El primer mes del año quedó atrás y así lo está la estación para las predicciones. Pero si hay algo de lo que podemos estar seguros a medida que transcurre el año, es de esto: 2016 será el año de los islamistas.
LEE HABEEB Y MIKE LEVEN
El informe anual del Departamento de Estado sobre terrorismo reveló que el número de personas muertas por ataques terroristas aumentó en un 80%, a cerca de 33,000, en el 2014. Las cosas no fueron mejor en el 2015.
Este será el año de los islámicos porque ellos no están enfrentando a ninguna fuerza rival. Ningún oponente con la voluntad de combatirlos a ellos — o a sus ideas. Y no son sólo las personas del Medio Oriente y África quienes sufrirán este año por los islámicos. Lo harán los europeos y estadounidenses.
Sucedió a fin del año pasado en San Bernardino. Y el mes anterior en París, cuando islámicos radicales tomaron como blanco a los creativos en Charlie Hebdo y a los patrones y empleados en un supermercado kosher cercano.
Estos no fueron asesinatos en masa espectaculares de la variedad del 11/S, pero fueron, en cierta forma, peores — porque fueron llevados a cabo por lobos solitarios islámicos, parte de una red perdida de asesinos internacionales que no reportan a nadie.
El mundo occidental está en el límite porque estos monstruos no conocen lealtad a nada más que a su rama del Islam. Y debido a que estos monstruos están dispuestos a cometer sus crímenes de cerca y personalmente, no haciendo volar aviones dentro de edificios sino convirtiendo los placeres más comunes de la vida — comer en un restaurant, asistir a un concierto, celebrar una fiesta de Navidad de la oficina — en pesadillas macabras. Estos monstruos quieren robar la vida de nuestras vidas antes de tomar la propia.
Ningún país comprende estas amenazas mejor que Israel. El año pasado fue uno espantoso para su pueblo, cuando los islamistas llevaron sus ataques a un nivel grotesco sin rival, eligiendo el cuchillo como su arma de elección. Ellos están apuñalando a muerte a israelíes inocentes. Uno por uno. Corte por corte sin piedad.
“Dos judíos israelíes apuñalados fatalmente por palestinos en Jerusalem,” decía un titular del New York Times informando sobre el último en una precipitación de ataques con puñal. Ocurrió en diciembre del 2015 cerca de la entrada a la Ciudad Vieja de Jerusalem, que contiene importantes sitios santos cristianos, judíos y musulmanes. Un tercer civil israelí resultó muerto accidentalmente por disparos de la policía. Una de las víctimas del apuñalamiento era un padre de siete hijos de 45 años de edad.
Los funcionarios palestinos y grupos de derechos humanos perdieron poco tiempo en acusar a las fuerzas de seguridad israelíes de utilizar fuerza excesiva contra los atacantes palestinos, y menos tiempo en culpar al mismo gobierno israelí como la verdadera causa de malestar en el área. Pero estas afirmaciones están perdiendo su fuerza moral.
Apenas días después de la masacre de Charlie Hebdo, Chuck Todd de Meet the Press de NBC preguntó al jefe de redacción de Charlie Hebdo, Gerard Biard, qué rol podrían haber desempeñado los caricaturistas en sus propias muertes. Fue una pregunta indirecta, pero Todd obtuvo una respuesta directa.
“Debemos dejar de confundir a los asesinos y a las víctimas,” dijo Biard.
Todd entonces explicó la decisión de NBC de no mostrar la tapa de la revista. Biard contraatacó a las NBC’s del mundo. “Cuando ustedes se rehúsan a publicar esta caricatura, cuando ustedes la borronean, ustedes borronean la democracia, el laicismo, la libertad de consciencia, e insultan a la ciudadanía.”
Mientras los periodistas y líderes intelectuales de Estados Unidos se estaban acobardando ante los islámicos, el Presidente Obama hizo su máximo esfuerzo por montarse al cerco moral, denunciando los actos de terror pero culpando también indirectamente a la gente de Europa por los ataques. “Europa debe hacer más para integrar mejor a sus comunidades musulmanas”, enseñó el Presidente a Francia en la estela de su dolor. Pobreza y racismo fueron integrados dentro de la narrativa de los medios de comunicación por los sospechosos de siempre, pero esas afirmaciones también cayeron de plano.
Después del 11/S, un pequeño grupo de izquierdistas anti-estadounidenses denunció los ataques e hizo la afirmación simultánea de que nosotros habíamos atraído los ataques en nuestra contra — que, como gritó el pastor del Presidente Obama en Chicago desde el púlpito no mucho tiempo después de esa masacre, “los pollos habían venido a casa al gallinero.”
Pero nadie — ni siquiera el Pastor Jeremiah Wright — puede afirmar que los ataques de San Bernardino fueron un subproducto de la política exterior de Estados Unidos. Los críticos del poder estadounidense no pueden culpar por los ataques de lobos solitarios islámicos en restaurantes y teatros en Francia el año pasado y a la masacre en Charlie Hebdo del año anterior, a las políticas de exterior o interna de Francia.
El problema es el Islam mismo. Y no sólo los islamistas.
Consideren la historia de Raif Badawi, el árabe saudí de 31 años de edad, escritor y creador del sitio web laico Liberales Saudíes Libres, quien fue condenado a 1,000 latigazos y 10 años en prisión por insultar al Islam. Badawi recibió su primera serie de latigazos después de los rezos del viernes fuera de una mezquita en Jeddah. Un video de YouTube capturó la golpiza, la cual fue observada por un gentío de varios cientos que aplaudieron, silbaron y gritaron “Allah Akbar” cuando terminaron los azotes.
Consideren lo que sucedió en Níger días después de los asesinatos de Charlie Hebdo. Cerca de una docena de personas resultaron muertas en protestas contra las caricaturas. La policía fue obligada a disparar gas lacrimógeno a muchedumbres de musulmanes airados que estaban prendiendo fuego a iglesias y saqueando negocios. Las turbas atacaron una estación de policía y prendieron fuego a los coches de policía.
Consideren lo que está sucediendo en la televisión en el Medio Oriente. El año pasado, el Wall Street Journal informó sobre el aumento de predicadores de televisión en Egipto y otras partes en la región, y sobre un popular jeque de la televisión en particular, Khaled Abdullah. Su cepa del Islam es una que escupe odio hacia las mujeres, cristianos, judíos, homosexuales, y estadounidenses. Un párrafo atrapó mis ojos:
“Los predicadores de televisión salafistas defienden opiniones restrictivas sobre las mujeres, despotricando contra las manifestantes femeninas e incluso asesorando a los públicos de lo que ellos ven como la forma islámicamente correcta para que un esposo golpee a su esposa”.
Y luego estuvo esto:
“Aún así, muchos espectadores de los predicadores televisivos son mujeres. En la mayoría de los hogares egipcios conservadores, las mujeres raramente dejan sus hogares y suman casi los dos tercios de los espectadores de televisión”.
Y consideren a Ayaan Hirsi Ali, quien contó una historia sobre su vida temprana en Mogadicio en una columna que escribió en el año 2010. Ella recordó ser aleccionada por su abuela acerca de cómo ser una niña musulmana adecuada. Cuando la niña de seis años preguntó a su abuela por qué normas tan estrictas no se aplicaban a su hermano, obtuvo un regaño. “¡Mahad es un hombre! ¡Tu desgracia es que naciste con una hendidura entre tus piernas. Y ahora, nosotros, la familia, debemos lidiar con esa realidad!”
Luego llegó la peor parte de la lección. La abuela de Ali señaló un pedazo de grasa de oveja en el suelo. Estaba cubierto de hormigas y moscas. “Eres como ese pedazo de grasa de oveja al sol”, dijo a su nieta. “Si transgredes, te advierto que los hombres no serán más misericordiosos contigo que esas moscas y hormigas con ese pedazo de grasa.”
Ustedes no escuchan suficiente sobre el hecho que demasiados musulmanes en el mundo están siendo obligados a elegir entre las versiones moderna y medieval de su propia religión.
Hay un problema profundo dentro del Islam, y no son sólo los islámicos. En una encuesta reciente de Pew Research, realizada entre poblaciones musulmanas de nueve países de mayoría musulmana, un promedio del 57% tiene una opinión poco favorable de al-Qaeda. El 13% tenía una opinión favorable. Y un 30% estaba en el límite.
Eso es un problema.
En Inglaterra y España, uno de cada cuatro musulmanes cree que los ataques suicidas a veces están justificados. Uno de cada tres cree lo mismo en Francia. Y ligeramente uno de cada diez lo cree en los Estados Unidos, informó Josh Gelernter en este sitio web. “Según un sondeo conducido por un profesor de Estudios Islámicos de Georgetown y un encuestador de Gallup, más de uno de cada tres musulmanes en el mundo cree que los ataques del 11/S estuvieron en cierta forma, en gran parte, o completamente justificados”, escribió él. Y el sondeo muestra que “casi uno de cada cuatro musulmanes ingleses cree que los ataques del 7/J en Londres en el 2005 estuvieron justificados” agregó Gelernter.
Éste será el año de los islámicos porque estas actitudes se están endureciendo dentro de partes del mundo islámico. Y la población islámica está creciendo en los mismos lugares donde estas actitudes culturales son más virulentas.
Mientras la población mundial está proyectada para crecer en un 35% en las próximas décadas, el número de musulmanes se espera que aumente en un 73%, de 1.6 mil millones en el año 2010 a 2.8 mil millones en el 2050. Más de un tercio de los musulmanes están concentrados en Africa y el Medio Oriente, las regiones que están proyectadas para tener los mayores incrementos de población. Y los musulmanes son también el más joven de todos los principales grupos religiosos, siete años más joven en promedio que la edad media de los no musulmanes.
Ese es un gran problema para el mundo. Una tormenta perfecta de clases, con los medios sociales agravando el problema.
Nadie conoce mejor todo esto que el pueblo de Israel. La vida siempre ha sido tenue para los judíos, con o sin un estado judío. Saul Bellow escribió sobre este tema:
“Lo que sí sabes es que hay un hecho de la vida judía que no cambiado por la creación de un estado judío: no puedes dar por sentado tu derecho a la vida. Otros pueden, tú no. Los judíos, debido a que son judíos, nunca han podido tomar el derecho a vivir como un derecho natural”.
En 1988, Hamás publicó su Pacto de la Resistencia Islámica. Revela mucho acerca de la naturaleza de las amenazas que enfrenta Israel. Aquí hay tan sólo un pasaje:
“El Movimiento de Resistencia Islámica aspira a la realización de la promesa de Ala, sin importar cuanto tiempo deba llevar. El Profeta, Alá lo bendiga y le conceda la salvación, ha dicho: “El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan a los judíos. Cuando el judío se oculte detrás de piedras y árboles, Las piedras y árboles dirán Oh musulmanes, oh Abdullah, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo. Sólo el árbol Gharkad, no haría eso porque es uno de los árboles de los judíos.”
Todo lo que tenemos que hacer nosotros en el Occidente es reemplazar la palabra “judíos” en ese pasaje y pensar en nosotros mismos en su lugar. Piensen en aquellos de nosotros, como nuestros hermanos y hermanas en Israel, quienes estiman la libertad de religión, libertad de expresión y tolerancia mutua. Y piensen en el Estado de Israel, y las amenazas que ha enfrentado de las culturas islámicas desde su fundación por el delito de ser Israel.
Los islamistas están viniendo tras todos nosotros. Y viniendo tras nosotros por ser quienes somos. En este año de los islamistas, en esto podemos concordar todos: Je suis Israel.
Ahora todos somos Israel.
*Lee Habeeb es el vicepresidente de contenidos de Salem Radio Network. Mike Leven es el presidente y CEO de Georgia Aquarium.
Fuente: National Review
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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