EVELYN GORDON
He estado vadeando lentamente a lo largo de la revista de 106 páginas que sacó Haaretz en honor de su Conferencia de Paz de Israel a principios de este mes.
Contiene artículos de 50 contribuyentes israelíes, palestinos y occidentales, la mayoría de quienes recitan los mismos puntos de conversación que han utilizado por años los procesadores de paz veteranos. Pero un nuevo argumento que ha brotado repetidamente pone de relieve el grado en el cual la “industria de la paz” descuida por completo los hechos históricos: la afirmación que la reciente ola de ataques palestinos “prueba” que es necesario un estado palestino para la seguridad de Israel. La verdad es que con todo el horror de la violencia actual, una comparación simple con la segunda intifada muestra que Israel sufrió mucho más cuando los palestinos controlaron de hecho su propio territorio.
Durante los últimos 53 días, los palestinos han matado a 20 israelíes e hirieron a 182. Si continuara por un año este ritmo, el número de víctimas fatales totalizaría 138, una de las cuentas de muerte anuales más elevadas en la historia de Israel debidas al terrorismo. Así que es entendible que la gente pudiera pensar que difícilmente las cosas podrían empeorar – hasta que consideras que este total anual proyectado es aproximadamente equivalente al número de israelíes asesinados durante un solo mes de la segunda intifada (Marzo del 2002, con 134 muertos).
En conjunto, los palestinos mataron a 452 israelíes en el peor año de esa intifada (2002), junto con más de 200 tanto en los años precedentes como siguientes; miles de otros israelíes fueron heridos. Y hay una importante razón por la cual el número de víctimas entonces fue tanto más elevado que lo que es ahora: Porciones considerables de la Margen Occidental estaban bajo control pleno palestino como resultado de los Acuerdos de Oslo. Las tropas israelíes nunca ingresaron a esas áreas, las que por consiguiente sirvieron como refugios seguros donde los grupos terroristas pudieron planificar y entrenarse para ataques, construir bombas y hacer todo el otro trabajo necesario para preparar el tipo de ataques con víctimas masivas que fueron la señal de identidad de la segunda intifada.
El motivo por el cual el número de muertos comenzó a caer drásticamente una vez que las Fuerzas de Defensa de Israel reafirmaron el control sobre esas áreas a mediados del 2002: Los servicios de seguridad pasaron los siguientes años recopilando información en forma sistemática acerca de organizaciones terroristas y utilizándola para degradar sus capacidades, con el resultado que las víctimas fatales israelíes cayeron en alrededor del 50% anual en cada uno de los cinco años siguientes – de 452 en 2002 a 208 en 2003, 117 en 2004, 56 en 2005, 30 en 2006 y 13 en el 2007. Y ese es también el motivo por el cual la violencia en curso no ha incluido ningún ataque con víctimas masivas: Como las FDI todavía controlan la Margen Occidental, han podido frustrar los intentos de las organizaciones terroristas por perpetrarlos.
La violencia actual se ha basado principalmente en ataques de lobos solitarios. Estos son más difíciles de impedir, pero también son menos letales.
De ahí que incluso cuando la actual situación es mala, un retorno a los días de la segunda intifada sería difícilmente una mejora. Y un estado palestino conllevaría necesariamente retornar a la misma situación que hizo posible la segunda intifada – una retirada de las FDI de mucha de la Margen Occidental.
En otras partes en el mundo, incluso los proponentes ardientes de un estado palestino parecen comprender la importancia de no permitir a los terroristas controlar territorio. Anteriormente este mes, por ejemplo, el columnista Roger Cohen del New York Times argumentó que a raíz de los ataques terroristas en París, el Occidente debe eliminar “la fortaleza del ISIS en Siria e Irak,” porque a los terroristas “no se les puede permitir ya más controlar territorio en el cual sean capaces de organizar, financiar, ordenar y planificar su salvajismo.” Pero en lo que respecta a Israel, gente como Cohen parece sentir de alguna forma que ya no se aplica este principio.
Sin embargo, esta verdad básica no es menos cierta para los terroristas palestinos, y fue inscrita en sangre en los corazones israelíes durante la segunda intifada: Negar a los terroristas una base territorial no eliminará el terror, pero otorgarles una base territorial asegurará que el terror se intensifique en órdenes de magnitud. Con lo mala que está la situación actual para Israel, la alternativa de un estado palestino sería mucho, mucho peor.
Fuente: Commentary
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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