LA MEIDELE
Como todo en la vida, las paisanas tenemos nuestros propios rituales cuando estamos embarazadas, muy únicos de los judíos de la ciudad de México.
Al igual que todos los eventos importantes, hoy en día todos los paisanos anuncian que están embarazados obviamente por Facebook. Hasta ya podríamos hacer un concurso: ¿Quién fue la futura mamá más creativa con su foto de Facebook en la tanda de bebés 2015? ¿Será la del perrito (que se compraron cuando todavía no se querían embarazar) con un cartel anunciando la llegada de su nuevo mejor amigo? ¿O la de unas huellitas de bebé de colores, pintadas en la apenas embarazada panza de la futura mamá? ¿O la de unos Converse de papá, unos de mamá y unos de bebé?
La competencia se pone dura, acuérdense que estas chavitas mamás (ya que nos embarazamos bien chiquitas) ya tienen experiencia con esto de los anuncios en Facebook, pues hace solo unos años subieron su “Save the Date”.
Después de anunciarle al mundo que están embarazados, la pareja de casados busca entre su grupo de amigos a otros futuros papás y empiezan a hacer todos los planes juntos, pues están en lo mismo ¿ya sabes? Durante los 9 meses de embarazo las mamás to be deben ser testigos de cientos de bobes, tías e idishe mames que regañan a sus hijas por no estar embarazadas como tú. Y acuérdense que la gente no se cansa de bombardear con preguntas (pues somos paisanos): ¿Niño o niña?, ¿Le van a poner como tu zeide que en paz descanse o como el papá de tu esposo shami?, ¿Y ya saben a qué escuela lo van a meter?, ¿Va a ser cesárea o natural?, ¿Lo vas a amamantar o fórmula?. Nada a lo que no nos han acostumbrado toda la vida.
Después de unos meses de embarazo viene la gran discusión: ¿Vamos a saber el sexo del bebé?. La verdad es que los paisanos casi nunca podemos aguantar la sorpresa, pero obviamente tenemos una manera peculiar de enterarnos y avisarles a nuestras familias si vamos a tener niño o niña. El ritual consiste en pedirle al ginecólogo que apunte en un papelito en un sobre cerrado el sexo del bebé, posteriormente este sobre se lo llevan a una pastelería (Glatt Kosher) para que hagan un pastel con relleno rosa o azul. De ahí se hace un “cafecito” (de esos en dónde hay más comida que en una cena de Rosh Hashaná) y todos juntos parten el pastel para compartir la sorpresa.
A las paisanas nos encanta tomar clases de todo y el embarazo parece potencializar este amor por la academia informal. Que clases de yoga para embarazadas, que psicoprofiláctico, que desarrollo pre-natal, que yo que sé qué; eso sí, a todas las clases vamos juntas; hasta ya sabemos con los bebés de quien queremos que nuestros hijos se lleven de grandes.
Otra cuestión que nos vuelve locas a las paisanas es el shopping, y estar embarazada incluye un buen de shopping, incluso muchas paisanas se van de “ajuar” o “tis” para sus bebecitos. Y agárrense que si de por sí sacamos los JAP (Jewish American Princess) cuando vamos de compras, las hormonas de embarazadas potencializan todo.
Finalmente, las paisanas traemos lo idishe mame en la sangre, así que después de todo cuando nace el bebé (ya sea en la ciudad de México, San Diego o Miami, para que sea gringo el chamaco) nuestro instinto maternal llega de forma natural. Después del parto las nuevas mamás, como buenas paisanas, se la van a pasar dándoles consejos hasta el cansancio a las nuevas embarazadas.
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