Shemot: Los comienzos del antisemitismo

RABBI YOSEF BITTON

Acaba de terminar el libro de Bereshit, Génesis. Bereshit no es un libro de leyes. Es un libro sobre los principios de la humanidad y particularmente sobre los comienzos de “Israel”.  En el libro de Bereshit, sin embargo, no se menciona al pueblo de Israel, solo a los “hijos de Israel”. En Shemot, nuestro presente libro, la familia ya se trasformó en un pueblo. Es aquí, en nuestra Parashá, donde encontramos por primera vez la palabra, ‘am: pueblo, nación, para definir a “Israel”.

Estas palabras  עם בני ישראל, “el pueblo de los hijos de Israel” es mencionada por primera vez nada menos que por el Faraón, y en un contexto muy particular.  El Faraón se refiere al pueblo de Israel en un tono negativo, hostil. Hoy diríamos “antisemita”. El Faraón le habla a su pueblo convenciéndolos sobre la amenaza que significa para Egipto el pueblo judío, y presenta un plan para su eliminación. ¿No es irónico, e increíble, que en la primera escena en la que aparece el pueblo judío también aparezca el mensaje antisemita de la “solución final”?

En los próximos días me gustaría analizar un poco más detenidamente el discurso del Faraón y su plan. Creo que nos ayudará a comprender mucho mejor las profundas raíces del antisemitismo.

¿Cómo comienza el antisemitismo en Egipto?

En el pasuq 1:8 de Shemot la Torá nos presenta los primeros hechos que llevaron al mismo.

“Y un nuevo Faraón surgió en Egipto, que no conocía a Yosef”  

¿Por qué un nuevo Faraón elegiría ignorar a Yosef y destruir al pueblo judío?  Siguiendo una de varias interpretaciones podríamos afirmar que aquí se trata de un fenómeno político muy común.   Cuando un nuevo gobierno, digamos “la oposición”,  asume la presidencia, es natural que todos los aliados del gobierno anterior pasen a ser automáticamente los enemigos del nuevo gobierno. Ejemplo: en un giro de 180 grados con respecto al gobierno anterior, Venezuela, Cuba, Irán ya no son más los aliados del nuevo gobierno argentino.

Imaginemos que en Egipto surgió una nueva dinastía faraónica, o como dicen algunos historiadores, los Egipcios recuperaron el poder que habían usurpado los hicsos dos siglos atrás. En cualquiera de estos casos sería lógico que el pueblo judío, aliado del gobierno anterior, sea ahora mal visto por el nuevo gobierno.

Esta hipótesis nos permite aprender una enorme lección respecto al antisemitismo. El odio hacia los judíos no sucede necesariamente por culpa de algo malo que los judíos hayamos hechos. Las causas no siempre son las mismas. A veces, muchísimas veces, el antisemitismo  surge por razones que están mucho más allá de lo que los judíos podemos hacer o evitar. Cuando estamos en el exilio, y un gobierno nos trata bien, no quiere decir que el próximo gobierno nos tratará bien también, aunque no hagamos nada malo para merecer ser maltratados.  Esto ocurrió cientos de veces en la historia del pueblo judío en el exilio. Los judíos vivimos durante siglos en paz, tranquilidad y relativa prosperidad en España, hasta 1492. Algo parecido pasó en Alemania antes de 1938.  Hasta que un nuevo Faraón surgió en España, Alemania, Inglaterra, Francia, etc, etc.

Si seguimos esta teoría, que el origen del antisemitismo no tiene que ver con lo que hacemos o creemos los judíos (para Hitler los judíos éramos comunistas, para Stalin éramos capitalistas, etc.), lo que nos queda por analizar es cómo se desarrolla de ahora en más la propaganda antisemita, es decir, cómo justifica el tirano de turno su voluntad de eliminar al pueblo judío.

אשר לא ידע את יוסף “que no conocía [que eligió ignorar] a Yosef”: Lo primero que hace el tirano de turno es ignorar las contribuciones del pueblo judío. Y más aún, cuanto más importantes estas contribuciones hayan sido,  más esfuerzo pondrá el soberano de turno para ignorarlas (como veremos más adelante: revisionismo, demonización, etc.). El gobierno nazi ignoró la participación y la lealtad de los judíos que lucharon por la “madre patria” Alemania durante la primera guerra mundial. Ignoraron la contribución de científicos y médicos judíos, y otros hombres de ciencia y artes que contribuyeron enormemente para que la Alemania pre nazi fuera uno de los países más avanzados de Europa.  Los reyes españoles ignoraron la contribución de los judíos en los campos de medicina (piensen en Lorenzo Badoz, el médico de la reina), astronomía y navegación (Rab Abraham Zacuto)  y especialmente en el área del comercio.

Hoy en día, el mundo ignora sistemáticamente las enormes contribuciones del estado de Israel al mundo moderno. Israel se destaca en los campos de medicina, tecnología, agricultura, computación, óptica, irrigación, etc.  (ver aquí ). Pero en lugar de que Israel sea el país más admirado del mundo,  por  sus increíbles contribuciones a la humanidad a pesar de ser el único país cuya existencia está amenazada,  Israel – el judío entre las naciones- es según la BBC,  el país que “más amenaza la paz mundial”.

La propaganda antisemita no cambió. En todo caso, se hizo más sofisticada.

Continuará….  

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