ISIDORO HAMUI
Ayer, miércoles 17 de febrero, la película “Son of Saul”, nominada como mejor película extranjera a los Óscares, fue proyectada como premiere exclusiva, a los donadores más importantes del Festival Internacional de Cine Judío en México (FICJM).
Una película inolvidable, que no puede simplemente guardarse en el subconsciente, muestra la frustración de los actores de la Solución Final. Nos queda la imagen de Saúl, que porta el uniforme del campo con una X pintada de color rojo en la espalda mientras hace su trabajo con una actitud fría desgarradora: llevar a cientos de personas directamente del tren a un pseudo-baño que prometen los oficiales de la SS, que realmente son cámaras de gas.
Muchas películas se han hecho sobre los genocidios, me atreveré a decir que un gran porcentaje de ellas son acerca de las atrocidades que ocurrieron en Europa durante la Segunda Guerra Mundial; sin embargo es difícil encontrar alguna que pueda innovar, ya sea en su contenido o en la forma de mostrarlo.
La película Húngara “El hijo de Saúl – Saul Fia” es la excepción del 2015; nos relata el episodio más oscuro de la guerra: “La solución final a la cuestión judía” o Endlösung der Judenfrage en Alemán.
La reconocida Solución Final incluía el asesinato sistemático y perfectamente planeado de millones de personas de diferentes religiones, orientaciones sexuales, posturas políticas. Incluso la complexión física era un factor que definía el tiempo que podrías sobrevivir en el campo. Los Sonderkommando eran hombres fuertes y con corazón de piedra, presos del campo con la responsabilidad de recoger las pertenencias que dejaban las víctimas antes de entrar a “tomar un baño” que les había preparado la SS, minutos después el Zyklon B aniquilaría a cientos de personas simultáneamente.
Esta ópera prima de László Nemes donde las plano secuencias, close ups y juegos de planos nos envuelve en la história de Saul Auslander, que al entrar a las “regaderas” a sacar los cuerpos para llevarlos al crematorio, encuentra el cuerpo moribundo de un niño que le toca el corazón. Su corazón de piedra se rompe cuando decide encontrar la forma de enterrarlo según las tradiciones judías.
La película va subiendo el ritmo cardiaco del espectador cuando Saúl comienza a buscar a un Rabino para que lo ayude a enterrar a este niño, que trata como su hijo.
Ganadora del Grand Prix de Cannes y nominada como mejor película extranjera en los Oscares, Hijo de Saúl es una obra de arte, difícil de ver y aún mas difícil de olvidar.
El autor de la nota es Director del Festival Internacional de Cine Judío
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