ISAAC DABBAH HUSNI
Se habla mucho de que la juventud está tomando los caminos fáciles, que a diferencia de abuelos o bisabuelos que llegaron a México trabajando arduamente y con paciencia para lograr un bienestar, esta generación busca obtener riquezas de manera inmediata.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- El ahorro y la inversión dentro de los negocios no se da por lo que al no lograr capitalizarse quiebran y dejan una secuela de deudas que arrastra a otros miembros.
Ahora se buscan negocios que puedan generar ganancias rápidas por lo que por su misma naturaleza son de alto riesgo.
Definitivamente algo ha cambiado.
Acaso las nuevas generaciones son más débiles en sus valores que las anteriores y no pueden manejar el esfuerzo y la frustración de trabajar desde abajo, esperando con paciencia los resultados que sólo se daban, en algunos casos, después de años de esfuerzo y dedicación?
En los años de bonanza económica de fines de los setenta y principios de los ochenta, aunque se encontraban diferencias económicas importantes, éstas no se distinguían en los gastos corrientes. Las diferencias eran sólo para lujos mayores- por lo que la Comunidad, en la mayoría de los casos, permanecía unida.
Diversos cambios en el país -como el terremoto del 85 o la globalización y la apertura del mercado exterior- generaron grandes cambios en la manera de hacer negocios, a los cuales muchas personas no pudieron adaptarse.
Por otro lado, las familias con más recursos siguieron avanzando por lo que la brecha se volvió más grande.
Al cambiar la situación económica del país, muchas gente se vio en la necesidad de buscar un empleo. Sin embargo, la falta de estudios superiores les redituaba en empleos mal pagados en relación con sus necesidades cotidianas.
Un cambio importante dentro de la colectividad judía fue la integración de prácticamente todos los jóvenes dentro de la red judía de escuelas. Si en la primera mitad del siglo pasado la mayoría asistía a escuelas de gobierno, en la segunda mitad se crearon colegios para integrar a todos sus miembros.
En estos años de bonanza se crearon varias escuelas con diversos enfoques, que al día de hoy superan las necesidades poblacionales.
Éstas empezaron a competir entre ellas para ofrecer una educación de calidad y captar la mayor cantidad de alumnos.
Se contrataron programas y se mejoraron instalaciones, lo cual creó costos de operación muy altos. Tomando en cuenta que las aulas no se encontraban llenas, debido a la gama de escuelas disponibles, los costos de la colegiatura subieron dramáticamente.
En estos momentos un padre de familia promedio, si se encuentra entre los que todavía la pueden pagar, destina la mayor parte de sus ingresos mensuales para la educación de sus hijos.
Para obtener una beca, las reglas son estrictas la familia en cuestión es revisada para que no tenga ningún gasto que no sea básico. Si llegara a hacer un viaje al extranjero o comprar un auto nuevo pondría en riesgo la beca; lo cual desalienta a mucha gente para pedirla.
La convivencia de los jóvenes empieza en las escuelas donde se relacionan con varios alumnos de diferentes niveles económicos- lo cual crea más presión para los padres que sufren la exigencia de sus hijos para la adquisición de productos de lujo que no están dentro de sus posibilidades.
El alto costo de las colegiaturas así como las exigencias económicas crean una presión muy difícil de manejar para las pequeñas empresas, las cuales, al no capitalizarse y más aún al disponer de parte de su capital para solventar gastos, terminan quebrando y entran a un círculo vicioso difícil de resolver.
Se han creado infinidad de Comités de Ayuda que buscan paliar los diferentes problemas generados por el empobrecimiento de la gente.
El problema es que lo único que logran todos estos comités es tapar por un tiempo los problemas que surgen y cada vez se vuelven más graves – además de que requieren de recursos enormes para funcionar.
El empobrecimiento de la comunidad va en aumento, por lo que debemos de reconocer que las medidas y políticas llevadas hasta ahora no están funcionando.
Hay un estrato social que no está pasando por las adversidades y no ve los problemas latentes que tarde o temprano nos van a afectar a todos, pues hay una relación muy estrecha entre todos los miembros.
Un salario que para alguien fuera de la comunidad es por demás holgado, no es suficiente para subsistir honorablemente.
Existen varios costos que hacen muy cara la convivencia intercomunitaria- nada comparable, sin embargo, con el costo de las colegiaturas.
Mientras que estos costos se mantengan como están, el problema económico de la comunidad va a empeorar.
Las acciones para disminuir los gastos de la Comunidad han sido insuficientes. La estructura, como la conocemos, requiere una gran cantidad de recursos por lo que sólo cambiando los paradigmas se logrará una mejoría.
Mientras no logremos un abaratamiento radical o la educación gratuita, ambos para todos los miembros de la Comunidad, los problemas económicos serán un lastre que no podremos levantar.
Las alternativas existen pero requieren medidas radicales que difícilmente los patronatos de los colegios van a implantar, si no se crea una conciencia profunda del problema.
Mientras tanto, seguiremos viendo la frustración de los padres de familia, quienes anhelan un mundo al cual les es cada vez es mas difícil acceder.
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