¿Acaso los antecedentes traumáticos y las identidades secretas de los personajes de cómics reflejan el carácter judío de sus autores?
ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En un día de 1933, mientras limpiaba su oficina, Charlie Gaines tuvo la idea de publicar una revista que integraría todos los cómics que aparecían en los diarios. Un año más tarde Gaines – judío nacido en Maxwell Ginsburg – publicó el primer cómic llamado “Famous Funnies”. El éxito fue inmediato.
En pocos años, la iniciativa de Gaines dio lugar a una industria floreciente, y a mediados de la década de 1930 se editaban más y más cómics. Los protagonistas del género eran superhéroes que luchaban para liberar al mundo del mal. En el fondo se encontraban los inmigrantes, en su mayoría judíos – tanto editores como creadores, escritores e ilustradores que se encargaban de los aspectos creativos de esta industria. Consciente o inconscientemente, filtraron el carácter judío en los personajes, las tramas y los mundos ilustrados.
De hecho, casi todos los grandes superhéroes fueron creados por judíos: Jerry Siegel y Joe (Joseph) Shuster crearon a Supermán, Joe Simon y Jack Kirby (Jacob Kurtzberg) diseñaron al Capitán América, Bob Kane (Robert Kahn) y Bill Finger inventaron a Batman, mientras que Kirby, junto con Stan Lee (Stanley Martin Lieber) crearon una línea impresionante de héroes como Spider-Man, Hulk, los Cuatro Fantásticos, Ironman, los X-Men, Thor y Los Vengadores.
¿Cómo es que los judíos desempeñaron un papel tan prominente en las industrias del cine y los cómics?
“No creo que esto esté relacionado con habilidades especiales o talentos en estas áreas, sino con el antisemitismo abierto y latente en Estados Unidos de esa época,” señaló el Dr. Ben Baruch Blich, profesor en el departamento de historia y teoría de la Academia Bezalel de Artes.” Los judíos no tenían otra opción, ya que los diarios americanos no aceptaban sus ilustraciones o cómics. Por ejemplo, Siegel y Shuster no lograron encontrar trabajo en las redes principales de cómics y optaron por unirse a Gaines. Lo mismo puede decirse del cine. Estas restricciones obligaron a los judíos a desarrollar un nuevo enfoque.”
El escritor de cómics Arie Kaplan, quien escribió el libro “De Cracovia a Krypton: los judíos y los cómics”, explica que a diferencia de la industria de la publicidad, en la industria del cómic no había antisemitismo ya que muchos de los editores eran judíos, y no se requerían títulos académicos caros.
Danny Fingeroth, escritor estadounidense de cómics y ex editor de Marvel Comics, quien escribió “El disfraz de Clark Kent: Judíos, cómics y la creación del superhéroe”, sugiere que el éxito de los judíos en la industria de la narración se debe a la tradición de contar historias, el análisis del Talmud y el hecho de ser hijos de inmigrantes judíos. Algunos incluso analizaron la historia y los mitos que alimentan la imaginación de los estadounidenses y cómo reflejar esa imagen en las historias que tenían un atractivo universal.
El Superman de Shuster y Siegel fue creado en 1938 y publicado por Gaines. En la última década los aficionados del cómic se preguntan si el propio Superman es judío, y si él y superhéroes posteriores fueron creados para satisfacer el deseo oculto de una victoria decisiva sobre la Alemania nazi. Sorprendentemente, al leer la historia del superhéroe uno se encuentra con varios elementos que se derivan de la cultura judía. El nombre de Kal-El, por ejemplo, suena como un nombre hebreo que podría significar todo el D-os o la voz de D-os.
El rabino Simcha Weinstein, autor de “Up Up y Oy Vey”, que trata de judíos y los cómics en Estados Unidos, coincide con la idea de que los elementos judíos en la historia de Superman se derivan de la identidad de sus creadores. “Todos ellos celebraron su bar mitzvah y asistieron a la sinagoga. Pienso lo natural que es que Superman tiene este paralelo con Moisés. Los autores probablemente tenían un Seder de Pesaj frente a ellos, y escribieron sobre lo que sabían al respecto. Resulta lógico que Superman sea tan parecido a Moisés, ya que el profeta judío tenía una doble vida – fue criado en una cultura extranjera, una tierra extranjera. De bebé, fue enviado por el río en una cesta. Tuvo una doble identidad y era la voz de D-os. La historia de Kal-El es la historia de Moisés, explica Weinstein.
Blich menciona una posible fuente de inspiración – la leyenda judía del Golem de Praga que data del siglo 16. El Golem,considerado un superhéroe antes de que el término fuese acuñado, según la leyenda del Maharal de Praga, fue enviado por el rabino Yehuda Levai (Loew) a aterrorizar a los que difunden libelos de sangre contra los judíos.
“Will Eisner [uno de los mejores caricaturistas de Estados Unidos] añadió que el Golem fue percibido en la década de 1930 como un personaje mitológico, un superhéroe temprano”, dice Blich. “Los autores de cómics eran obviamente seculares, pero la historia del Golem está impresa en los genes judíos en busca de la salvación. Existen varias concepciones de Superman como héroe mitológico, una realización moderna de la mitología antigua, un héroe con poderes sobrenaturales capaz de salvar a la civilización de las fuerzas de la naturaleza o de los males de la sociedad humana.”
El debate en torno a la judeidad de Superman nunca fue resuelto, ya que muchos otros vieron en sus elementos caracteres tomados del cristianismo y lo identificaron con Jesús. Cabe mencionar, sin embargo, que el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels pasó por alto todos los largos argumentos en torno a este tema y en 1940 declaró que Superman era judío. Esto sucedió después de que uno de los cómics de ese año relataba la historia del superhéroe que destruye la línea de defensa militar de Alemania en su frontera con Francia, y posteriormente captura al Fuhrer. “Superman es judío”, declaró Goebbels y prohibió el cómics.
El Capitán América – creado por Judíos – también se dispuso a luchar contra los nazis en la primera edición que se publicó en marzo de 1941, complementando a Superman. La portada del primer ejemplar, que salió a la luz seis meses antes del ataque a Pearl Harbor, muestra la derrota de Hitler.
¿Acaso es una casualidad que los judíos hayan creado a estos superhéroes? ¿Hay algo judío en todo el concepto?
Fingeroth: “Creo que la idea de un ser que ejerce un gran poder con sabiduría y justicia sería muy atractivo para un pueblo que fue víctima de poderes brutales e injustos. En retrospectiva, podemos ver contenido codificado y encubierto que podría interpretarse como judío en las historias de los superhéroes. Por ejemplo, los orígenes de Superman, Batman y Spider-Man hablan de una pérdida repentina, traumática y violenta – que podría hacer eco de la pérdida de estabilidad experimentada por los judíos europeos.
“Las historias de superhéroes hablan del poder ejercido con prudencia, así como de la pérdida traumática. Estos son los temas más importantes, al igual que la doble identidad que forma parte de todos los inmigrantes. Pero es especialmente atractivo para los judíos que, en esa época, sentían que podían tener éxito en los Estados Unidos si escondían sus identidades. Uno podía hablar idish en casa, siendo éste el idioma de los embarazosos padres y abuelos inmigrantes, y el inglés se hablaba en público a fin de adaptarse al medio. Pero, ¿cuál es el verdadero yo? De la misma manera que Superman se disfraza se Clark Kent a fin de adaptarse a la sociedad, los judíos cambian sus nombres o “arreglan” sus narices para asimilarse“
Los judíos salen de los confines de los cómics
Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria del cómic comenzó a introducir nuevos contenidos, apelando a un nuevo público, los judíos aún desempeñaban un papel clave. Mad Magazine, fundada en 1952 y hasta la fecha la revista de cómics más famosa e influyente, fue creada por dos judíos: William Gaines (hijo de Charlie Gaines) y Harvey Kurtzman.
Arie Kaplan, autor de cómics, dice que mientras investigaba sobre judíos y los cómics, descubrió que la revista Mad había estado utilizando frases en idish durante años. De hecho, la primera historia de su primer número, escrita por Kurtzman e ilustrada por Will Elder trata de dos ladrones judíos. La historia lleva el nombre de “Ganefs” (ladrones en idish), un relato humorística sobre dos ladrones de bancos.
Eisner es considerado uno de los artistas más respetados en el medio y uno de los mayores contribuyentes a su avance. La industria del cómic americano tiene un Premio Eisner, similar al Oscar en la industria cinematográfica. Eisner es considerado por muchos como el “padre de la novela ilustrada”, debido a las novelas publicadas a partir de finales de 1970, un género que él mismo hizo popular.
En contraste con el cómic de superhéroes, las novelas ilustradas de Eisner no ocultan sus aspectos judíos. Los escritores ya no sienten la necesidad de demostrar su patriotismo de una manera que silencia y oculta su identidad judía. En todas las historias que componen la primera novela ilustrada de Eisner titulada “Un Contrato con Dios” (1978), los protagonistas son judíos, al igual que en sus otras obras. En su último libro titulado “El Argumento: La historia secreta de los Protocolos de los Sabios de Sión”, Eisner utiliza el cómic para investigar la historia retorcida de ese infame tratado antisemita.
A través del tiempo, otros personajes judíos salieron del armario para formar parte de la corriente principal de la industria del cómic. Benjamín “Ben” Grimm, conocido como “The Thing (La Cosa) “, fue uno de los Cuatro Fantásticos, creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1961. Estos dos artistas judíos decidieron desde el principio que su protagonista sería judío, dándole un nombre que lo expone. La ley no escrita que prohibía mencionar la religión de personajes de cómics (como en otros medios de entretenimiento) les impidió mencionar expresamente este hecho. Sólo después de cuatro décadas la identidad judía de The Thing fue expuesta de forma inequívoca.
Otros personajes judíos prominentes en los cómics americanos fueron Kitty Pryde, un mutante judío con poderes sobrenaturales, que apareció en 1980 en la serie X-Men. Un año más tarde resultó que Magento, un mutante con poderes sobrenaturales y el principal enemigo de los X-Men, es sobreviviente del Holocausto. La Batwoman Kathy Kane también se ha unido a la lista de superhéroes judíos de la última década.
El novelista Michael Chabon también se encuentra en la lista de honor por su novela “Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay”, que narra la historia de dos jóvenes judíos que emigran a Estados Unidos sin dinero y logran convertirse en artistas prominentes en la industria del cómic americano.
Art Spiegelman escribió la novela ilustrada “Maus” hace 30 años. Muchas personas la ven como uno de los mayores logros en el mundo del cómic. “Maus” es una historia personal que expone temas históricos difíciles y sensibles como el Holocausto, en forma de cómics sorprendentemente comunicativa.
En 1992, “Maus” fue la primera tira cómica en ganar el prestigioso Premio Pulitzer. Debido al papel central que desempeñaron los judíos en el comienzo de la industria del cómic americano, es simbólico que una obra de un escritor judío que trata de la identidad judía y del alto precio que pagaron los judíos en los años treinta y cuarenta en Europa – en los cuales la industria del cómic americano daba sus primeros pasos – fue la que logró romper los confines del médium, obteniendo una aplastante admiración fuera de la industria.
Fuente: Haaretz / Nirit Anderman
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