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sábado 23 de noviembre de 2024

El gran democratizador

NAHUM BARNEA

Netanyahu puede sentarse más cómodamente que nunca. Sus opositores de dentro y de fuera no están por ningún lado, su posición parece segura, y su agenda es ininterrumpida. Así que ¿por qué sigue pareciendo tan inquieto?

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Una de las películas famosas de Sasha Baron Cohen se llama El Dictador. Su protagonista es el almirante general Haffaz Aladeen, presidente estilo Gaddafi de un país musulmán ficticio. En una de las escenas de la película Aladeen explica las virtudes de la dictadura a los americanos. Ellos piensan que se está burlando de Libia, pero en realidad se está burlando de ellos.

Imagine que América fuera una dictadura. Podría dejar que el uno por ciento de las personas tengan toda la riqueza de la nación. Podría ayudar a sus amigos ricos a hacerse más ricos reduciendo sus impuestos y rescatándolos cuando juegan y pierden. Podría ignorar las necesidades de los pobres para el cuidado de la salud y la educación”, dice el almirante general. “Sus medios parecerían libres, pero secretamente estarían controlados por una persona y su familia. Podría pinchar telefónos móviles, podría torturar prisioneros extranjeros, podría tener elecciones amañadas. Podría mentir sobre por qué ir a la guerra. Podría llenar sus cárceles con un grupo racial en particular y nadie se quejaría! Podría utilizar los medios de comunicación para asustar a la gente a apoyar políticas que están en contra de sus intereses. Sé que esto es difícil de imaginar para ustedes los estadounidenses, pero por favor inténtenlo”.

Taché la palabra “americanos” y volví a leer el texto. No, aún no estamos ahí, pero estamos en camino. Cada día nos acerca al destino. No es Graceland, no es Neverland, ciertamente no es Altneuland. Es Bibiland.

Un hombre de una vez en una generación

Los regímenes democráticos del mundo libre están actualmente en medio de una crisis de una magnitud que no se ha visto desde la Segunda Guerra Mundial. Las razones son claras: Una época estable, cómoda ha terminado, despejando el camino para la incertidumbre económica, social y política; los gobiernos no pueden manejar los retos de los nuevos tiempos y las demandas que los votantes están planteando. Terrorismo islámico; olas de inmigración del tercer mundo al primero; cambios demográficos; corrupción; el colapso de los viejos partidos políticos. Muchos anhelan alguien fuerte, autoritario, que libere al estado de los lazos que lo paralizan: Los límites de la ley, los reglamentos, la corrección política, la crítica entrometida de los medios de comunicación – alguien que esté por encima de la política. Un hombre de una vez en una generación.

EE.UU. no es inmune a estas expectativas. La popularidad de Donald Trump es la prueba. Los estados miembros de la Unión Europea, algunos democracias nuevas, ciertamente no son inmunes. El error antidemocrático trae el racismo del viejo estilo, el tipo que a Europa le gustaría olvidar, de regreso al centro de los debates públicos.

Netanyahu entró en esta época en un estado cómodo. Tal vez me equivoque, pero creo que se puede interpretar las cosas de esta manera: el terrorismo islámico mantiene los asuntos palestinos fuera de la mesa, y eso es bueno. Los estados árabes están ocupados luchando por sobrevivir, y eso también es bueno. Los gobiernos europeos se asustan al mismo tiempo de los musulmanes y del ascenso de la derecha anti-musulmana. Aparte de la ministra de Relaciones Exteriores de Suecia, los demás no tienen mucho interés en el conflicto entre Israel y Palestina. Eso es excelente.

Estados Unidos está ocupada con sus elecciones, y eso es bueno. Los candidatos de ambos partidos abrazan a Israel y su primer ministro, y eso es excelente. Dentro de dos a tres meses Obama se convertirá en un presidente pato cojo, junto con su secretario de Estado de Kerry. Eso es bueno.

El subsecretario de Defensa estadounidense Robert Work estuvo aquí esta semana. Se reunió con el ministro de Defensa Moshe Yaalon y sus técnicos, así como los altos mandos de las FDI. Las discusiones se centraron en preservar la ventaja cualitativa de Israel frente a Irán y el mundo árabe. Fueron discusiones técnicas. El memorando de entendimiento, el acuerdo que tiene por objeto determinar la ayuda que EE.UU. da a Israel en la próxima década, apenas se mencionó. El acuerdo de ayuda actual expira el próximo mes, por lo que fue ampliamente discutido antes y después de la visita de Netanyahu a Washington. Netanyahu quería añadir los cientos de millones de dólares que Israel recibe para proyectos especiales tales como los sistemas de defensa antimisiles Cúpula de Hierro y Arrow a los $ 3,100,000,000 del paquete de ayuda permanente. Obama aceptó.

Y ahora, Netanyahu no tiene ninguna prisa. Podría querer que el acuerdo estuviera finalizado durante otra visita suya a Washington, a la conferencia anual de AIPAC, el 20 de marzo;  es posible que crea que el paquete de ayuda se puede incrementar aún más. En su cuarto mandato como primer ministro, Netanyahu no ve la necesidad de explicar sus decisiones al público. Igual que Putin, está abierto a la interpretación.

Hablando del paquete de ayuda, hay otra historia – ambas relacionadas y no relacionadas. Politico es un sitio de noticias estadounidense de alta calificación. Recientemente, se publicó un perfil de Denis McDonough fascinante. Entre otras cosas, la historia dice que en 2013, inmediatamente después que el Congreso aprobara un paquete de ayuda especial a Israel para el desarrollo del sistema Cúpula de Hierro, el entonces líder mayoritario del Senado Harry Reid (D-Nevada) recibió una llamada telefónica del magnate de casinos y mecenas de Netanyahu Sheldon Adelson. Adelson dijo que estaría dispuesto a dar un billón de dólares para el proyecto de la Cúpula de Hierro, con la condición de que la donación se diera a través del gobierno estadounidense. Reid entusiasmado llamó a Obama.

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Obama perdió su ingenio por un momento. “¡¿Qué?!” le gritó a la senadora. Cuando se calmó, propuso que Reid llamara a Adelson, le diera las gracias, y explicara que la financiación privada de armas crearía un precedente poco saludable. La idea murió. Politico no mencionó si Adelson contactó con el gobierno de Israel directamente con su generosa oferta. 

De la condena al abrazo 

Netanyahu tiene otras muchas razones para sentirse cómodo. Los actos terroristas diarios en Israel y Cisjordania se ven como un problema del gobierno. La Unión Sionista ni siquiera ha intentado iniciar una campaña acusando al gobierno de dejar de lado el problema. Se puede interpretar de otra manera. Un juego interesante se ha creado aquí, entre Netanyahu y ​​el presidente palestino, Mahmoud Abbas. Los ataques terroristas del lobo solitario permiten a Abbas afirmar que las cosas suceden, y el conflicto está en la agenda. No tiene que partirse la Autoridad Palestina o peticionar ante organismos internacionales. Por otra parte, se puede decir que está frustrando los esfuerzos de Hamas para perpetrar ataques a gran escala. Cada discurso que Netanyahu da, acusándolo de ser responsable de los acontecimientos, ayuda a Abbas con su público.

Netanyahu también puede ver el vaso medio lleno. El público israelí se está inclinando hacia la derecha, lo cual es bueno hasta cierto punto. Las preocupaciones de seguridad quitan peso de otros temas; fortalecen la lealtad de los miembros de la coalición de gobierno y silencian su amargura; las idas y venidas en las ciudades israelíes no han disminuido sustancialmente, y el efecto sobre la economía es menor. Se puede convivir con él.

El estado de la política interna es aún más cómodo. Netanyahu no tiene rivales en el horizonte, está compitiendo contra sí mismo. El público puede estar a favor o en contra de Netanyahu, pero no tiene la opción de apoyar a otra persona.

Los lectores pueden preguntar: Si las cosas son tan cómodas, ¿por qué no se relaja Netanyahu, ¿por qué va de un evento a otro, de foto en foto, de la condena al abrazo – ¿por qué sigue cultivando su culto a la personalidad y fomenta pasos antidemocráticos? La respuesta es que la utopía no borra necesariamente la paranoia, no con Netanyahu y no con otros políticos.

Se ha reunido con todo el mundo, y luchó contra todo el mundo, y se conectó con todo el mundo, y puso a todo el mundo a secar. En el camino, se volvió cínico. Según todos los indicios, insistió en elecciones ficticias para la dirección del partido Likud no porque estuviera asustado de sus oponentes, sino porque quería recaudar millones de donantes extranjeros. No es el único: Naftali Bennett (Bait Yehudi) hizo lo mismo en su partido, y terminó pagando una multa. Todo está calculado, todo cínico. Todo basado en la suposición de que todo lo que no funcionó ayer funcionará mañana. Como dice el viejo poema de Zeev Jabotinsky: “Dios, tú nos has elegido para gobernar”.

Fuente: Ynet Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2016/01/17/el-gran-democratizador/

Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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