Una mujer de 81 años, a quien le piden cambiar de asiento en un vuelo, demanda a El Al por sexismo

A Renée Rabinowitz le pidieron cambiar de asiento en un vuelo y hoy demanda a El AL por sexismo.

PEDRO HUERGO PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- Renée Rabinowitz es una perspicaz abogada, ya  jubilada,  con un doctorado en psicología educativa, que escapó de los nazis en Europa  siendo niña. Ahora está a punto de convertirse en  quien sienta un  precedente jurídico en la batalla  entre religión y género en los espacios públicos de Israel, como parte demandante en un pleito que acusa a El Al, la aerolínea nacional de Israel, de discriminación.

La Sra. Rabinowitz, que volaba en business-class, se acomodó en el asiento  que se le asignó para el vuelo de  El Al  028, desde Newark  (New Jersey) a Tel Aviv el  diciembre. De pronto, un  hombre de aspecto bastante distinguido, con  atuendo jasídico o haredí,  alrededor de la cincuentena, llegó a bordo.

Al hombre  le fue asignado el asiento de la ventana. Pero, como muchos pasajeros masculinos ultra-ortodoxos, él no quiso sentarse al lado de una mujer,  para no tener el más mínimo contacto con el sexo opuesto, pues eso queda prohibido según  bajo la más estricta interpretación de la Ley Judía. Rápidamente, dijo la Sra. Rabinowitz, una auxiliar de vuelo le ofreció un asiento “mejor, más cercano a Primera Clase.”

La Sra. Rabinowitz, una impecable anciana de 81 años que camina con bastón debido a ciertos problemas con sus piernas, aceptó y se cambió de lugar.

“A pesar de todos mis logros, y mi edad es también un logro — me sentí minimizada,” recordó ella en una entrevista reciente,  en su elegante apartamento en un barrio de moda de Jerusalén.

“Para mí esto no es algo personal,”  -añade la Sra. Rabinowitz- es algo intelectual, ideológico y jurídico. Creo en mí misma, aquí estoy, soy una mujer mayor, educada, he estado alrededor del mundo, y  viene un  individuo que  puede decidir que no debo estar su lado. ¿Por qué?”

Eso es justo lo que muchas feministas y defensores del pluralismo religioso en Israel y en el extranjero han estado preguntándose sobre  lo que a todas luces es un fenómeno creciente de judíos religiosos negándose a sentarse al lado de las mujeres en los aviones. Varios vuelos desde Nueva York a Israel, de El Al y de  otras líneas aéreas, han sido retrasados o interrumpidos porque las mujeres se negaron a trasladarse y ha habido campañas de  difusión mediática como  medida de protesta.

Esta misma semana, en una situación diferente pero relacionada, un hombre ultra-ortodoxo creó un problema en un vuelo de El Al desde Varsovia a Tel Aviv para protestar por la proyección de la película “Verdad”, protagonizada por Cate Blanchett y Robert Redford, una película  que él consideraba impúdica, informó el periódico israelí “Yediot Aharonot”

Ahora, un bufete de abogados que lleva ya dos años en busca de pruebas sobre este asunto de los asientos planea demandar a la aerolínea de bandera azul y blanca,  en nombre de la Sra. Rabinowitz  y en un tribunal de Tel Aviv la semana que viene.

“Necesitábamos un caso en el que  un auxiliar de vuelo participara  activamente,” explicó la directora del bufete, Anat Hoffman, “para demostrar que El Al ha interiorizado la orden, ‘No puede sentarse al lado de una mujer’.

“Una portavoz de El Al dijo en un comunicado que “cualquier discriminación entre los pasajeros está prohibida.”

“Los auxiliares de vuelo en El Al están  en la primera línea del servicio dado a  la variada gama de pasajeros de nuestra compañía aérea “, declara. “En  cabina, los asistentes reciben muy variadas y diferentes peticiones y tratan de ayudar lo más posible a todo el mundo, el objetivo es que el avión despeue a tiempo  para todos los pasajeros llegar a su destino a la hora prevista “.

El bufete de la Sra. Hoffman, Israel Religious Action Center, el brazo de la defensa pública y legal del movimiento reformista en Israel, previamente ha luchado contra compañías de autobús israelís y  contra el Ministerio de Transporte acerca de  la segregación de género en supuestas líneas kosher que funcionan en barrios ultraortodoxos. El Tribunal Supremo,  en el 2011, dictaminó que era ilegal exigir a las mujeres sentarse en la parte posterior del autobús y permitió a hombres y mujeres sentarse por separado sólo de forma voluntaria. Dos años más tarde, fiscal general de Israel emitió directrices a los ministerios y organismos públicos para poner fin a todas las manifestaciones de la segregación de género en la esfera pública.

El bufete ya ha dirigido su defensa hacia el cielo. La Sra. Rabinowitz asistió a una conferencia de  la Sra. Hoffman unas semanas después de su fatídico vuelo. Surgió el tema de cambiar de asiento, y la Sra. Rabinowitz contó  a la Sra. Hoffman lo que  le había sucedido a ella.

“Cuando le dije Anat que la azafata me pidió cambiarme de lugar, me escuchó muy emocionada”, recordó la Sra. Rabinowitz.

La Sra. Rabinowitz, quien se mudó a Jerusalén desde  los Estados Unidos hace una década, dice que ella no es anti-haredí— el término hebreo para los ultra ortodoxos-  y ella dice que  viene con sus propias credenciales  de  temor a Dios.

Nacida en Bélgica, huyó con su familia durante la ocupación Nazi de 1941. Ella había recibido una educación religiosa y asistió  a una escuela judía  ortodoxa de Nueva York, donde se aplicaba un código de vestimenta modesto y muy estricto , y todavía observa la mayoría de las leyes del Sábado. Su segundo marido, que murió hace tres años, y su primero (se divorciaron en 1986) eran rabinos.

Ella describe uno de sus nietos como jasídico o haredí y dijo, “la idea de tener una población jaredí es maravillosa, siempre y cuando no me digan qué hacer”.

La Sra. Rabinowitz había ido a  visitar a la familia en Nueva York. Por su cuenta, la azafata tuvo una breve conversación en hebreo con  el ultra-ortodoxo, que ella no podía comprender;  luego convenció a la  Sra. Rabinowitz a venir y ocupar un”mejor” asiento  en el extremo de una fila de tres.

“Había dos mujeres sentadas allí”, dice. “Pensé, ‘ si van a hablar toda la noche no voy a ser feliz.’ Preguntó a la azafata si le estaba sugiriendo  el cambio de asiento porque el hombre a su lado quería moverse y ella dijo que sí sin vacilar.

Cuando la Sra. Rabinowitz regresó a su asiento original para recoger su equipaje de mano, con ayuda dela auxilar de vuelo, ella dijo a los otros pasajeros, “¿Qué importa? Tengo 81 años.”  Y dijo, ‘Está en la Torá.’ “Después de discutir brevemente el punto, se trasladó a su nuevo asiento”. Pensé, ‘No voy a estar a gusto ,’ “No hubo ningún otro asiento disponible para él al lado de un hombre “.

Las otras mujeres en la nueva fila estaban ocupadas  trabajando y no platicaban. Aún así, la Sra. Rabinowitz dijo sentido más insultada porque la operadora había intentado engañarle.

“La azafata me trató como si yo fuera estúpida,” ella dijo, “pero eso es un problema común en Israel,  si no hablas hebreo. Asumen cosas acerca de ti. Asumen que tienen poder sobre ti.”

Un abogado del bufete de acción religiosa escribió una carta a El Al mes pasado, diciendo que la Sra. Rabinowitz había sido presionada por la azafata y acusando a la aerolínea de discriminación ilegal. El abogado exigió 50.000 shekels, unos $13.000, en compensación  a  la Sra. Rabinowitz.

La aerolínea ofrece, en cambio, un descuento de $200 en el próximo vuelo de El Al de la Sra. Rabinowitz. Insistió que no había ninguna discriminación de género en los vuelos de El Al, que la azafata había dejado claro a la Sra. Rabinowitz que en ninguna manera estaba  obligada a moverse de sitio  y que ella había cambiado asientos sin decir nada.

Desde  entonces la Sra. Rabinowitz ha tenido tiempo para reflexionar. Su hijo le dijo que “esta idea de no poder sentarse al lado de una mujer es falsa”. Citó a un eminente erudito ortodoxo, rabino Moshe Feinstein, quien aconsejó que era aceptable que un hombre judío se sentara al lado de una mujer en un metro o un autobús porque que no había ninguna intención de buscar placer sexual en  cualquier contacto incidental.

¿”Desde cuando la modestia se convirtió en el fin de una mujer judía? Pregunta la Sra. Rabinowitz. Citando ejemplos como la heroína bíblica Deborah, la matriarca Sarah y la reina Ester, ella señaló: “Nuestros heroínas de la historia no eran mujercitas modestas.”

Fuente: Isabel Kershner,   “The New York Times”

 

 

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