Cómo bajar las colegiaturas en la red escolar judía de México

ISAAC DABBAH HUSNI

La problemática de las colegiaturas y el impacto en el gasto familiar es un asunto que es ampliamente conocido en todos los niveles comunitarios.

No solo para la gente que tiene beca sino para los padres de familia que con trabajos logran pagar la colegiatura cada mes, lo cual crea una presión muy fuerte laboral y familiar.

La idea es que el costo sea sustancialmente menor para todos los alumnos para realmente quitarle presión a este problema y a todos los que se generan a su alrededor.

Los costos de las escuelas judías son similares a otras escuelas fuera de la red de calidad similar.

El problema radica en que la comunidad, más que agruparse por nivel socioeconómico, está unida por valores culturales y religiosos, lo cual crea una gran presión no sólo a la parte con menos recursos, sino a la franja media que encuentra muy difícil mantener los gastos del día y generar los recursos en negocios, que aunque rentables, todavía están poco capitalizados para retirar recursos.

Si le preguntáramos a un padre de familia cuáles son sus expectativas dentro de la escuela, la respuesta sería  encontrar un lugar donde su hijo se pueda desenvolver socialmente de una manera sana y que salga preparado para la vida y la universidad.

A continuación enumero algunos puntos que podrían lograr un cambio en los costos escolares.

1.- Reducción de gastos operativos.

Las escuelas, por estar manejadas por un patronato, se encuentran regidas por voluntarios que, aunque hacen un gran esfuerzo por la escuela, nunca es lo mismo que cuando se trata de una empresa donde se tiene más cuidado con los gastos.

Una solución a este problema sería crear un comité de padres con conocimientos calificados de contabilidad para que auditen los gastos y busquen presupuestos más económicos para la compras. Este comité deberá de trabajar por cierto número de años y ser rotativo, además  de no pertenecer al patronato. Solo que sean un contrapeso para el control de gastos o inversiones mayores que deberán autorizar para que se lleven a cabo.

Además de lograr ahorros, el que exista este comité demostraría  mayor responsabilidad  ante los padres de familia en el manejo de los recursos escolares.

2.- Optimización de activos.

En el transcurso de los años la mancha urbana ha crecido, haciendo que las escuelas se encuentren en medio de ésta y no en las orillas, como inicialmente se planeó.

El lado positivo es que estos activos han subido su valor, lo cual podría dar recursos adicionales a las instituciones.

Cada nueva instalación donada es un nuevo costo en su mantenimiento.

La calidad de las instalaciones, además de deslumbrar, no tiene un significado primordial en la vida académica y social de los alumnos.

Cuando un niño se cambia de escuela es porque no se adapta socialmente o tiene problemas educativos.

Nunca se ha escuchado de un caso de alguien que se cambie porque buscan tener mejores instalaciones.

3.- Unión de fuerzas educativas.

Aunque cada escuela tiene su perfil, en muchas áreas de educación tienen coincidencias. Los grupos pequeños son muy costosos de mantener por lo que las escuelas se deberían de unir para dar la mayoría de las clases en común. De esta manera, además de fomentar la convivencia intercomunitaria, se pueden lograr clases más llenas con mejores instalaciones ya que al ser compartidos no se duplicarían los costos.

Se podrían compartir las áreas de deportes, laboratorios, salones inteligentes entre otros.

4.- Replantear las donaciones

Nuestra comunidad cuenta con donadores que han tenido un gran corazón haciendo una gran labor en la construcción de la comunidad.

La gran mayoría de las donaciones han estado dirigidas a edificios y construcciones tangibles que eran muy necesarios en los primeros años de establecimiento de la comunidad en México.

Los millonarios en el mundo, como Bill Gates o Warren Buffet, hoy en día están dando una parte importante de sus fortunas a fundaciones que se dedican a solucionar problemas como la educación o la salud.

En el Talmud está dicho que quien salva una vida salva un mundo.

Creo que si replanteamos nuestras necesidades, podremos dirigir las  donaciones a la educación.

Esto no sólo para los grandes donadores sino para todos los miembros.

5.- Buscar maestros voluntarios dentro de la comunidad.

Tenemos dentro de la comunidad mucha gente que destaca en diferentes áreas y que deberían de invitar a dar clases a los alumnos. Esto enriquecería las mentes de los niños, además de que al ser voluntario, con un sueldo simbólico, no representaría un gasto fuerte para la escuela y sí una fuente de enriquecimiento cultural para los alumnos.

Estos son algunas de las ideas que creo se podrían implementar y que seguramente se podrán enriquecer o mejorar.

Se requiere un gran esfuerzo y cambio de mentalidad. El no hacerlo nos llevará inevitablemente al deterioro de muchas familias y también, en el mediano plazo, de las mismas escuelas.

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