Desafiando las sanciones estadounidenses

Mahan Air transporta armas y personal de Teherán a Siria gracias a una falta de influencia de Estados Unidos.

EMANUELE OTTOLENGHI

Mahan Air es una aerolínea de pasajeros iraní que resulta ser la favorita del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica del país. El CGRI usa aviones de Mahan para transportar armas y personal para ayudar al régimen sirio. Eso según el gobierno de Estados Unidos, que se ha comprometido repetidamente a varar a la aerolínea. Pero Mahan continúa volando los cielos amistosos del Medio Oriente e incluso está expandiendo sus operaciones.

De todas las entidades iraníes aún bajo sanciones estadounidenses, Mahan es posiblemente la más significativa. El Tesoro de Estados Unidos la sancionó en octubre del 2011 por “proporcionar apoyo financiero, material y tecnológico a la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (FQ-CGRI)” y por proporcionar servicios de transporte al satélite terrorista libanés de Irán, Hezbolá. En octubre del 2012, el Tesoro puso en la lista negra a 117 aviones comerciales iraníes, incluida toda la aviación de Mahan, porque “Irán usó vuelos de Irán Air y Mahan Air entre Teherán y Damasco para enviar equipo militar y de control de multitudes al régimen sirio.”

La República Islámica continuó dependiendo de la aviación civil para abastecer al régimen de Assad durante las conversaciones que llevaron al acuerdo nuclear del año pasado. Un informe de Inteligencia occidental filtrado a Reuters en el 2012 confirmó que Mahan estaba en el centro del puente aéreo del CGRI al régimen de Assad. Así lo ha hecho un panel de Naciones Unidas a cargo de monitorear la implementación de las sanciones internacionales contra Irán.

El Tesoro en el 2012 planteó inquietudes sobre las violaciones a las leyes de la aviación civil por parte de Mahan, incluyendo el uso de “una combinación de vuelos de pasajeros y de carga, así como declarar carga ilícita como humanitaria y otros bienes lícitos.” A casi cinco años de la guerra civil de Siria, Mahan continúa ofreciendo apoyo logístico firme al CGRI. A fines de julio, el comandante Qasem Soleimani de la Fuerza Quds voló a Moscú para enrolar el apoyo ruso a una contraofensiva para salvar el corredor del régimen sirio desde la capital, Damasco, Latakia y Tartous, las dos ciudades portuarias del Mediterráneo que albergan bases navales de Moscú.

Poco después aumentaron los vuelos de Mahan a Siria. Desde agosto, mi propio rastreo de vuelos contó casi diariamente vuelos desde Teherán a Damasco o Latakia. Los vuelos de Mahan con destino a Siria se han detenido ocasionalmente en Bagdad, muy recientemente el 9 de enero, a pesar de súplicas por parte del gobierno de Obama para que el gobierno iraquí cierre su espacio aéreo a los envíos de armas iraníes a Siria. Estos vuelos no están en la agenda regular de Mahan. Los boletos para las rutas Teherán-Damasco no están disponibles para la venta en forma rutinaria. Los vuelos tampoco aparecen publicados en los programas de aeropuertos.

La información de rastreo disponible para el público muestra a los mismos aviones de Mahan volando a destinos comerciales al cabo de horas de su retorno desde Damasco. Una aerolínea que, según el Tesoro de E.E.U.U., envía armas del CGRI a Siria vuela también a estados del Golfo Arábigo que se oponen supuestamente al expansionismo iraní. En vez de reducirse debido al rol de la aerolínea en la guerra civil siria, la red de rutas internacionales de Mahan está expandiéndose. Ya presentó tres vuelos a Rusia el verano pasado y planea sumar nuevas rutas a Europa cuando sean levantadas las sanciones europeas contra Irán.

Después del acuerdo nuclear del verano pasado con Teherán, el gobierno de Obama mantuvo bajo sanciones a Mahan. En testimonio ante el Senado poco después de que fuera firmado el acuerdo, el Subsecretario en Ejercicio del Tesoro para Inteligencia de Terrorismo y Financiero, Adam Szubin, advirtió que no obstante el acuerdo, “un banco extranjero que conduce o facilita una transacción financiera importante con Mahan  Air de Irán… se arriesgará a perder su acceso al sistema financiero de Estados Unidos.”

Estas fueron palabras vacías. Si la administración fuera seria, Mahan estaría ahora varada. En su lugar, sus rutas internacionales se están expandiendo. Peor aún, el 16 de enero, la Casa Blanca acordó levantar una alerta roja a la  Interpol contra el ejecutivo y gerente principal de Mahan, quien el Tesoro de E.E.U.U. dijo era responsable por las operaciones de evasión de las sanciones por parte de la aerolínea. Tal medida puede tener pocas consecuencias en los papeles, pero hará más fácil la vida de Mahan, no más difícil, como fue el propósito original de las sanciones.

El hecho de que Mahan pueda llevar volando al CGRI a Damasco y, al día siguiente, utilice los mismos aviones para aterrizar en Milán, Múnich o Estocolmo, dice mucho de la falta de influencia estadounidense para ejecutar las sanciones. Sólo Arabia Saudita y Bahrein han detenido hasta ahora los vuelos hacia y desde Irán. La medida drástica llegó en respuesta al saqueo de la embajada saudí en Teherán y su consulado en Mashhad el mes pasado y no tuvo nada que ver con aplicar las sanciones estadounidenses contra el rol de Mahan Air en Siria.

Para restaurar la credibilidad, el Tesoro debe tomar acciones inmediatas contra esas instituciones financieras que hacen transacciones en nombre de Mahan en Asia, Europa y el Golfo, y debe imponer duras multas a las empresas de servicio en tierras europeas y asiáticas que están trabajando con la empresa. Para pagar por tales servicios, Mahan necesita, y probablemente recibe, acceso a servicios financieros en los países en los cuales vuela. Los servicios terrestres que contrata son indispensables para las operaciones de Mahan. La aerolínea estaría obligada a cancelar rutas si tales servicios ya no estuvieran disponibles.

*Emanuele Ottolenghi es un miembro principal en la Fundación para la Defensa de las Democracias con sede en Washington, y su Centro sobre Sanciones y Finanzas Ilícitas.

Fuente: The Wall Street Journal

 Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México