Los prefectos que vigilaban al fiscal reportaban: “Entra Delta Main, sale Delta Main”. ¿Qué significa ese código?
El fiscal Nisman no estaba custodiado sino vigilado. Los hombres que lo rodeaban parecían estar más pendientes de informar sus movimientos que de cuidarlo o preservarlo de posibles ataques. El fiscal de la Nación que investigaba el atentado a la AMIA se había vuelto un enemigo político del gobierno de Cristina Kirchner, y era ese mismo gobierno “enemigo” el que debía garantizarle la seguridad.
Se sabe. Las garantías fallaron.
Las fallas fueron tan pero tan extrañas que los custodios del fiscal quedaron imputados en el caso por su muerte. Su conducta el día en que buscaron a Nisman durante 11 horas hasta encontrar su cadáver en el baño de su departamento ya está en la historia de la criminalística mundial: así, exactamente eso, paso por paso, es lo que no se debe hacer.
A los desatinos del cuidado del fiscal le siguieron los desatinos de una investigación que es un inventario del desastre. Con decenas de argumentos, así lo consideraron este martes los jueces de la Cámara del Crimen porteña, que hicieron lugar al pedido para que la causa pase a la justicia federal al considerar que Nisman bien pudo haber sido asesinado por razones vinculadas a su trabajo.
Si está la idea de que la Justicia es lenta, no será el caso Nisman el que la cambie. Lo que ocurrió el martes es que la justicia finalmente resolvió en cuál de sus jurisdicciones debe investigarse la muerte de Nisman. Pasaron 434 días desde que el fiscal fue hallado muerto en el baño de su departamento, con un arma que no tenía sus huellas ni dejó rastros en sus manos.
Pero lo justo es justo. En su fallo, los jueces Mario Filozof, Rodolfo Pociello Argerich y Julio Lucini no miran para otro lado. Se involucran en el análisis meticuloso del expediente y desgranan punto a punto los“graves errores” cometidos en la investigación que encabezó la fiscal Viviana Fein, quien desde el primer momento orientó el rumbo del expediente hacia un suicidio que, a pesar de sus esfuerzos, no pudo probar.
Los jueces enumeran falencias increíbles (todavía hoy no se sabe en detalle quiénes vivían en el complejo de las torres Le Parc el día de la muerte de Nisman) y llegan a un punto crucial del expediente, que sigue tan abierto como el primer día. Pociello Argerich y Lucini eligen argumentar juntos y directamente anuncian: “Haremos hincapié inicial en cómo los desplazamientos de Nisman eran controlados”.
Los jueces describen allí que, además de los 10 policías federales asignados a su custodia, a Nisman lo vigilaba personal de Prefectura que tenía como “principal tarea, reportar sus entradas y salidas. Tanto era así que modulaban al comando radioeléctrico ‘entra delta main, sale delta main’“. Y se preguntan los jueces: “Esa información algún destino y uso debía tener”. Hasta ahora no se sabe.
Los mismos camaristas aseguran que Nisman era consciente de ese control, y que así se lo dijo a la funcionaria de la fiscalía de su mayor confianza, Soledad Castro, el viernes 16 de enero del año pasado, apenas dos días antes de morir. “Mirá cómo tengo que trabajar”, se quejó ante ella, en relación a las cortinas cerradas de su departamento, “en una clara referencia a que se sentía observado”.
Siguen los camaristas: “Lejos de vislumbrarse como un acontecimiento aislado, en este punto adquiere relevancia la aparente presencia de un efectivo de inteligencia de la mencionada fuerza (Prefectura) que la noche del 17 de enero de 2015 habría estado frente al complejo Le Parc, donde vivía Nisman, hablando vía nextel…”.
El fiscal aparecería muerto al día siguiente.
Lo sabían él, sus empleados, los agentes de la ex SIDE con los que tenía contacto cotidiano y, obviamente, el gobierno de Cristina Kirchner.Nisman era puntillosamente vigilado. Esa información sobre él de las distintas fuerzas -Policía Federal, Prefectura, ex SIDE- está en cualquier lado menos en los 60 cuerpos del expediente. Tampoco aparecen allí los destinatarios finales de esa información ni muchos menos las decisiones que se tomaban con ella.
Pero, ¿qué significa la expresión Delta Main? ¿Por qué los prefectos que lo vigilaban llamaban a Nisman así?
Delta es la cuarta letra del alfabeto griego y designa a la letra D. Main es una palabra en inglés que significa “principal” o “mayor”.
Expertos en Seguridad consultados para esta nota dieron tres interpretaciones sobre la enigmática clave, ordenadas seguidamente desde la más inocente hasta la más conspirativa:
La primera explica que Delta y Mike (y no Main) integran el código radiofónico internacional. En ese código, son la D y la M. Ese código es el que se utiliza principalmente en aeronáutica, y designa a las letras por palabras, para que no haya errores en la modulación. Así las letras A, B, C, D, E, F y G, por ejemplo, se designan Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco, Foxtrot y Golf. Allí mismo, la T es Tango, la N, November y la M, Mike.
El código fue ideado por los primeros miembros de la Organización de Aviación Civil Internacional, una agencia de la ONU creada en 1944.
“Delta Mike es la denominación interna que tiene en Prefectura el destino Puerto Madero. Es habitual que, cuando un prefecto le dice a otro por radio que va para Puerto Madero, le diga voy para Delta Mike. No significa más que eso”, contó una fuente vinculada a Prefectura. Esta fuente no pudo explicar por qué los prefectos que vigilaban a Nisman lo llamarían con la clave del destino donde ellos trabajan. Es decir, entra Puerto Madero, o sale Puerto Madero.
La segunda interpretación es más inquietante. Delta Mike es la clave que usan en el Ejército de los Estados Unidos para designar a losfrancotiradores. Significa DM, que sintetiza la expresión en inglésDesignated Marksman. Tirador designado o tirador selecto. Un militar que “marca” el objetivo a ráfagas para que luego los snipers(tiradores especializados) disparen con mayor precisión.
Aquí se explica también que el delta mike suele trabajar junto al sniper, y que no necesariamente dispara sino que “marca” el objetivo a su compañero tirador actuando generalmente con prismáticos. Una especie de “guía” del francotirador, que indica “el tercero de la fila”, por ejemplo, para que su compañero dispare al objetivo señalado.
Por deformación, en otros sitios se llama también Delta Mike alobjetivo del francotirador. DM podría ser, así, el que está en la mira.
La tercera de las interpretaciones toma a la expresión Delta Main citada en el expediente del caso Nisman directamente como correcta; no como si Main fuese una mala interpretación fonética de Mike. Así, se habla de una D (Delta) principal o mayor (el significado literal de main en inglés). ¿Y qué sería una D principal?
“Se pueden tejer mil conjeturas, entre ellas la de death, muerte”. Así, Delta Main, designaría la muerte mayor, o la principal muerte. ¿Llamarían así a Nisman mientras estaba vivo? “Es una conjetura arriesgada, audaz y hasta inverosímil, pero, ¿no es inverosímil que Nisman haya aparecido muerto en su casa unas horas antes de ir a denunciar a la Presidenta? Y, sin embargo sucedió”, argumenta esta fuente.
En esta hipótesis, es posible que los prefectos que marcaban cada uno de los movimientos de entradas y salidas de Nisman de su casa no supieran lo que estaban diciendo cuando modulaban Delta Main en lugar deNisman, y que la clave tuviese significado únicamente para los agentes de inteligencia que ordenaron las operaciones de vigilancia.
Lo increíble no es que la justicia tenga una explicación más ingenua, rebuscada o conspirativa para analizar las claves con que denominaban al hombre que días después sería hallado muerto. Lo increíble es que no tenga ninguna.
Todavía, 434 días después.
Tampoco se sabe exactamente cuántos y quiénes estuvieron en la escena del crimen que las autoridades debían preservar y transformaron en un chiquero. Los mismos jueces recuerdan que el ex secretario de Seguridad Sergio Berni llegó al lugar con los pies llenos de barro y caminó así por todo el departamento sin que nadie le dijera nada.
Ni se sabe por qué tardaron 8 meses en llamar de nuevo al médico de la prepaga que vio el cadáver de Nisman y dijo que no estaba como lo fotografió la Policía. O sea, que el cuerpo fue movido entre que él se fue y llegó la fiscal Fein.
Ni por qué un pelo que aparece fotografiado junto a la vaina servida de la bala que mató a Nisman nunca fue peritado para ver si era de la víctima o de un potencial asesino. Los jueces concluyen que “pese a que el desplazamiento de Nisman era controlado por distintas fuerzas, nadie lo cuidaba”.
Eso sí que es una certeza.
Fuente: El Clarín
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