Paladares israelíes son cautivados por la comida mexicana

FOTOGRAFÍA DE ALIMENTOS DF

Un creciente grupo de restaurantes está impulsando la comida mexicana en Israel, abriéndose camino no sólo entre diplomáticos y nuevos inmigrantes, sino también entre el público local.

Fuentes del sector gastronómico estiman que entre 30 y 40 restaurantes sirven algún tipo de comida mexicana o de inspiración mexicana en todo el país. 

Una docena de locales de Tel Aviv lidera el nuevo fenómeno de la comida mexicana en Israel, algunos de ellos esforzándose por presentar versiones más “auténticas” de los platillos del país latinoamericano.

“Absolutamente existe una renovada tendencia y en los últimos tres años hemos visto muchos restaurantes mexicanos, o de estilo Tex-Mex, abrir en Tel Aviv”, confirmó el “blogger” Hillel Raz.

“Los sabores se han hecho más conocidos y hay una demanda creciente de comida mexicana”, añadió.

Los restaurantes van desde “aquellos que sirven tacos frescos al estilo de la Ciudad de México” a otros que prefieren las versiones más al gusto estadunidense, explicó Raz, un conocido “blogger” y “foodie” que trabaja en el sector de la tecnología.

En Tel Aviv, un turista puede almorzar guacamole por 39 shekels (unos 10 dólares) o una sopa de tortilla (también 39 shekels) en el restaurante Mexicana de la calle Bograshov.

Así como dos tacos de pescado frito o pollo por 28 shekels (siete dólares) en Taquería, en la calle Levontin.

El restaurante pionero fue la cantina Mezcal, que abrió hace ocho años, y después el restaurante Mexicana, en 2006.

Luego se sumaron locales como Mex & Co, Taquería, Chango, Los Burning Tacos y Pancho, entre otros varios que exhiben locales llenos casi todas las noches.

Según Zvi Erlich, dueño y chef de Mezcal, el paladar local se está subiendo a “una movida que no sólo existe en Israel, sino en todo el mundo”.

“Se está descubriendo lo que es la comida mexicana de verdad, aunque sea en parte, ya que hay ingredientes que son muy artesanales” y difíciles de conseguir fuera de México, comentó Erlich.

También se están conociendo platillos que “no están filtrados por el gusto estadunidense, o elementos clave como la tortilla de maíz”, y no de trigo, comentó.

En contraste con el amplio suceso de estos años, una fase anterior en los primeros años del siglo no terminó de echar raíces entre el público.

Un artículo publicado en 2012 por el diario Haaretz, uno de los principales del país, afirmó en el comienzo de este movimiento que se trataba de preparar tacos “más sabrosos”, adaptados al gusto local, para “enamorar a los israelíes“.

“Los israelíes recibieron históricamente a la comida mexicana de la misma manera en que los aztecas recibieron a los colonizadores españoles”, bromeó el diario.

“Hubo intentos de inmigrantes mexicanos de poner lugarcitos pequeños, pero sin mucho éxito”, recordó Erlich, quien señaló “dos razones” para ese desenlace.

“Por un lado -dijo-, el público no estaba listo para probar cosas nuevas”. Y, por el otro, “a los mexicanos les importa mucho que, si ellos hacen la comida, que sea muy auténtica, les importa menos lo que le guste a los clientes”.

“Si un mexicano abre un negocio en cualquier parte del mundo lo va a hacer auténtico, y lo auténtico no siempre es lo mejor para el paladar local”, y para hacer marchar un negocio, señaló.

Pero el tiempo pasó, y siguiendo con la analogía propuesta por Haaretz, “al igual que el conquistador Hernán Cortés, la cocina mexicana se negó a ser detenida y ahora hay cada vez más señales de que la resistencia local se está debilitando”.

“En los últimos años -afirmó el diario-, un puñado de platos mexicanos logró infiltrarse en la cultura israelí”.

En ese sentido, Erlich afirmó que una de las principales razones de la lenta, pero buena marcha de la arremetida de la comida mexicana es que la mayoría de los restaurantes busca adaptar los sabores al paladar de los israelíes.

No es un detalle pequeño porque, según el chef, apenas un tres o cuatro por ciento de la clientela de estos restaurantes está compuesta por mexicanos, latinoamericanos o estadounidenses acostumbrados al gusto del otro lado de la frontera.

“Por ejemplo -dijo Erlich-, al israelí le gusta mucho la comida picante, sazonada, ingredientes como el cilantro y el perejil, mucho ajo, los sabores fuertes, y eso es algo que se encuentra en abundancia en la comida mexicana”.

La cocina mexicana “es muy fresca e incluye sabores muy fuertes -agregó Raz-. En ese aspecto es muy similar a la comida israelí, que incluye vegetales frescos en casi todos sus platos”.

Pero, por el otro lado, lo que también atrae a los consumidores locales es la presencia de otros ingredientes, menos comunes en la gastronomía local.

Raz comentó que muchos israelíes aprovechan estos locales para comer alimentos prohibidos por la tradición religiosa judía, como la carne de cerdo o los mariscos.

Para quienes prefieren ajustarse a las normas de la comida “kosher”, los residentes de Jerusalén disfrutaron recientemente de la reapertura de Burrito Jai, un restaurante más en el estilo tex-mex.

Como prueba de la seriedad de esta oleada gastronómica, muchos de los dueños o chefs de los restaurantes viajan a menudo a México para profundizar en los sabores de esa cocina.

Paz Rotenberg, un chef que en su momento puso en marcha el restaurante Donkey, trabajó un año cocinando en México, y Erlich, de Mezcal, y quien pasó tres años de su adolescencia en Monterrey, viaja muy a menudo para aprender nuevas recetas.

“Trato de viajar dos o tres semanas, o un mes cada año, y cada vez voy a otra región”, relató.

De esos viajes resultaron, por ejemplo, ciertas recetas de mole o de chiles rellenos, que si bien son platillos que los israelíes no terminaron de adoptar, se pueden saborear en Mezcal en ocasiones especiales, como el 5 de mayo, o los días en que se televisan partidos de la selección.

Quien también viaja a menudo es Itamar Davidov, el dueño de Tres Pesos, la principal fábrica israelí productora de ingredientes para cocina mexicana.

Davidov fue dueño del restaurante Pitango, luego se dedicó a la crítica gastronómica y montó una empresa de catering. Desde allí fue explorando distintas cocinas, hasta que se terminó involucrando fuertemente con las salsas y las tortillas.

Hace dieciséis años compró Tres Pesos y lanzó una extensa variedad de tortillas de maíz y de trigo, salsas, confituras, tacos y nachos preparados. Su publicidad online ofrece “todo para tu fiesta mexicana”, incluyendo bebidas alcohólicas importadas de México.

Un “paquete picnic”, con varias salsas, aguacate para untar y nachos cuesta 100 shekels (25 dólares) y un paquete para preparar tacos al pastor sale en 153 shekel (unos 38 dólares), si se compran online.

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