MAURICIO ALISKEVICIUS PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Querido Eduardo:
Después de una breve pausa, entro en contacto contigo. Me motiva lo acontecido ayer en la ciudad de Paysandú, el vil asesinato de David Fremd con el clásico estilo árabe de puñaladas a traición, clavando varias veces con saña un cuchillo en la espalda de un simple ciudadano que cruzaba la calle, no violento, no armado, y “culpable” solamente de haber nacido judío.
Recién se está comenzando una investigación, pero ya aparecen detalles esclarecedores algunos y molestos otros.
Por una parte se trata de una actitud personal, individual. Pero por otra parte se sabe las conexiones del asesino con la actual ideología macabra que actúa en el mundo entero: el islamismo radical en sus muy variadas facetas. Aparecen sus fotos en las redes sociales con leyendas en árabe y banderas palestinas. Aparecen sus vínculos de amistad con musulmanes terroristas.
Ya no importan los orígenes familiares de los fanáticos, estamos viendo que en lugares de asesinatos masivos como el ISIS o Estado Islámico, día a día se adhieren a sus filas jóvenes que nada tienen que ver con origen árabe o musulmán. Jóvenes nacidos de familias cristianas o laicas, de raza blanca, no semita, jóvenes nacidos en países occidentales y democráticos como Holanda, Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Canadá. Hoy lamentablemente debemos agregar a Uruguay en la lista.
No podemos definir este hecho como aislado, en un momento en que coincide con hechos muy similares en otras partes del mundo. No es un hecho aislado que el asesino tenga vinculación con las ideologías terroristas.
Nuestro Uruguay siempre demostró no ser institucionalmente perteneciente a determinadas tendencias ideológicas, políticas, religiosas o raciales. Pero son los lugares más democráticos donde es más fácil sembrar estas ideas que socavan las naturales nuestras de democracia, igualdad, tolerancia y justicia.
Y por esa forma abierta de ser, también en Uruguay se filtraron en toda época las ideas extremistas que pululan por el mundo.
Así ingresaron anarquistas, antisemitas, nazis y tantos otros, como pequeñas olas resultantes de fuertes tsunamis mundiales.
Al poco tiempo de nacer tanto tú como yo, paralelamente con el crecimiento del nazismo en Europa, como también en los años 60, hubo atentados antisemitas en Uruguay, de los cuales te recuerdo que atacaban y tatuaban con fuego y cuchillos a algunas mujeres NO JUDIAS cuyo “delito” era trabajar como empleadas de limpieza en casas de judíos.
No olvidemos que durante el auge de los nazis en Europa, en pleno centro de la ciudad de Paysandú funcionaba un club nazi con las clásicas banderas y cruces esvásticas. Tampoco olvidemos que próximo a esta ciudad se construyó un aeropuerto rudimentario destinado a recibir aviones del ejército de Hitler, y que existen libros y documentación de que el comienzo de la proyectada invasión hitleriana a Sudamérica tenía a Uruguay como punto de arranque, y después la toma de toda Sudamérica para conquistar al enemigo visible que era Estados Unidos.
Como broche te cuento mi experiencia personal.
No solamente me tocó tener que aprender defensa personal en esa época, para poder acompañar a mi esposa, en aquella época mi flamante novia, cuando salía del Liceo Nocturno en la calle Durazno, casi a medianoche, para que llegara sana y salva a su casa de la Avda. Rivera.
Recuerdo siempre la cara de mi padre, que dejaba ver en su cuello casi de lado a lado, una profunda cicatriz horizontal. Mi madre fue quien me contó la historia de esa cicatriz. Al poco tiempo de nacer yo, corría el año 1938 o 1939, pleno auge del nazismo en Europa y comienzos de la guerra. Un domingo, iba mi familia en un tranvía hacia el Parque Rodó; mi madre en un asiento de aquellos de paja, y mi padre parado muy cerca en la plataforma conmigo en sus brazos; supongo que mis hermanos, niños aún, estaban también por ahí. En cierto momento mi madre y mi padre intercambiaron alguna palabra en “idish”, el idioma común de los judíos provenientes de la Europa oriental, a quienes los uruguayos llamaban “rusos” aunque no lo fueran.
Fue en ese momento que un hombre que viajaba cerca de mi padre, al escuchar el idioma, sacó una navaja y trató de degollarlo sin importarle que me tenía a mí en brazos. Según el médico que lo atendió, mi padre salvó su vida por apenas un milímetro o dos, porque la navaja quedó a esa distancia de la yugular. Mi padre tenía en ese momento 36 años de edad y era ciudadano uruguayo.
Como parte de la información periodística aparece que la colectividad judía de Paysandú disminuyó en número porque muchos se fueron a Israel. La realidad no es así exactamente. Si bien algunos sanduceros se radicaron en Israel, otros lo hicieron también en Montevideo, pero la mayoría de los judíos sanduceros lo que hicieron fue asimilarse al país donde nacieron y se casaron con uruguayos no judíos, por lo que únicamente desapareció parte de su identidad judía, pero aumentó su identidad uruguaya.
Con esto termino nuestra carta de hoy, esperando que la solidaridad que ya está demostrando la población toda de Paysandú con este asunto, se transmita a los uruguayos todos, que vean el peligro que está creciendo en el mundo de hoy, y que unidos todos hagamos fuerza para llevar al mundo entero a la paz y la cordura que tanto bien nos hará.
Tu amigo Mauricio, desde Rehovot, Israel.
#AtentadoTerrorista
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