No se apresuren a hacer negocios con Irán

PETER J. ROSKAM

El Congreso de E.E.U.U. utilizará todas las herramientas a su disposición para nombrar y avergonzar a los que buscan beneficiarse a costa de vidas inocentes.

Es una buena época para ser un teócrata iraní represivo. Aliviados de la mayoría de las sanciones por el acuerdo nuclear del Presidente Obama, los mulás han estado mostrando sus músculos últimamente al disparar misiles balísticos en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, capturando y humillando a marinos estadounidenses, y disparando cohetes cerca de los buques de Estados Unidos. Mientras tanto, el Presidente Hassan Rouhani de Irán está actualmente en una gira internacional para transmitir un mensaje simple al Occidente: la República Islámica está abierta para los negocios.

Empleados, tenedores de acciones y ejecutivos en firmas que están considerando entrar al mercado iraní no deben tentarse. Si ustedes no harían negocios con el Estado Islámico, no deben hacer negocios con la República Islámica.

Desde la implementación del Plan Integral de Acción Conjunto, las empresas occidentales han comenzado calladamente a explorar oportunidades empresariales en un país al que algunos ven como un mercado emergente con potencial no explotado. Después de años de sanciones y estancamiento económico, Irán está dando la bienvenida a la inversión extranjera con los brazos abiertos.

Pero Irán no es simplemente un mercado emergente con potencial no explotado. Es también el principal estado patrocinador de terrorismo en el mundo. Es el proveedor y fabricante de artefactos explosivos improvisados desplegados para matar y mutilar a miles de tropas estadounidenses y de la coalición en Irak y Afganistán. Es el patrón y socio de Bashar Assad en la matanza de inocentes en Siria, con casi medio millón asesinados hasta ahora.

Irán es un enemigo geopolítico peligroso liderado por un culto de extremistas empeñados en la aniquilación de la civilización occidental. No debe ser considerado abierto para los negocios.

Como admitió el Presidente Obama a regañadientes, los iraníes utilizarán casi con seguridad algo de su ganancia inesperada de los u$s100 mil millones del alivio de sanciones para sembrar las semillas de aún más muerte y destrucción. Las huellas digitales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica serán encontradas probablemente entre los escombros.

Más que una rama de las fuerzas armadas iraníes, el CGRI es un imperio empresarial. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el CGRI es “el actor económico más poderoso” de Irán. Representa alrededor de un sexto del producto bruto interno del país, controla cientos de empresas y domina vastos sectores de la economía. Los desembolsos para el CGRi equivalen a la mayoría del presupuesto de defensa de Irán. Los impuestos, ingresos petroleros, aranceles y beneficios comerciales fluyen todos directamente hacia sus cofres.

Es imposible hacer negocios en Irán sin tratar con el CGRI. Consideren a Iran Air, la aerolínea estatal, la cual ha buscado durante mucho tiempo reparaciones y reemplazos para su flota envejecida de aviones Boeing y  Airbus. El CGRI ha utilizado esos mismos aviones para transportar combatientes y armamento a Siria. Mahan Air, aparentemente una aerolínea de propiedad privada, está planificando nuevas rutas a París y Londres. Pero Mahan, también, ha estado implicada en el terrorismo internacional y se ganó una designación del Departamento del Tesoro por “proporcionar apoyo financiero, material y tecnológico” al “transportar en sus vuelos en forma secreta  combatientes, armas y fondos.”

Las empresas occidentales no deben obligar a sus empleados o tenedores de acciones a que se vuelvan cómplices de tales crímenes. Como presidente del Subcomité de Supervisión de Formas y Medios, yo haré todo lo que esté en mi poder para evitar que Irán obtenga medios adicionales, financieros o de otro tipo, para reforzar su apoyo para el terrorismo. El Congreso no permitirá a las empresas que reciban créditos fiscales extranjeros para gravámenes pagados a la República Islámica. Las empresas que facilitan el terror iraní pueden ser presionadas duramente para renovar contratos con el Departamento de Defensa u otras agencias gubernamentales.

Mis colegas y yo utilizaremos todas las herramientas a nuestra disposición para nombrar y avergonzar a los individuos y empresas que buscan beneficios a corto plazo a costa de vidas inocentes. Estas empresas tendrán que elegir entre hacer negocios con Estados Unidos y hacer negocios con Irán.

Muy como el Estado Islámico, la República Islámica de Irán posee una teología y escatología fundamentalmente incompatibles con la paz y el orden mundial. Es mi esperanza sincera que los mulás terminen su apoyo para el terrorismo y volver a unirse a la comunidad de naciones. Hasta tal momento, el Congreso ni renunciará a su rol histórico de supervisión con respecto a la política comercial, ni abrogará de su responsabilidad de proteger a los estadounidenses de la amenaza del estigma de Irán del terror radical islámico.

 

*Peter Roskam, miembro de la Cámara de Representantes de EEUU de Illinois, es presidente del Subcomité de Supervisión de Formas y Medios.

 

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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