CAROLINE B. GLICK
Al acusar falsamente al estado de cometer tortura, los apologistas de derecha del terrorismo están promoviendo la causa de los terroristas así como Rompiendo el Silencio promueve la causa de los terroristas palestinos.
El pasado julio, atacantes desconocidos arrojaron una bomba incendiaria dentro del hogar de la familia Dawabsha en Duma. La madre, Reham, y el padre, Saad, junto con su bebé Ali de 18 meses de edad resultaron muertos. Ahmed, de cuatro años de edad fue herido de gravedad.
Las autoridades alegaron inmediatamente que los atacantes eran miembros de una organización terrorista judía.
Las acusaciones fueron desatendidas ampliamente por los miembros del bando religioso nacional, y por la Derecha, más generalmente. Pero luego de las noticias de que fueron arrestados sospechosos judíos por el crimen a principios de este mes, esas acusaciones tempranas suenan más ciertas que antes.
En el 2001, 14 años antes de que fueran asesinados los Dawabsha, el entonces procurador general Elyakim Rubinstein retiró acusaciones de cinco años contra miembros de Eyal.
Eyal era un grupo terrorista falso reunido en 1994 por un agente provocador del Shin Bet llamado Avishai Raviv. Su propósito era demonizar a la comunidad religiosa-nacional. Como los más expresivos críticos del proceso de paz de Oslo con la OLP, la comunidad religiosa-nacional fue tomada como blanco para la demonización.
Raviv y sus colegas habían buscado por años tentar a los miembros de la comunidad para que llevaran a cabo actos de violencia motivada políticamente. Y cuando falló todo lo demás, formó un grupo terrorista falso e invitó a los periodistas a filmar su falsa ceremonia de juramento.
La historia del Shin Bet, junto con la política de largo tiempo del Mando Central de las FDI de mostrar el presunto vandalismo israelí de la propiedad palestina como el equivalente moral del terrorismo palestino contra los israelíes, ha llevado a muchos ciudadanos de Derecha, respetuosos de las leyes, a tomar con escepticismo las acusaciones con respecto a células terroristas judías.
Pero esta semana nos enteramos que esta vez las acusaciones pueden bien ser ciertas. Igualmente, esta semana nos enteramos de que no sólo sí existen los terroristas judíos, sino que también tienen partidarios.
El miércoles por la noche, canal 10 transmitió un video de gente joven bailando en una boda en Jerusalem. La boda era de amigos de los hombres arrestados hace poco bajo sospechas de participación en el asesinato de la familia Dawabsha. En vez de bailar alrededor de la novia y el novio, como es la costumbre en las bodas judías, los invitados al casamiento sostuvieron rifles, pistolas, bombas Molotov y cuchillos y bailaron alrededor de una foto del bebé Ali Dawabsha.
El mensaje fue claro. Los invitados a la boda no estaban esperando procesamientos o un veredicto judicial.
Ellos estaban seguros de que sus amigos asesinaron a los Dawabsha – incluido su bebé – y apoyaban el asesinato.
Cabe destacar que los sospechosos son inocentes hasta que se compruebe que son culpables. La película no es evidencia de culpa.
Pero el video sí muestra que los terroristas judíos tienen partidarios y que esos partidarios creen que los asesinos de niños son héroes.
¿Cómo vamos a relacionarnos con este estado de cosas? ¿Cómo vamos a responder al conocimiento cada vez más seguro de que hay terroristas judíos y que esos terroristas tienen partidarios? Entre esos partidarios hay cientos de personas que han intentado correr la discusión del acto del asesinato terrorista y de que los presuntos terroristas judíos han sido torturados por sus investigadores.
¿Cómo se supone que reaccionemos ante los que se apresuran ante todo micrófono abierto y acusan al estado de torturar a los supuestos terroristas, en vez de considerar, por un momento, lo que se sospecha que han hecho estos hombres? ¿Cómo vamos a reaccionar ante personas que, incluso en la presencia de evidencia insisten en que el estado es completamente malvado y los presuntos terroristas son simplemente víctimas de discriminación? Los que acusan alegremente a los investigadores contraterroristas de torturar a los presuntos terroristas mientras ignoran la evidencia y la naturaleza del crimen mismo, son apologistas del terrorismo. Al comportarse como lo hacen, sirven como el equivalente moral de los izquierdistas anti-sionistas de Rompiendo el Silencio y sus grupos hermanos que difaman internacionalmente a Israel.
Ambos grupos de apologistas del terrorismo usan discurso anti-judío para dañar al estado judío. Ambos grupos difaman a Israel con acusaciones falsas de tortura que ninguno osaría levantar contra cualquier otro país.
Hay, por supuesto, diferencias entre los dos grupos.
Rompiendo el Silencio y grupos hermanos como B’Tselem son financiados por gobiernos extranjeros.
Ellos diseminan sus libelos de sangre contra Israel ante públicos extranjeros. Su objetivo es transformar el ánimo antisemita en tierras extranjeras en políticas antisemitas por parte de los gobiernos extranjeros.
El objetivo final de tales grupos es la destrucción de Israel. Ellos buscan su destrucción porque creen que Israel es ilegítimo y debe ser reemplazado por un estado no judío de una u otra especie.
A diferencia de sus homólogos izquierdistas, los apologistas del terrorismo en la Derecha no reciben financiación extranjera.
Ellos no dirigen sus acciones a los públicos internacionales.
Ellos no buscan la adulación de tipos como Roger Waters o John Kerry. No alientan a Europa a librar la guerra económica contra Israel o a EE.UU a abandonar a Israel en la ONU. No legitiman el terrorismo árabe.
Su público objetivo es el público israelí. Ellos desean convencer al público de aceptar la legitimidad de los terroristas judíos pintándolos como víctimas.
Pero estos terroristas no son víctimas. En su manifiesto, los terroristas dejan en claro que desean traer la destrucción de Israel. Ellos ven al terrorismo como un medio para conseguir ese objetivo. Una de las consecuencias del terrorismo es que debilita la posición internacional de Israel. Y en su manifiesto, los terroristas dicen que buscan utilizar los “puntos débiles” de Israel, incluyendo su debilidad diplomática a fin de destruirla.
Al acusar falsamente al estado de cometer tortura, los apologistas de derecha del terrorismo están promoviendo la causa de los terroristas así como seguramente los miembros de Rompiendo el Silencio promueven la causa de los terroristas palestinos cuando diseminan sus libelos de sangre acerca de los “crímenes de guerra de las FDI ante públicos europeos y estadounidenses.
Dada la similitud de sus acciones y objetivos, debe ser claro que los apologistas del terrorismo a ambos lados del espectro deben ser rehuidos.
Esto nos trae a la naturaleza del terrorismo que justifican estos apologistas.
¿Los terroristas judíos que buscan la destrucción de Israel son diferentes de los musulmanes terroristas? En dos formas claves ellos difieren. Primero están los números. Mientras que puede haber unos pocos cientos de israelíes que se han unido a células terroristas, decenas de miles de palestinos son miembros de grupos terroristas en Judea y Samaria solamente. Gaza, por supuesto, es gobernada por un grupo terrorista.
En segundo lugar, están sus bases de apoyo.
Los terroristas judíos son condenados y rechazados por toda fuerza política importante y menor en Israel.
Aunque su base de apoyo puede haber crecido en los últimos años, todavía cuenta con no más que algunos miles de personas en los márgenes de la sociedad.
En marcado contraste, la Autoridad Palestina y todas las instituciones privadas y públicas palestinas agasajan a los terroristas palestinos. Los terroristas encarcelados y sus familias reciben generosa compensación gubernamental. El público general los ve como héroes nacionales y a los niños se les enseña, desde el preescolar en adelante, a seguir sus pasos y a matar judíos a fin de destruir a Israel.
El miércoles, cuando el liderazgo rabínico y político entero de Israel se puso en pie como uno solo y condenó a los invitados a la boda que glorificaron en el video a los terroristas judíos, Fatah – el grupo terrorista y partido político liderado por el presidente de la AP, Mahmoud Abbas – publicó un comentario en su página de Facebook elogiando a los asesinos terroristas que ese mismo día mataron a dos israelíes e hirieron de gravedad a un tercero fuera de la Puerta de Jaffa en Jerusalem.
Para los organismos contraterroristas y de aplicación de la ley, combatir al terrorismo judío presenta los mismos retos que combatir al terrorismo islámico. En ambos casos, el desafío central es tomar como blanco y arrestar a los terroristas e infiltrar sus redes mientras continúan respetando los derechos civiles de la población circundante.
En ambos casos, cuando los investigadores están lidiando con redes terroristas activas, ellos a veces están obligados a utilizar técnicas de interrogatorio poco placenteras.
Como han determinado numerosos tribunales, comités ministeriales de supervisión y la Kneset, estas técnicas no son tortura. Ellas son métodos legítimos de interrogatorio y son utilizadas escasamente y sólo cuando son necesarias para proteger al público de terroristas que toman como blanco a los inocentes.
Esto nos trae de regreso al video de la boda y a la dificultad que experimentamos en aceptar que existe el terrorismo judío, que existe el apoyo al terrorismo judío, y que hay que hay que lidiar con él.
Puede haber pocas dudas de que el terrorismo judío sería mucho más fácil de combatir hoy si el Shin Bet y los fiscales del estado no hubiesen hecho uso malicioso de agentes provocadores para demonizar al bando religioso nacional en la década de 1990. Así también, si los comandantes de las FDI y la administración civil fueran menos rápidos en apoyar a las ONGs anti-Israel, apoyadas por los europeos, contra los intereses comunitarios judíos en Judea y Samaria hoy, los miembros comunitarios tendrían menos problemas en creer lo peor sobre los extremistas judíos en los márgenes de la sociedad. De hecho sería mucho más difícil para los abogados defensores demasiado entusiastas, convencer a cualquiera que los presuntos terroristas han experimentado tortura.
Pero aunque el público tiene fundamentos legítimos para sospechar, ya no es más posible descartar las acusaciones de terrorismo judío. Hay miembros del bando nacionalista que desean destruir a Israel.
Ellos están dispuestos a cometer ataques terroristas contra árabes tanto como contra judíos para lograr sus metas.
Como consecuencia, así como la vasta mayoría del público demanda que el gobierno tome todas las medidas necesarias para destruir a los grupos terroristas palestinos, así el público debe exigir que el gobierno destruya a los grupos terroristas judíos.
Así como censuramos a los apologistas del terrorismo palestino, así debemos rehuir a los apologistas del terrorismo judío.
En los últimos años, cuando ha ganado impulso el movimiento de la Izquierda para deslegitimar a Israel, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu se ha ocupado de referirse a Israel como “el único estado judío.”
Para los oídos sionistas, su estribillo constante suena áspero. ¿Por qué molestarse en mencionar lo obvio? Pero hoy su descripción de Israel suena verdadera.
De hecho, es un recordatorio de lo que podemos perder, y que debemos hacer todo lo que podamos para defender.
No tenemos más que un estado judío; nunca tendremos otro.
Con todos sus defectos, Israel debe ser defendido de todos sus enemigos. Los terroristas judíos, como los terroristas palestinos, no son víctimas. Son enemigos del estado. Sus apologistas – como los apologistas de los terroristas palestinos – son también enemigos del estado.
Debemos combatirlos y derrotarlos a todos ellos con igual determinación.
Fuente: The Jerusalem Post
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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