La intifada ‘lobo solitario’ no es impulsada por la religión y parece estar disminuyendo

AVI ISSACHAROFF

ISRAEL – Una generación Y palestina ya no se siente en deuda con el liderazgo de la AP cada vez más irrelevante; en cambio, se apoya cada vez más en ‘Israstine’ – un estado para dos pueblos

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Seis meses de terror: Relacionar los ataques del estado islámico en Europa con los ataques terroristas que salen de los territorios palestinos es tergiversar las cosas.

Han transcurrido seis meses desde que comenzó la Intifada “lobo solitario”. En esos seis meses, 33 israelíes y ciudadanos extranjeros han sido asesinados por atacantes palestinos, y ha habido unos 270 ataques e intentos de ataques terroristas de diversos tipos, incluyendo tiroteos, apuñalamientos y embestidas con automóviles. Unos 200 palestinos han muerto en el mismo período, más de dos tercios en el acto del ataque a israelíes, y otros en enfrentamientos con tropas israelíes. Más de 270 terroristas han participado en estos ataques – lo que asciende a más de uno por día en promedio. Y, sin embargo, algunos todavía insisten en llamar a este fenómeno “ola”, tal vez en un intento de crear esperanza de que pronto desaparecerá.

La ola se resiste a desaparecer pero ha disminuido significativamente en las últimas semanas. Ha habido menos ataques y menos terroristas dispuestos a apuñalar gente o atropellarlas, y ha habido menos incitación para llevar a cabo este tipo de ataques.

Es cierto que los viernes todavía se puede encontrar manifestaciones palestinas contra la ocupación, pero estas han tenido lugar desde antes de octubre de 2015, cuando comenzó la violencia.

Sólo a efectos de comparación, 62 ataques terroristas (o intentos de ataque) se registraron en octubre de 2015, según la defensa de Israel, con tiroteos, apuñalamientos, embestidas y bombas. Cuarenta y ocho se registraron en noviembre, 45 en diciembre, 26 en enero de 2016, 30 en febrero y 20 en marzo (a 30 de marzo).

Mientras que la caída en el número es importante y alentadora, la cifra de marzo sigue siendo al menos cuatro veces superior al promedio de ataques que tuvieron lugar en los meses que precedieron a esta ola de terror.

Entonces ¿por qué llamarlo intifada si no guarda semejanza alguna con las características de la primera y la segunda?

La palabra “intifada” se puede traducir libremente como una especie de arrebato o sacudida. Parece que aquí ha habido una especie de arrebato o “sacudida”: cientos de jóvenes palestinos, de veintitantos años en promedio, han tratado de librarse de algo que se asemeja a la sociedad y el lugar en el que viven. Intentan sacudirse el marco patriarcal tradicional donde su padre y el jefe del clan les dicen lo que hacer, las organizaciones palestinas los han llevado a la destrucción, la detestada Autoridad Palestina y, por supuesto, la ocupación israelí.

Es la Intifada de la Generación Y palestina – todos los jóvenes con peinados de gel en el pelo, hablando por teléfonos inteligentes, y seguidores de Facebook y otras redes sociales, pero inspirados en la mezquita, desde canales de televisión de Hamas y la Jihad Islámica, desde la calle, desde la sala de billar o la escuela, a veces por deseo de imitar a sus amigos que cometieron ataques terroristas.

Pero hemos visto en las últimas semanas o meses, que la “bandera de la revolución” de esta generación no atrae a otros sectores de la población palestina; la gran mayoría se ha quedado en casa. Mientras que los de “la calle” pueden ver a los que cometen atentados terroristas como héroes, ellos mismos no tienen prisa por salir y ser asesinados en el tipo de ataque que caracteriza a esta nueva intifada.

Tal vez los medios de comunicación que se identifican con Fatah lo pusieron mejor al utilizar la palabra árabe hibah. No es una verdadera intifada, sino más bien un “brote” espontáneo e imprevisto de jóvenes que no son dirigidos por ninguna organización en particular; se trata de jóvenes sin liderazgo y sin duda carecen de un plan estratégico o táctico.

Un cuchillo utilizado en un ataque punzante palestino en Givat Zeev el miércoles 27 de enero de, 2016 (Ministerio de Asuntos Exteriores / Twitter)

Jóvenes de escasos recursos

Es difícil describir o tipificar a estos jóvenes en una sola palabra. No son particularmente muy pobres ni tienen carencias. Vienen de diferentes partes de la Ribera Occidental, a excepción de los grandes campos de refugiados. Algunos vienen de familias acomodadas; la mayoría no.

Tal vez lo que más destaca de ellos es que muchos (al menos los que fueron detenidos y entrevistados) esperaban o creyeron perpetrar un ataque terrorista que aumentaría su prestigio en la sociedad palestina. Esperaban convertirse en los héroes del pueblo o el barrio del que proceden.

La intifada “lobo solitario” al principio fue atribuida a un aspecto islámico relacionado con acontecimientos en el Monte del Templo. La presencia del ministro de Agricultura, Uri Ariel que fue a rezar allí en septiembre de 2015, distribuida en un vídeo de YouTube, jugó un papel protagonista en las redes sociales palestinas. Constantemente salían terroristas a cometer atentados, principalmente en Jerusalem, para “defender Al-Aqsa”. Pero al cabo de unas semanas, el monte del templo cayó de los titulares y Hebron tomó la delantera en el creciente número de ataques, especialmente punzantes.

Cuando se preguntó a los jóvenes palestinos por qué los cuchillos se habían convertido en el símbolo de esta intifada, citaron la disponibilidad, no el Estado islámico. Los cuchillos eran un arma a mano en todos los hogares, como los coches, utilizados para atropellar – y, con menor frecuencia, la ametralladora Carl Gustav casera o producida artesanalmente, o “Carlo”, más popular en los territorios.

Quien trató de relacionar los ataques terroristas del Estado Islámico en Europa con los ataques terroristas que salen de los territorios palestinos acabó con una declaración falsa lejana a la realidad. El celo religioso no es el factor principal aquí.

Así ¿qué les hizo salir a cometer ataques terroristas? Tal vez su situación de incertidumbre económica, motivos nacionalistas y la falta de esperanza, así como el motivo psicológico personal. Pero por extraño y enfermizo que pueda parecer, la razón principal era el deseo de prestigio social, un deseo de ser “cool”.

Demasiados jóvenes palestinos querían convertirse en mártires Shahids – como sus amigos que los habían precedido. Vieron cómo una sociedad entera glorificaba el fenómeno (sobre todo en los primeros meses de la Intifada), brillantes informes en los distintos canales de televisión, carteles, el estatus otorgado a las familias cuyos hijos habían muerto en ataques terroristas – querían ser parte de ello también. Los ataques fueron su forma de subir desde el fondo de la escala social a la condición de héroe o heroína.

Una estadística que puede explicar en parte los motivos de estos jóvenes es la notable disminución en el número de jóvenes palestinos en la zona de Hebrón que se suicidó por razones psicológicas en el último medio año.

El papel dual de la Autoridad Palestina

Jóvenes palestinos se enfrentan con las fuerzas de seguridad israelíes en Qabatiya, un pueblo cerca de Jenin, en el norte de Cisjordania, el 4 de febrero de 2016. (Jaafar Ashtiyeh / AFP)

El motivo islámico entre los atacantes está lejos de ser fuerte. Es sobre todo un mito creado en torno a este brote – y tal vez sea este el lugar para hablar de los supuestos que se afianzaron entre los líderes de la jerarquía política y, después, en el público en general.

Se debe hacer hincapié en que las fuerzas de seguridad israelíes no apoyaron en absoluto estos mitos o supuestos básicos que los políticos y personalidades de los medios, sobre todo desde la derecha, invocan constantemente.

Los tomadores de decisiones en el gobierno de Israel y los partidos de derecha han dicho una y otra vez que la incitación de la Autoridad Palestina y su presidente, Mahmoud Abbas, eran responsables del brote de violencia. Si bien esta afirmación no es del todo exacta, tampoco es ajena a la realidad. Hay mucha incitación en los medios de comunicación palestinos, incluidos los medios pertenecientes a la Autoridad Palestina y páginas de Facebook de Fatah. Pero – y este es un gran “pero” – esta incitación no es la razón principal, ni siquiera una de las principales razones, de lo que ha estado ocurriendo aquí durante los últimos meses.

Los jóvenes palestinos se han hartado de la Autoridad Palestina y no ven ni siguen sus medios de comunicación o los de Fatah. Es cierto que Abbas no ha condenado los ataques terroristas, pero en realidad, a pocos jóvenes palestinos les importa lo más mínimo si los condenan o no. Abbas no animó los ataques terroristas, y tampoco indicó claramente que se opusiera a ellos. Uno de los problemas más difíciles con los que el Estado de Israel tiene que tratar es que a los adolescentes palestinos no les importa nada de lo que puedan ser las posiciones de la Autoridad Palestina o su líder.

Por otra parte, casi todos los que (con razón) criticaron a la Autoridad Palestina por fomentar ataques terroristas han ignorado el papel fundamental que desempeñó en detenerlos. La AP ha evitado decenas de ataques con puñal, embestidas de coche y disparos durante estos últimos seis meses, ha detenido operativos de Hamas y de la Jihad Islámica que habían estado planeando graves ataques dentro de la Línea Verde, y recientemente, al menos, incluso han impedido manifestaciones populares en contra de Israel.

Mahmoud Abbas, hablando a la televisión israelí, en una entrevista emitida el 31 de marzo de 2016. (captura de pantalla: Canal 2)

Esta es la doble función de la Autoridad Palestina y el dilema de Israel: la AP se dedica a la incitación, por una parte, pero a la prevención de ataques por la otra. Esto también se puede ver en la política ambigua del propio Abbas, que dice a cada paso que se opone a la violencia, pero se niega a condenar los ataques terroristas en la actual intifada. Sin embargo, en los últimos meses, se ha dado cuenta del peligro que traerá un deterioro en la zona, sobre todo cuando Hamas trata de aprovecharse de ellos con el fin de debilitar a la AP.

Es también la razón por la que Abbas hizo que los miembros del movimiento juvenil de Fatah cesen las manifestaciones que habían estado dirigiendo en las últimas semanas, y por la que, en los últimos meses, dio órdenes claras a sus agencias de seguridad para que traten de impedir ataques terroristas.

El tono que sale de Ramala ha cambiado y esto se puede ver reflejado en el hecho de que la situación sobre el terreno se está calmando. El ejemplo más destacado es los intentos de la AP de embarcarse en campañas de relaciones públicas en los lugares predispuestos para problemas como Qabatiya, cerca de Jenin, y Sa’eer, cerca de Hebrón. La intensiva actividad de relaciones públicas de la AP en las escuelas de estos pueblos ha impedido que varias personas cometieran ataques terroristas. La incitación en los medios de propiedad de la AP y Fatah se ha debilitado, aunque no se haya detenido completamente.

La conclusión es que, por desgracia para ciertos políticos de la derecha que desearían que fuera diferente, el Estado de Israel todavía necesita la ayuda de Abbas para hacer frente a la escalada en Cisjordania.

El debate en Israel

El primer ministro Benjamin Netanyahu, centro, conduce la reunión semanal del gabinete en la oficina del primer ministro, Jerusalem, 17 de enero de 2015. (Amit Shabi / POOL)

Por supuesto, la disminución en el número de ataques no se debe solo a la actuación de la Autoridad Palestina. También se debe dar crédito a la parte israelí.

El comportamiento muy cauteloso por parte de Israel en términos de afectar la vida cotidiana de la población palestina en su conjunto ha impedido un deterioro a gran escala y frenó al público palestino de participar. Pero más allá de eso, los incidentes de esta escalada o el brote también pusieron de relieve las grandes diferencias entre los enfoques de la jerarquía política de Israel y los de su sistema de defensa.

Los primeros tratando de culpar a la Autoridad Palestina y su líder de la situación, los últimos viendo que la AP estaba jugando un papel crítico en calmar las cosas. La administración de defensa también fue favorable a mantener diversas medidas de alivio y evitar causar daño a la población en su conjunto.

La defensa también se niega a acompañar el mito promulgado por algunos políticos de derecha, de que Estado islámico y el islamismo radical están en el centro de esta intifada. En cuanto a la demolición de casas, hay un acuerdo entre los niveles políticos y de defensa que por lo menos tienen un elemento de disuasión parcial, pero todavía hay discusión cuando se trata la cuestión de retener los cuerpos de los terroristas. Mientras que el primer ministro Benjamin Netanyahu, el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan y otros ven esto como una medida eficaz en la lucha contra el terrorismo, funcionarios de defensa temen que ello pueda conducir a una nueva escalada de violencia.

Pero el debate más duro entre los niveles políticos y de defensa es sobre las medidas a tomar para ponerle fin – en otras palabras, el proceso de paz.

Mientras que el sistema de defensa cree que deben hacerse más gestos hacia la AP y la población palestina, incluyendo la reanudación de las conversaciones de paz, el gobierno israelí se opone casi radicalmente a la postura, respecto a las conversaciones con la AP. ¿Se deriva eso sólo de un desacuerdo sobre puras cuestiones de seguridad o de un conflicto entre un enfoque profesional y los responsables políticos que tratan de aplacar a sus votantes? De cualquier manera, no parece que la disputa se resuelva a corto plazo.

Entonces, ¿dónde vamos?

A pesar del reflujo del brote actual, varios elementos en el terreno están trabajando para revivir e incluso provocar una escalada aún mayor. Hamas, por supuesto, en primer lugar. El mismo grupo que mantiene las cosas relativamente tranquilas en la Franja de Gaza está haciendo todo lo posible para empeorar la situación en Samaria y Judea.

Por ejemplo, el sistema de defensa ha impedido 140 ataques terroristas significativos desde el 1 de octubre de 2015, incluyendo tiroteos, secuestros, atentados y ataques suicidas. Hamas era responsable de la mayoría de ellos.

El asesinato de los tres adolescentes israelíes secuestrados en 2014 dio lugar a un grave deterioro en Gaza y finalmente a la guerra. Ahora sólo podemos imaginar lo que pasaría si hubieran tenido lugar varios de los ataques terroristas de los que se evitaron en el último medio año. ¿Qué habría ocurrido si la célula de Hamas descubierta en Abu Dis hace unos dos meses hubiera logrado cometer el ataque suicida dentro de Israel que tenía previsto?

Los palestinos lanzan piedras a los policías israelíes (no se ven) en Jerusalem Este (Yonatan Sindel / Flash90)

Las malas noticias no terminan con Hamas y sus esfuerzos por socavar la situación en Cisjordania. El futuro de la Autoridad Palestina parece particularmente sombrío. La violencia actual ha demostrado de muchas maneras que la era de Abbas en los territorios ha terminado, y que el camino que lideró hacia un acuerdo de paz con Israel ha fallado estrepitosamente. Él mismo ya no cree que sea posible llegar a un acuerdo de paz con Israel (mientras Netanyahu esté en el poder), y para muchos jóvenes palestinos, él y la AP ya no son relevantes.

Nadie puede adivinar lo que va a pasar el día después que caiga Abbas. Después de insinuar en el último año que podría renunciar, ahora dice que no tiene intención de hacerlo. Pero cumplió 81 años la semana pasada, y el apoyo público del que goza es muy débil. Si ha de renunciar a la presidencia por el motivo que sea, tendrá que pasar cierto tiempo hasta que Fatah logre nombrar a un sucesor que estabilice el sistema – si es que Fatah lo logra en absoluto.

La peor noticia, al menos para algunos en Israel y en el lado palestino, puede ser que la solución de dos estados se haya archivado. Nadie en el liderazgo palestino o israelí realmente cree que un acuerdo de paz a basado en dos estados pueda llegar a corto plazo. Aunque los líderes de ambas partes llegaran a un acuerdo de este tipo, con más de 400.000 judíos viviendo en asentamientos, el escenario de una retirada israelí de Judea y Samaria parece poco realista.

Del lado palestino, al menos, la gente en todos partes, especialmente los jóvenes, están expresando un importante apoyo a la idea de “un Estado para dos pueblos”, aunque ese estado se llame Israel en un primer momento. Tal como ellos lo ven, en unas décadas, con una mayoría palestina sólida, el nombre del estado podría cambiar a Israstine. Y, llegado el día, solo Palestina.

Fuente: The Times of Israel –   Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.