Análisis: Israel y Rusia comparten un temor común de terrorismo, y en 2014 Putin fue uno de los pocos líderes mundiales en apoyar la operación Margen Protector y fue en 2005 el primer presidente de Rusia que visitó Israel.
Por Josh Cohen
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Se lo ame o se lo odie, la intervención militar del presidente ruso, Vladimir Putin, en Siria dio un vuelco, sin duda, a la política de Oriente Medio. Putin apoyó al presidente sirio Bashar Assad, estableció varias bases militares en Siria, creó un eje de facto ruso-chiíta, se enfrentó a Turquía y obligó a Occidente a volver a comprometerse con él.
Mientras que los principales jugadores de todo la región sienten la influencia de la campaña militar de Rusia, un país dominado por comentaristas que analizan la campaña siria de Rusia es Israel. Los intereses de Israel vis-à-vis Rusia corren ancho y profundo y son imposibles de ignorar para Jerusalem.
La historia de la relación entre Israel y Rusia es complicada, por decir lo menos. La Unión Soviética apoyó la creación de Israel en 1948, pero luego se inclinó hacia el mundo árabe en la década de 1960 e incluso amenazó con atacar a Israel, tanto en la Guerra de los Seis Días en 1967 como en la Guerra de Yom Kipur en 1973.
Con la aparición de Putin, sin embargo, Israel se encontró lo más parecido a un amigo que haya tenido alguna vez en Moscú. Israel y Rusia comparten un temor común de terrorismo, y en 2014 Putin fue uno de los pocos líderes mundiales en apoyar la Operación Margen Protector contra Hamas, diciendo: “Apoyo la lucha de Israel que está destinada a proteger a sus ciudadanos”. En 2005, Putin se convirtió en el primer presidente ruso en visitar Israel, visitando el Muro de las Lamentaciones – el lugar más sagrado del judaísmo -, así como el memorial del Holocausto Yad Vashem de Israel, donde Putin observó un momento de silencio. El presidente de Rusia, según informes, compró un apartamento en Tel Aviv para su entonces profesor judío de alemán de 84 años. Putin regresó a Israel en 2012 como invitado de honor en una cena de Estado y para inaugurar un monumento a los soldados del Ejército Rojo que derrotaron a Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de estos sentimientos positivos, los intereses nacionales de Rusia siguen siendo la prioridad de Putin, y Rusia moderniza sus fuerzas armadas y sube a la palestra en Medio Oriente, Moscú posee importantes capacidades tabto para ayudar como para obstaculizar los intereses clave israelíes.
En primer lugar, aunque Israel está decidida a evitar enredarse en la intratable guerra de Siria, hay una “línea roja” que Jerusalem sigue decidida a cumplir: no permitirá la transferencia de armas avanzadas de Irán o Siria al archienemigo Hezbolá. La Fuerza Aérea de Israel no ha dudado en hacer cumplir esta política, atacando convoyes de armas en Siria con destino a Hezbolá en numerosas ocasiones desde el inicio de la guerra de Siria.
Como resultado, el despliegue de Rusia de avanzados S-400 misiles tierra-aire es de gran preocupación para Israel. Con un radio de 250 millas y la posibilidad de orientarse hasta a 36 aviones simultáneamente, el S-400 es un cambio de juego potencial. Un oficial israelí de alto rango llegó a describirlo como una potencial “pesadilla”. En el caso de un grave deterioro de las relaciones entre Israel y Rusia, el S-400 podría complicar en gran medida la capacidad de la Fuerza Aérea de Israel para atacar los envíos de armas en ruta a Hezbolá a través de Siria. Por lo tanto, Israel necesita garantías de Rusia que los S-400 no incidirán en la libertad de movimiento que los aviones israelíes poseen sobre el espacio aéreo sirio.
Como resultado de estas preocupaciones, así como el deseo general de evitar choques accidentales con los militares rusos – el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitó Moscú para reunirse con Putin en cuanto la profundidad del compromiso militar de Rusia con Siria se hizo evidente. Después de esta reunión, así como una conversación posterior con Putin en París en el marco de la Conferencia sobre el Clima – Netanyahu creyó que Putin respetaba la línea roja Hezbolá de Israel.
Seis semanas más tarde, sin embargo, la imagen aparece más oscura. Según un informe reciente, Rusia está transfiriendo armas directamente a Hezbolá, ya que Moscú considera a Hezbolá como fuerza de combate más eficaz que el ejército sirio. Si el informe es exacto – y aún no está claro que lo es – surgen dos preguntas: ¿Rusia está transfiriendo los mismos tipos de armas a Hezbolá que los que Hezbolá ya ha adquirido de Irán, o son más avanzados? Y ¿Permitirá Rusia a Hezbolá utilizar estas armas contra Israel, como contra los rebeldes sirios? En ambos casos, Netanyahu debe permanecer en buenos términos con Putin para asegurarse que Moscú tiene en cuenta las preocupaciones israelíes sobre Hezbolá de cara al futuro.
Los israelíes también se preocupan por el suministro de armamento ruso a Irán. Tras firmar inicialmente un acuerdo con Irán en 2007 para suministrar misiles antiaéreos S-300, Rusia se echó atrás y canceló el acuerdo – bajo la presión de Occidente, y al menos en parte, por respeto a las preocupaciones de seguridad de Israel. Después de prestar atención a las preocupaciones israelíes durante casi una década, sin embargo, después de concluir el reciente acuerdo nuclear de P5 + 1 con Irán, Rusia anunció su intención de finalmente entregar los S-300 que había prometido.
Un ex jefe del programa de defensa de misiles de Israel señaló que “habrá un cambio drástico en la capacidad (de Irán), y no crea un ambiente razonable para cualquier operación de nuestra fuerza aérea”. Israel ahora busca utilizar su relación positiva con Putin para limitar más los efectos indirectos de la decisión de Moscú, en particular para asegurar que los S-300 de Irán nunca lleguen a Hezbolá.
Por último, el tercer mayor interés de Israel vis-à-vis el Kremlin es los aproximadamente 200.000 judíos restantes en Rusia. De hecho, los sentimientos positivos de Putin hacia Israel se hicieron eco de lo que algunos describen como el filo-semitismo de Putin o su afinidad por la fe judía. En el plano interno, Putin cuenta con numerosos hombres de negocios judíos y funcionarios como amigos, y reconoce la influencia positiva de los judíos en él durante su infancia. Putin también apoyó la fundación del Museo de la Tolerancia y el Centro Judío de Moscú, incluso donando dinero propio; declaró su “fuerte oposición a cualquier manifestación de antisemitismo y xenofobia”; asegurado el retorno de muchas sinagogas a los judíos rusos previamente capturadas por los soviéticos y acaba de iniciar una ley contra comentarios bíblicos antisemitas.
A pesar de la disposición positiva de Putin hacia los judíos de Rusia, dada la historia de antisemitismo en Rusia, los líderes israelíes seguramente entienden que un grave deterioro de la relación de Moscú-Jerusalem podría perjudicar la situación de la relativamente pequeña población judía del país. Esto ofrece a Israel una razón más para mantener buenas relaciones con el Kremlin.
La política exterior de Israel en relación con la crisis de Ucrania refleja el deseo de Jerusalem de evitar alienar a Putin. Después que Rusia anexó Crimea, Israel se abstuvo en la votación de una resolución de Naciones Unidas que condenaba las acciones de Rusia – que hablando de la ONU en realidad equivale a votar en contra. Posteriormente, el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, emitió la más blanda de las declaraciones, diciendo que “nuestra posición básica es que esperamos que Rusia y Ucrania encuentren una manera lo más rápido posible para normalizar las relaciones, y encuentren una vía a las conversaciones, y resuelvan todos los problemas pacíficamente”.
El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado señalando que estaba “sorprendido que Israel no se uniera a la gran mayoría de los países que se comprometieron a apoyar la integridad territorial de Ucrania en la ONU”. A pesar de la crítica norteamericana, poco después Israel también aceptó la instalación de una línea de comunicaciones cifradas especiales entre Netanyahu y las oficinas de Putin. Dada la fuerte oposición de Estados Unidos a la decisión de Putin en Crimea, la predisposición de Israel para desafiar a su aliado más cercano indica el grado en que los dirigentes israelíes tratan de mantener una buena relación con Putin.
Con el oso ruso ahora firmemente acomodado en su frontera norte, se espera que los líderes de Israel continuarán prestando atención al hombre en el Kremlin.
Fuente: Ynet – Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México
https://www.enlacejudio.com/2016/01/15/putin-es-lo-mas-parecido-a-un-amigo-que-israel-ha-tenido-jamas-en-moscu/
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