JACK ENGELHARD
Por favor, no me envíen sus planes para los judíos. Ha habido suficientes planes. Conozco todo acerca de los planes. Una vez fui parte de un plan. Así lo fue mi hermana. Así lo fue mi familia entera. Así lo fueron millones de familias. La gente siempre tuvo planes para nosotros y todavía los tiene. Ahórrenme sus ideas brillantes.
Como la que llegó esta mañana, desde Montreal, llena de campanas y silbatos.
Es judío este escritor. Escribe para un diario en cierta forma pro-Israel; quiero decir que generalmente él está de mi lado. Entonces tuvo una tormenta de ideas, escribió sobre ello y me complacería dar mi opinión. Fue sobre la “Margen Occidental” y cómo redistribuir las áreas A, B y C. O tal vez sólo el área C.
Nunca llegué a leer este plan, porque cada semana alguien tiene un plan y el plan de esta semana siempre es mejor que el plan de la semana pasada.
En la cima de eso aquí llega Dennis Ross junto con el amigo de Facebook, David Makovsky, para fomentar su último plan “para revivir el proceso de paz.” ¿Me complacería leer su gran idea perdida que no será como fue revelada en The Washington Post? No gracias…y usted debe estar bromeando cuando dice que no ha sido prestada suficiente atención al conflicto.
Seriamente, ¿no fue hace dos semanas cuando ustedes dos, muchachos, armaron equipo para el mismo diario con otro plan, o era el mismo plan pero con una cereza encima? ¿O estoy pensando en Tom Friedman por allí en el Times y su plan de la semana? Tom, Dick y Harry tienen un plan de la semana para los judíos.
Vienen de la izquierda. Vienen de la derecha. Pero como advertí, todo plan tiene una metáfora que termina en una trampa para el estado judío.
Algo me sucede cuando escucho sobre planes para los judíos. Empeora cuando escucho planes para áreas, o zonas, como A, B, C, o D o X, Y, Z. Inmediatamente mi mente se corre al suburbio berlinés de Wannsee donde, el 20 de enero de 1942, se reunieron los más altos funcionarios de Hitler para la Conferencia de Wannsee.
Ellos tenían un plan.
El hombre a cargo era Reinhard Heydrich de las SS, nadie que ustedes quisieran conocer, y allí había más como él reunidos alrededor de una gran mesa y no hubo conversación sobre asesinar a los judíos. No, fue todo bastante civilizado en el tema para una “solución final a la cuestión judía.”
Noten el código. Noten la metáfora. Hoy sabemos lo que significa realmente “solución final.” Entonces era simplemente negocios.
El negocio era cómo “distribuir” a los judíos. Ellos tenían en mente a 11 millones de nosotros. La atmósfera era completamente estilo empresarial. Hubo escasa o ninguna mención a los campos de muerte, cámaras de gas, crematorios, o Zyclon B. En su mayoría eran planes para acorralar a los judíos.
La conferencia era sobre transferir a los judíos desde aquí a allá, desde esta área a esa área, desde el área A al área B al área C y así hasta el área Z.
Piensen en su Junta de Zonificación local.
En su mayoría era sobre horarios de tren…”transportes” y horarios de tren.
La reunión fue tan profesional que ustedes tienen que leer las transcripciones muy cuidadosamente para encontrar cualquier comentario despectivo sobre los judíos.
Difícilmente hubo una nota de antisemitismo en la sala.
Los hombres estaban siendo completamente metódicos acerca de su solución final a la cuestión judía. Metódicamente, se hizo mucho de lo que dijeron.
Seis millones de judíos fueron masacrados metódicamente de acuerdo con el plan.
Ahora, no estoy diciendo que los hombres y mujeres de hoy con un plan tienen el mismo plan en mente. Muchos árabes sí. Muchos europeos lo tienen en mente.
Las turbas del BDS seguramente lo tienen en mente. De eso es de lo que se trata todo su movimiento.
Mis amigos judíos con un plan seguramente tienen buenas intenciones. Pero eso todavía significa “transportar” a los judíos y “distribuir” a los judíos, incluso dentro de su propia patria.
Tontamente, supuse que una vez que el estado judío se volviera soberano no habría más planes, aparte de la propiedad bíblica sobre la Tierra entera.
Para mí, un plan todavía significa código, todavía significa metáfora, todavía significa una solución final a la cuestión judía…y me da escalofríos.
Jack Engelhard, novelista estadounidense radicado en New York, escribe una columna regular para Arutz Sheva. Es autor del clásico internacional “Propuesta Indecente”, seguido ahora por la novela de suspenso profética “El Plazo Final de Bathsheba.”
Fuente: Arutz Sheva
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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