LEÓN OPALÍN PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
El contundente triunfo de la oposición al Presidente Nicolás Maduro (NM) en las elecciones legislativas de Venezuela el pasado 6 de diciembre, marcó el inicio de una nueva etapa política y económica en ese país después de 14 años de una dictadura populista con el Presidente Hugo Chávez (HCH), muerto en el 2013 y casi tres que lleva el régimen de NM.
Venezuela, previo a las elecciones, venía experimentando graves desequilibrios macroeconómicos que se exacerbaron con el desplome de las cotizaciones internacionales del petróleo, que ha sido el motor de su economía y que le proporciona mas de el 90.0% de sus ingresos totales de exportación; por lo demás, el caos económico que registra Venezuela está vinculado a la instrumentación de un sistema económico Socialista Bolivariano, a través del cual se han malgastado más de 260 mil millones de dólares en los últimos tres lustros en programas sociales fundamentados en crecientes subsidios y controles de precios, una serie de apoyos al Eje Bolivariano: Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua, principalmente, y compras masivas de armamento a Irán y Rusia.
Las políticas instrumentadas por HCH fueron populistas, empero, las pudo sostener por el auge que observaron los precios del petróleo, que llegaron a superar los 100 dólares por barril; por lo demás, fue un hábil y carismático político que logró atraer la simpatía de una parte importante de la población. El sucesor de HCH, NM, se ha caracterizado por tener una gestión torpe, que junto con un entorno internacional adverso y la instrumentación de una brutal represión a la población, a través de la cual ha silenciado a sus opositores, matándolos o encarcelándolos, ha lanzado a Venezuela al vacío.
El Fondo Monetario Internacional estima que la economía de Venezuela caerá 10.0% este año y 6.0% en el 2016, la inflación será de 180.0% en el 2015, aunque fuentes no oficiales calculan que la tasa de inflación ya superó 200.0%. El desempleo está desbordado y el desabasto en los anaqueles de los almacenes es creciente; la infraestructura del país está colapsada, la corrupción es vergonzosa y la violencia criminal es elemento cotidiano en toda la nación; Venezuela es evaluada como el país con mayor violencia en el mundo.
Las condiciones de vida que enfrenta el grueso de los habitantes de Venezuela fueron caldo de cultivo para el hartazgo de la ciudadanía del régimen de NM, lo que en buena medida explica por qué la oposición arrasó en los pasados comicios legislativos; previo a estos, el gobierno de NM había creado un escenario de zozobra en los electores para que no se atrevieran a votar contra los candidatos oficialistas; incluso amenazó con no llevar a cabo las elecciones; no obstante, en este entorno de temor, se considera que el factor determinante para que no estallara la violencia y NM triunfara a toda costa, fue el freno que el Ejército de Venezuela le impuso al Presidente para que no se registrara una guerra civil.
Las elecciones parlamentarias de diciembre pasado para renovar todos los escaños de la Asamblea Nacional (AN), resultaron en la victoria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), principal movimiento de oposición al gobierno de NM, con 112 de los 167 diputados de la AN, cuyos cargos durarán 5 años en el periodo comprendido entre el 5 de enero del 2016 y el 5 de enero del 2021. El éxito de la Mud se evalúa “como un símbolo contra la intransigencia y la criminalidad, sin embargo, ello no da lugar para el triunfalismo, ahora viene la parte más difícil”.
La oposición con 101 bancas, mayoría calificada, podría cesar a ministros nombrados por NM, empero, este podría oponerse, aunque no de manera legal. Con 112 escaños puede modificar la Constitución y eventualmente destituir a NM quien legalmente termina su mandato en 2019. La destitución podría ser un proceso largo y un pretexto para que NM califique este acto como un golpe de Estado y recurra al Ejército para acallarlo; por lo demás, ante los problemas de división existentes en la oposición, podría crearse un inadecuado ambiente sucesorio.
Cabe destacar que “el Presidente no puede ser destituido ni por la AN, ni por la Constitución, solo mediante referendo revocatorio que requiere conseguir firmas de al menos 20.0% de los electores inscritos en el Registro Electoral (alrededor de 4 millones), este sería un camino largo y tortuoso con efectos no deseados”. El proceso revocatorio se puede realizar hasta abril del 2016 cuando NM cumpla la mitad de su mandato; en este sentido, es evidente que por lo pronto habrá resistencia del partido oficialista a las iniciativas que presente la oposición.
En este sentido, la oposición tendrá que tomar consciencia que lo que requiere Venezuela es un cambio de régimen y no de Presidente. La oposición, con dos tercios de los escaños en la AN, tendrá que tener paciencia para negociar con el oficialismo para convencerlo de la necesidad de que se deslinden de NM. En el corto plazo el deterioro de Venezuela será mayor, no solo por el triunfo de la oposición, sino porque su economía se encuentra seriamente dañada y el entorno externo, sobre todo para los precios del petróleo, no es favorable. Habrá que esperar a que la economía del país se reconstituya y las cotizaciones de los hidrocarburos aumenten, Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo a nivel mundial.
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