Dvir Mussai es un joven israelí que a la edad de trece años, haciendo trabajo voluntario en una granja para recoger cerezas, pisó una mina terrestre.
“Fui herido por una mina terrestre a los trece años, he tenido un largo proceso de rehabilitación, he pasado por más de treinta operaciones, la última hace tres meses. Actualmente tengo 26 años, estoy casado y tengo un hijo, Yair, de 3 años.
“Recuerdo haber sido lanzado varios metros, mis piernas volaron, recuerdo el olor a pólvora, el ruido, el zumbido en mis oídos. Muchas piedras pasaron por encima de mí al caer al piso”, comenta.
Para entonces Mussai había sido trasladado a la sala de operaciones del Hospital Hadassah, dirigido en ese tiempo por el Profesor Avi Rvkin, donde los múltiples problemas médicos que le ocasionó la mina fueron tratados uno por uno, desde lesiones internas y huesos destrozados hasta quemaduras severas.
“Para mí Israel es asombroso, no hay otro país como éste; un país joven, con solo 67 años de edad. En tan pocos años hemos logrado grandes cosas, conquistamos el desierto, hemos tenido grandes logros en cada pulgada del país. Hemos construido y reforestado. Se han logrado grandes avances en tecnología y medicina que no solo le sirven a Israel sino al mundo entero.
Los jóvenes actualmente están muy involucrados en lo que está pasando en Israel. Anteriormente la pasaban muy bien, sin preocupaciones hasta llegar a los 18 años, que es cuando se entra al ejército. Actualmente no es así, están más atentos de lo que pasa en el país”, señala.
“Hice mi servicio militar regular por más de tres años. Durante este tiempo pasé por tres cirugías, lo que les puedo decir es que el haber servido en las IDF fue increíble. Llegué como una víctima y terminé en la escuela de antiterrorismo. Para mí ser el débil y convertirme en fuerte, enseñarles a las personas cómo lograrlo, es fantástico, dice Dvir.
En el ejército estudié en una base que lleva el nombre del General Cutie Adam, quién murió en la guerra con Líbano; ahí enseñan todo tipo de materias del ejército. Yo fui entrenado como instructor de tiro de todo tipo de armas. Actualmente pertenezco a las reservas. Trabajo con un maestro que tuve en primer año, al llegar a la edad adulta trabajamos todos a la par, como nuestros padres y abuelos.
Quiero decirles a los jóvenes que vengan a Israel, que tomen parte del crecimiento de la nación. Actualmente enfrentamos grandes retos y es muy importante en la cadena de cambios en Israel contar con el apoyo de todos para conservar lo que ya tenemos, seguir luchando por ello.
En este momento trabajo en el Hospital Hadassah, fui voluntario por dos años. Es fantástico que luego de ser paciente me he convertido en un guía para los doctores y visitantes del museo que existe en el hospital y que cuenta la historia de Hadassah, desde su fundación en 1912 hasta el día de hoy.
Traté de buscar trabajo en otros lugares y todos veían en mí el 97% de discapacidad y un 3% de capacidad. En el momento que entré en Hadassah vieron en mí un 100% de ser humano. Debería de haber una conexión única en la humanidad, que nos viéramos todos iguales y no ver las diferencias.
Cuando entré al hospital y vi a judíos y árabes trabajando juntos, es cuando pude ver una luz al final del túnel. Es una cuestión de elección, ojalá y ellos se decidan a tomar la elección correcta. Hay tanto espacio en Israel para los dos pueblos que no tenemos que pasar uno por encima del otro”, puntualizó.
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