Estos últimos días estamos aprendiendo acerca del 5to principio del judaísmo: que sólo se puede rezar a Di-s. La verdad es que he recibido una inusual cantidad de e-mails con todo tipo de preguntas acerca de este punto. Lo que me impulsa a dedicarle al tema de “rezar” un poco más de atención.
RABBI YOSEF BITTON
Muchas de las preguntas que recibí tienen que ver con la frustración de muchas personas cuando sienten que sus Tefilot no son respondidas por HaShem. Y en algunos casos pareciera que esta frustración impulsara a la gente a recurrir a todo tipo de supersticiones o trucos a fin de que sus peticiones sean realizadas.
Quiero concentrarme hoy, por lo tanto, no en que “hay que rezarle exclusivamente a Di-s” sino en que “uno debe exclusivamente rezarle” a Di-s. Es decir, que la Tefilá es la forma de comunicación exclusiva que la misma Torá estipuló para dirigirnos a Di-s.
Primero, debemos saber que la Tefilá, rezar a Hashem todos los días “directa y personalmente”, o rezar a HaShem cuando necesitamos su asistencia, como dice Rambán (Najmánides), es una Mitsvá mideOraytá, un precepto Bíblico, es decir, un precepto que pertenece a la categoría más alta de preceptos. De acuerdo a nuestra Torá, entonces, no hay otra acción que sea superior a la Tefilá para dirigirnos o comunicarnos con HaShem.
Ayer dijimos que según nuestros profetas y Jajamim, a veces HaShem decide no escuchar la Tefilá. Esto es, en el caso en el cual la Tefilá de un individuo no va acompañada de su buena conducta. En este caso, es como si HaShem cerrase o desconectase los canales de comunicación entre ese individuo corrupto y Él. Esta desconexión se puede revertir exclusivamente a través de la Teshubá, es decir, el arrepentimiento y el cambio: alejarse del mal y volver a actuar bien.
Ahora bien: cuando los canales de comunicación están abiertos, HaShem “escucha” mi oración. Pero que HaShem “escuche” mi Tefilá no significa necesariamente que HaShem siempre accederá a mis pedidos, que siempre cumplirá todos nuestros pedidos a nuestro gusto.
¿Por qué? Porque muchas veces la respuesta de HaShem a nuestros pedidos es: “NO”.
Analicemos el caso de Moshé Rabbenu, el hombre que llegó a la mayor altura espiritual que un ser humano pudo o pueda alguna vez alcanzar. En Vaetjanán aprendemos que Moshé le rezó a HaShem insistentemente (los Jajamim dicen que rezó 515 veces!) para que HaShem le permitiera entrar a la tierra de Israel. Y a pesar de que se trataba del hombre más íntegro, más espiritual y con más méritos de todos los tiempos, la respuesta de HaShem al pedido de Moshé fue “NO”.
Vemos también que Moshé sólo recurrió a la Tefilá. Insistió en su petición pero no realizó ח”ו ninguna acción destinada a “forzar la voluntad Divina” o ח”ו a “activar otras fuerzas espirituales”. Los Yehudim no creemos en ningún poder por encima de HaShem, ni en ninguna forma de comunicación con Él que esté por encima de la Tefilá. Es interesante notar que quien SÍ actuó de una manera incorrecta, y a quien no le alcanzó con rezar fue a Bil’am, el profeta gentil, contemporáneo de Moshé, que pretendió maldecir a Israel. Bil’am usó toda clase de “amuletos” y realizó toda clase de “trucos”, “fórmulas mágicas” y “hechizos” pretendiendo así forzar la voluntad de HaShem, Quién ya había manifestado que el pueblo de Israel es un Pueblo que goza de Su bendición. Bil’am actuó como si sus supuestos superpoderes tuvieran el peso de cambiar la voluntad Divina…
Volviendo a Moshé ¿Por qué la respuesta de HaShem a sus Tefilot fue “NO”? Hay varias opiniones (más allá del haber golpeado la piedra). Y quizás esta variedad de opiniones nos enseña una gran lección: que probablemente los seres humanos somos muy limitados para entender por qué HaShem accede o no accede a nuestras oraciones. En las breves pero muy profundas palabras del Rab Jaim Pereira-Mendes: “Di-s nunca deja de responder a la verdadera Tefilá (oración). A menos que, en Su infinita sabiduría, Él piense que será mejor para nosotros o para el bien colectivo, no acceder a nuestro pedido…”
Quizás estemos tentados a pensar que todo el objetivo de la Tefilá es hacer que mis deseos (o necesidades) se cumplan. Pero muchas veces, muchísimas, la Tefilá me ayuda o me debería ayudar, a “aceptar” la decisión Divina, y a recibir de buena voluntad, como en el caso de Moshé Rabbenu, la voluntad de HaShem.
Continuará…
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