En resumen, Cataluña ha buscado repetidamente obtener la independencia de España a través de medios pacíficos. Pero el gobierno español ha aplastado cada uno de tales intentos.

En el País Vasco, una mayoría absoluta de la legislatura provincial vasca aprobó un proyecto de ley llamando nuevamente a la autodeterminación en el año 2003, pero el parlamento nacional de España ni siquiera discutiría la cuestión. En 2008, el parlamento vasco decidió celebrar un referendo sobre autodeterminación, pero la Corte Constitucional española falló que la votación no seguiría adelante así como lo hizo en el caso de Cataluña.

El Partido Nacionalista Vasco apeló esta decisión ante la Corte Europea de Derechos Humanos, pero ese tribunal sostuvo el fallo del tribunal español. Por lo tanto, no es sólo España; la UE como un todo ha sido cómplice en aplastar el deseo de autodeterminación de los vascos. No obstante, los vascos no han abandonado este deseo; ellos llevan a cabo periódicamente manifestaciones pro-independencia, y el premier electo de la provincia, inspirado por los intentos de Cataluña, dijo hace poco que él quiere hacer otro intento de referendo.

Dicho sea de paso, a muchos partidos pro-independencia en el País Vasco no les ha sido permitido siquiera presentarse para el cargo; Batasuna en 2003, EHAK en 2008, D3M en 2009 y Sortu en 2011 fueron todos excluidos por la Corte Suprema de España basada en que ellos tenían vínculos con la organización terrorista ETA. Pero el rechazo (justificado) de España a tolerar vínculos con organizaciones terroristas en casa nunca le ha impedido exigir negociaciones israelíes y concesiones a la OLP, cuyas distintas facciones mantienen todas orgullosamente “brazos armados”, también conocidos como organizaciones terroristas.

El contraste entre el tratamiento de España a las demandas catalana y vasca de independencia y el tratamiento de Israel a las demandas palestinas de independencia no podría ser más marcado. Mientras España se niega firmemente a negociar siquiera sobre la cuestión y ha sofocado repetidamente los intentos por llevar a cabo referendos, Israel ha ofrecido repetidamente a los palestinos un estado en la mayoría de Gaza, la Margen Occidental y Jerusalem oriental; son los palestinos quienes han rechazado estas ofertas. Israel de hecho se retiró también de Gaza y partes de la Margen Occidental para promover la búsqueda de independencia de los palestinos, mientras que España aún tiene que evacuar una pulgada de Cataluña o el País Vasco.

Además, Israel ha hecho todo esto a pesar del terrorismo palestino rampante a lo largo de los años desde que comenzó el “proceso de paz” en 1993. En contraste, el movimiento catalán de independencia nunca ha participado en terrorismo, mientras que ETA ha matado a menos personas en caso cinco décadas de actividad que los terroristas palestinos durante la segunda intifada del 2000-05 solamente, y no ha llevado a cabo ningún ataque en lo absoluto desde el 2011. En otras palabras, Israel tendría mucha más excusa para la  intransigencia que la que tiene España, porque un estado palestino muestra todo signo de ser una amenaza real para la seguridad de Israel, mientras que Cataluña y el País Vasco no presentan ninguna amenaza comparable para España.

Israel también negoció repetidamente con Siria un acuerdo de tierras-por-paz en los Altos del Golán. Fue la fusión de Siria en la guerra civil la que finalmente terminó esas negociaciones.

No es secreto que la decisión de la UE de etiquetar es una parte del sesgo anti-Israel no mitigado. Como explicó en forma concisa el Prof. Eugene Kontorovich en el New York Times de la semana pasada, contradice abiertamente la propia política de la UE en otras disputas territoriales a nivel mundial, tanto como las normas de la Organización Mundial de Comercio y fallos de tribunales nacionales en distintos países europeos.

Pero si la UE cree que etiquetar es el camino a seguir, entonces el lugar obvio para comenzar es en casa. Así que ya es hora de comenzar a etiquetar los productos de la Cataluña y del País Vasco ocupados por España – dos áreas que, basados en sus historiales, serían miembros mucho más pacíficos, y productivos de la comunidad internacional que lo que sería un estado palestino alguna vez.

Fuente: Commentary

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

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