PILAR RAHOLA
En estos días en que se paró el mundo en Catalunya, poco tiempo hubo para asuntos menos inmediatos aunque importantes.
Por ejemplo, el disparate que aprobó el claustro de la Universidad Autónoma, y que le otorgó el patético honor de ser la “primera” universidad peninsular en declarar el boicot a las universidades israelíes.
Es decir, en aprobar una declaración racista, que estigmatiza a las personas por su origen y que llega al delirio de pedir el boicot a la ciencia.
Por supuesto, detrás está una entidad que practica un antisemitismo primario y que ya enseñó su patita racista cuando intentó el boicot al cantante norteamericano Matisyahu por ser judío y no pronunciarse contra Israel.
Estos mismos nunca pedirían el boicot a universidades turcas, si no se declaran a favor de los kurdos, o a cualquier universidad del golfo, por formar parte de tiranías misóginas y despóticas.
Es lo que tiene el antisemitismo en todas sus ramas, izquierdas, derechas, islamistas, ultracatólicas…, que siempre confluye en un mismo lugar: el odio a los judíos, eficazmente disfrazado de odio a los israelíes.
En el caso de la Autónoma, el hecho de que se aprobara con la presencia de menos de la mitad con derecho a voto -y con voto secreto-, y que no sea una decisión vinculante –depende del equipo de gobierno-, permite imaginar que esta barbaridad no se efectuará y la Autónoma saldrá de esta repugnante foto-fix racista.
Una foto-fix que alimenta la incitación al odio. Pero en estos tiempos, el buen sentido no siempre impera.
Y así, de la mano de la extrema izquierda antisemita, la Autónoma podría poseer el indeseable honor de boicotear a todo un pueblo, a su ciencia e investigación y al mundo de la cultura.
Y por el camino, actuar como una entidad racista cualquiera. Que una universidad catalana aparezca en los listados de la vergüenza –la Liga Antidifamación Americana tomará buena nota-, es una vergüenza para todos.
En paralelo, los avances de las universidades israelíes no paran.
Por poner solo el ejemplo de los mismos días del boicot, estas fueran las noticias: científicos israelíes descifran el enigma del plutonio, cuyo origen estaría en las colisiones estelares; la Universidad Monte Scopus ha conseguido un gran avance en la destrucción de células infectadas por el VIH; el equipo dirigido por Udi Qimron de la Universidad de Tel Aviv ha descubierto la clave para la lucha contra la resistencia a los antibióticos; científicos del Weizmann estudian el uso de células madre embrionarias para reparar el tejido pulmonar dañado por la fibrosis quística, el enfisema y otras enfermedades pulmonares…
Podría continuar y la suma nos llevaría a lo mismo: la ciencia y el conocimiento.
Contra esto pide el boicot una universidad catalana. A partir de ahora ¿sus universidades de referencia serán las de Qatar, Yemen, Arabia Saudita?
Sería patético, si no fuera malvado.
Fuente: La Vanguardia – Silvia Schnessel para Enlace Judío México
Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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