RAFAEL M. MAÑUECO
La sorprendente decisión esconde, como casi todas las del imprevisible líder ruso, motivos estratégicos difíciles de desentrañar.
Los medios de comunicación rusos admiten que fue una auténtica sorpresa el anuncio hecho el lunes por el presidente ruso, Vladímir Putin, de replegar el dispositivo militar en Siria. Hasta ese momento, la imagen que estas mismas televisiones y rotativos estaban dando de la intervención aérea en apoyo de Bashar al Assad era de total triunfo.
Hoy, según la orden dada por Putin, el primer grupo de aviones de combate partió de regreso a Rusia desde la base de Jmeimim en Siria, acaba de informar el Ministerio de Defensa ruso. «Considero que los objetivos que nuestras Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa tenían planteados se ha cumplido en términos generales. La eficaz labor de nuestros militares ha creado las condiciones para el inicio del proceso de paz», manifestó el máximo dirigente ruso el lunes en Moscú en compañía de los ministros de Defensa y Exteriores, Serguéi Shoigú y Serguéi Lavrov. No obstante, Putin dijo también que las bases que Rusia tiene desplegadas en el país árabe, la de Tartus (naval) y la de Jmeimim, «seguirán funcionando como antes».
Shoigú intervino para hacer balance de los resultados obtenidos desde el pasado 30 de septiembre, cuando comenzaron los bombardeos, subrayando que con ellos se ha logrado destruir parte de las infraestructuras energéticas de los «terroristas», muchos de sus medios de transporte y estrangular su vías de abastecimientos. También «liquidar» a más de dos mil yihadistas (su número total se calcula entre los 80,000 y 100,000 combatientes). Fueron eliminados también, según el informe de Shoigú, 17 de sus líderes. La cúpula rusa estima que el repliegue «favorecerá» una solución política del conflicto sirio.
El politólogo ruso, Andréi Piontkovski, sin embargo, afirma que los logros exhibidos por Shoigú se presentan como «muy pobres» teniendo en cuenta el «enorme caudal de propaganda» con el que las televisiones rusas han machacado incesantemente todos estos meses. «Se esperaba una estrepitosa victoria final», sostiene Piontkovski.
Por su parte, el también analista, Alexánder Shumilin, ve «acertada» la decisión de Putin y está de acuerdo en que las tareas principales a realizar en Siria se han podido culminar. «El Kremlin ha aprovechado la primera ocasión a mano para salvar la cara y escapar de la amenaza de ser absorbido por las arenas movedizas de Siria, evitando un segundo Afganistán», señala Shumilin. Según su opinión, «existe el riesgo de que las conversaciones de paz no den resultado y el conflicto en Siria se agrave», lo que podría suponer para Rusia un alto precio en vidas humanas y en recursos económicos.
El periodista Alexánder Golts cree que «Putin ha elegido un buen momento para soltar Siria, ya que las negociaciones de paz pueden terminar en la reanudación del conflicto». El director del Centro de Tecnologías Políticas, Alexéi Makarkin, piensa que, con el anuncio de retirada parcial de fuerzas, «Putin le ha enviado un mensaje claro a Assad para que se preste a negociar». De acuerdo con su análisis, «Rusia no quiere perder su posición en Siria y por eso apoya al actual régimen, pero eso no significa que se aferre precisamente a la figura de Assad». El lunes, el jefe del Kremlin le encargó a Lavrov que intensifique el papel de Moscú en las negociaciones con la oposición siria en Ginebra para posibilitar un acuerdo político definitivo que conduzca a la paz.
El miembro del Consejo Científico del Centro Carnegie de Moscú, Alexéi Malashenko, está convencido de que la decisión de replegar el contingente en Siria «forma parte de un acuerdo entre Rusia y Occidente», que podría implicar una suavización de las sanciones. En cualquier caso, Malashenko cree que «Rusia seguirá comprometida con Siria». Este mismo punto de vista defiende el senador ruso, Víctor Ózerov, quien advierte que «no abandonaremos Siria a su suerte».
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, declinó esta mañana responder a las preguntas de los periodista sobre si Rusia podría en algún momento reanudar los bombardeos. Putin no ha dado detalles sobre el número concreto de fuerzas a retirar ni sobre un posible calendario, aspecto que induce a pensar que no hay un compromiso claro de retirada y que lo dicho podría revertirse si fuera necesario. Por su parte, el viceministro de Defensa, Nikolay Pankov, aseguró que la aviación militar rusa continuará bombardeando objetivos yihadistas en el país y justificó la decisión en que es demasiado pronto para afirmar que se haya derrotado al terrorismo.
La emisora Eco de Moscú está realizando una encuesta entre sus radioyentes con cuatro preguntas: ¿Cree usted que el repliegue anunciado por el presidente se debe a que se han cumplido los objetivos en la lucha contra el terrorismo internacional, a que se ha comprendido la imposibilidad de lograr una victoria militar en Siria, a una acuerdo secreto con Occidente para aliviar las sanciones, o al miedo a provocar una reacción negativa entre la población ante las legislativas rusas del próximo otoño?
Fuente:abc.es
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