El Príncipe Takahito Mikasa, el más antiguo miembro vivo de la Casa Imperial de Japón y tío del actual emperador de Japón, cumplió 100 años el pasado 3 de diciembre.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Mientras se desempeñaba como oficial de caballería menor en el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial, el príncipe Mikasa fue enviado a China, donde encontró, y quedó impresionado por ello, “el celo y la devoción de los misioneros cristianos de Occidente, que trabajaban en las regiones más remotas y aisladas de la China”. Desde entonces, el príncipe Mikasa estuvo muy interesado en la fuente de tales devotas pasiones”.
Después de que las potencias occidentales derrotaran a Japón, el príncipe Mikasa tuvo el “on”, la obligación de occidentalizarse. Dijo que, “en los seis años de su estudio descubrió un hecho supremo: que los judíos eran la clave para la civilización occidental”.
Desde entonces, el príncipe Mikasa se interesó mucho tanto en la fuente de las devotas pasiones como en el judaísmo.
Trazó su interés en el judaísmo, en última instancia, a sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial, cuando, sorprendido por el horrible comportamiento del ejército japonés en Nanking, llegó a oponerse a la guerra y la brutalidad institucionalizada de su país.
Decidió estudiar hebreo durante el resto de su vida y conservó particular interés en los profetas bíblicos de Israel. Se sumergió en trabajos académicos relacionados con la civilización del Cercano Oriente, en el curso de los cuales se convirtió en un visitante frecuente de eventos comunales judíos en Tokio, y se dice que aprendió a hablar perfecto hebreo.
El Príncipe Mikasa, sin embargo, nunca se involucró en el discurso político e insistió en que su interés por el estudio del hebreo era puramente académico, incluso escribió en su autobiografía, “la razón por la que estudié arqueología oriental fue buscar a partir de las ruinas de Oriente Medio y el Cercano Oriente, el origen de la humanidad y de la civilización, los contornos del hombre y el Estado, y pensar sobre lo que el hombre debe ser”.
Menachem Butler presenta una visión general de Mikasa:
[Mikasa] deploró las teorías,. . . comunes [en Japón en la década de 1950], de que los japoneses y los judíos tienen alguna afinidad mística o identidad espiritual aparente sólo para los iniciados. La verdadera relación de los dos pueblos, más a contrapunto que idénticos, él la consideraba más profunda. . . .
La verdad encarnada en el judaísmo, una verdad del ser y no de teoría, es el significado central de la Historia. . . . La Historia lo había traído a él, príncipe Mikasa a los judíos,. . . y el judaísmo lo había traído de nuevo a sí mismo. Porque el judío no sólo es el padre de Occidente, es el descendiente de Oriente. Él es el puente sagrado (un símbolo japonés tradicional y conmovedor) entre Oriente y Occidente. A través de la comprensión del judaísmo, el príncipe recuperó un sentido de su dignidad como miembro de su pueblo; de nuevo estuvo orgulloso de ser japonés.
Fuente: Israel Today / Mosaic
Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México
https://www.enlacejudio.com/2015/12/06/principe-mikasa-el-judaismo-me-permitio-recuperar-mi-dignidad-como-japones/
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