GEORGE CHAYA
En un intento por justificar las declaraciones que hizo después de que los estados del Golfo y el Consejo de Ministros de la Liga Árabe calificaran a Hezbolá como una organización terrorista, el líder del partido islamista tunecino Ennahda, cuya ideología se inspira en la doctrina radical del yihadismo que encarna la Hermandad Musulmana de Egipto, Rachid Ghannouchi, declaró al diario libanés An-Nahar que su partido político “no puede ni va a acompañar la declaración de las actividades de Hezbolá como terroristas”.
Aunque señaló que hay muchos puntos de diferencia entre Hezbolá y el grupo político que él lidera en Túnez, y más allá de que Ennahda no acuerda con todas las actividades de la organización chiita libanesa, no por ello la considera una agrupación terrorista.
Ghannouchi, uno de los líderes islamistas más duros de la Primavera Árabe tunecina dijo que aprecia el gran papel que Hezbolá jugó en la resistencia contra el enemigo israelí en los años 2000 y 2006, y que todos los árabes deberían reconocen ese papel. Señaló también que está totalmente de acuerdo con el apoyo al presidente sirio Bashar al Assad, aun en contra de la voluntad del pueblo sirio.
Lo cierto es que sencillamente nada de lo que esgrime Ghannouchi es verdad. En primer lugar, la victoria que se atribuye a Hezbollah con respecto al conflicto con Israel en el año 2000 realmente no fue más que una retirada unilateral israelí; ellos se replegaron el 25 de mayo de ese año, se fueron por propia decisión y de forma unilateral acordada con Naciones Unidas de lo que se conoció como “zona o franja de seguridad establecida dentro del Líbano”. Es falso de toda falsedad que Hezbollah haya obtenido victoria alguna; los israelíes decidieron irse y se marcharon. El relato de Hezbollah y sus seguidores de haber liberado al Líbano de la ocupación israelí aquel año y sus esfuerzos de mostrar tal evento como una gesta histórica es sencillamente un fraude constituido y sostenido por un burdo relato.
En segundo lugar y con referencia a la guerra de 2006 en el Líbano, los hechos dicen que no había ningún consenso árabe ni reconocimiento de papel alguno para con Hezbolá. Por el contrario, hubo un famoso e histórico discurso en ese momento del rey saudita Abdullah bin Abdul Aziz en el que el monarca enfatiza que la guerra de 2006 debe ser entendida como una “aventura de un demente”, en alusión a Hassan Nasrallah.
Sin embargo, el asunto no termina allí, infortunadamente, para la ignorancia o mala suerte de Ghannouchi existen archivos de una entrevista de la televisión libanesa durante la cual Hassan Nasrallah, el líder de la organización terrorista Hezbolá, dice muy claramente que “si él hubiera sabido que el secuestro de los dos soldados israelíes iba a dar lugar a la guerra de 33 días entre julio y agosto de 2006, no habría permitido que eso sucediera”.
Además de esto, el líder tunecino islamista de Ennahda declaró que “en absoluto Hezbolá está contra de la voluntad del pueblo sirio al apoyar al régimen de Assad”. Según él, lo que Hezbolá está haciendo en Siria es definido como una lucha contra el terrorismo y al declarar esto, que también es absolutamente falso, lo que ha hecho Ghannouchi es apologizar los crímenes que se vienen cometiendo contra el pueblo sirio en su generalidad, sin que cuente religión alguna.
La verdad es que lo Ghannouchi quiere es sumar puntos con Teherán para conseguir dinero fresco de la Guardia Revolucionaria iraní. Sin embargo, lo cierto es que lo que está haciendo Hezbolá en Siria es criminal y está clasificado como terrorismo por los 22 países que integran la Liga Árabe.
Cuando el periodista de An-Nahar le pregunta a Ghannouchi si no cree que Hezbolá “está librando no una guerra contra el terrorismo, sino masacrando al pueblo sirio sin piedad y al solo efecto de mantener al dictador Assad en el poder”; Ghannouchi ratifica que de ninguna manera eso es así, y de forma inexplicable responde que lo que se está haciendo es luchar contra terrorismo yihadista sunita, cuando en realidad es la ideología en la que él y su propio partido Ennahda se inspiran.
Según la cuenta de Twitter de la Oficina de Asuntos Exteriores británico, 487.000 sirios han muerto y 1.132.550 se contabilizan como heridos hasta el 1 de marzo del año en curso, y todo eso fue iniciado por la brutal represión del presidente Bashar al Assad y la ayuda militar de Hezbolá e Irán, aunque el señor Ghannochi lo niegue.
La pregunta que se efectúan varias cancillerías árabes es ¿cómo puede decir Ghannouchi, después de todos estos hechos irrefutables, que apoya a Hezbollah y que él cree que lo que está haciendo en Siria es “el combatir el terrorismo”? ¿A quién está tratando de convencer Ghannouchi cuando justifica posiciones de la Hermandad Musulmana de los sunitas más radicales que apoyan a Hezbolá y al Irán chiita más extremo?
Aunque quiera, Ghannouchi no convence a nadie. El mundo sabe que Hezbolá es un grupo abiertamente terrorista que ha secuestrado las decisiones nacionales libanesas y ocupa el Líbano como un ejército invasor iraní, tal como sostienen los 22 países árabes: “Hezbolá es una organización que ha impuesto un Estado ilegal dentro del Estado legal libanés a través del ejercicio de un poder brutal, arbitrario y siniestro”.
Hezbolá ha asesinado a ciudadanos y politicos opositores cristianos, sunitas y drusos y amenaza con acciones propias de las mafias a cualquiera que se oponga a sus designios por convertir al Líbano en una Republica Islámica satélite de Irán. Por consiguiente, cualquier cosa que diga Nasrallah, Ghannouchi o la persona que sea en apoyo de ese grupo es tan terrorista o apologizador del terrorismo como lo es la propia organización y su liderazgo.
Fuente:infobae.com
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