En los próximos días vamos concentrarnos en el Rey Ajashverosh, que no era un dechado de virtudes, y veremos qué importancia tiene conocer su perfil psicológico: 1.Para entender mejor cómo se desarrolla la historia de Meguilat Ester. 2.Para nuestra propia educación moral.
RABI YOSEF BITON
El primer capítulo la Meguilá describe dos grandes fiestas, una primera celebración que duró 180 días, y la segunda, que duró siete días. En esta segunda fiesta el emperador Persa demostró toda su bondad repartiendo vino gratis y sin límite por una semana, a todo el pueblo de Shushán. Darle cosas gratis al pueblo fue, y sigue siendo hasta el día de hoy, la forma favorita de los líderes demagogos y populistas para acrecentar su popularidad.
Pero Ajashverosh tenía necesidades personales y emocionales más profundas, que lo llevaban actuar de la manera que actuaba.
Para descubrir el perfil psicológico de Ajashverosh no hay mejor comentario que el del Rab Moshé Almosnino (1515-1580). El Rab Almosnino escribió un maravilloso libro “Yede Moshé” donde de manera similar a la que un psicoanalista estudia el perfil de su paciente a partir de las sesiones de terapia, el rabino Almosnino examina la personalidad de Ajashverosh a partir de un profundo “psicoanálisis” del texto de la Meguilá (Es importante aclarar que siguiendo una tradición muy arraigada de los Jajamim Sefaradim, el rab Almosnino también analizaba el Peshat del texto, independientemente del Midrash).
Voy a resumir sus palabras:
El rey Ajashverosh era un gran militar, un gran estratega y un eximió “conquistador”. Pero a diferencia de Ciro o Darío, que además de ser grandes combatientes eran también grandes y admirados gobernantes, el Rey Ajashverosh no tenía muchas virtudes como monarca. Y cuando no estaba en el campo de batalla, enfundando una espada y matando despiadadamente al enemigo, no sabía cómo actuar. La principal ambición de este gran “conquistador de tierras” era poder “conquistar” a su pueblo. Y en esta empresa no tenía mucho éxito. Y es por eso que fuera del campo de batalla, el gran Ajashverosh era un individuo muy inseguro.
Dice el rab Almosnino que “El rey hizo una fiesta para todos sus sujetos”, porque el Rey se volvió complaciente. Era tanta su desesperación de ser querido, amado y admirado por todos (para sentirse bien consigo mismo) que estaba dispuesto a tirar la casa por la ventana para lograrlo.
¿Por qué es importante saber esto? se pregunta el Rab almosnino. Y explica que la Meguilá aquí me anticipa que este Rey inseguro no tomará decisiones que serán necesariamente buenas para su imperio o sus súbditos. Las decisiones que este monarca tomará estarán basadas en satisfacer su necesidad de ser querido por su pueblo y especialmente por sus más cercanos consejeros, que eran los que más lo adulaban.
Esta debilidad psicológica del rey será aprovechada al máximo por sus consejeros y asesores. Los maquiavélicos asesores del rey, buscando siempre su beneficio propio, sabían que un rey que no goza de una sana dosis de autoestima, es una presa fácil para sus maniobras. Sólo tienen que alabarlo lo suficiente para que el rey se haga emocionalmente dependiente de su aprobación y acceda a sus pedidos. Y quien mejor supo aprovechar esta vulnerabilidad del rey fue el malvado Hamán.
La Meguilá nos cuenta con detalle la manera que Hamán presenta su plan para eliminar a los judíos. Para Hamán se trataba de ejecutar una mega-venganza personal contra Mordejai. Pero Hamán describe su plan no en relación con su propio interés, sino con el interés del rey y su beneficio personal. “Estas personas [los judíos] no siguen tus órdenes… No es del interés del Rey que esta gente siga viva “. Ajashverosh decidirá hacer todo lo que favorezca su imagen, y viceversa. Es por eso que el rey no averigua de qué pueblo se trata, qué beneficios o perjuicios traerá esta decisión para su imperio, etc. Increíblemente acepta la petición de Hamán, sin cuestionamientos, para complacer así su consejero favorito y principal adulador. Por otro lado, Hamán, muy inteligentemente, no revela el nombre del pueblo que él quiere eliminar. Hamán le sugiere al rey deshacerse de “un pueblo” anónimo, “lejano”, desconocido y principalmente desobediente. Como si esta decisión no fuera a perjudicar en absoluto la imagen de Ajashverosh. Todo lo contrario.
Un rey con infinito poder sobre la vida de sus súbditos, que sufre de tantas vulnerabilidades psicológicas es una peligrosa bomba de tiempo. Y los yehudim estuvimos a punto de ser las principales víctimas de este fenómeno.
Fuente:Fuente:halaja.org
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