1.Eres único
Puede que hayas oído el clásico dicho judío: “Si no estoy para mí mismo, ¿quién lo estará?” (Ética de los Padres 1:14). A primera vista, pareciera ser una declaración motivacional, como decir: “¡Sal de tu cama! ¡No seas perezoso! ¡Si no te cuidas a ti mismo, nadie lo va a hacer por ti!”
RAV ELIAHU YAAKOV
Pero hay una interpretación más profunda. No es sólo un discurso motivacional, sino que también es una declaración de esencia.
Refleja la cualidad única de nuestro potencial. Nos enseña que hay algo especial que cada uno de nosotros debe lograr en este mundo. Hay algo que cada uno de nosotros puede hacer y que nadie más puede hacerlo. Es un concepto muy poderoso, porque dice que tú y yo tenemos algo que hacer en el mundo que ni siquiera Moshé pudo lograr.
2. Vive conscientemente
Ahora bien, si somos especiales y únicos, entonces no debería sorprendernos que también lo sean nuestras circunstancias de vida, las cuales fueron hechas a medida para nuestra alma especial y para nuestra esencia personal. Por esta razón, el Talmud declara que debemos levantarnos a la mañana, mirarnos en el espejo y decir:
“El mundo fue creado para mí”. Esto no significa que si veo a alguien con un chocolate pueda tomarlo de su mano porque “el mundo fue creado para mí”. Lo que significa es que cada uno de nosotros debe entender que todo lo que hay en nuestra vida – ya sean los padres que tenemos o la persona que se sentó a mi lado en el autobús – fue puesto ahí especialmente para mí, en base a la naturaleza de mi propia alma y a lo que debo lograr en este mundo.
Una vez que sé que todo lo que me pasa y lo que no me pasa fue diseñado especialmente para mí, la pregunta es: ¿cómo elijo responder ante las condiciones que se me presentan? En esta vida no se nos da la opción del momento, el lugar ni el estatus económico en el que nacemos. No podemos elegir el tamaño de nuestro cuerpo ni cómo nos veremos. Ni siquiera tenemos la opción de elegir si nacer o no. Pero, al igual que en el libro “Elige Tu Propia Aventura”, somos puestos en este mundo y nos son dadas múltiples opciones. Nosotros elegimos y eso nos lleva inevitablemente a otro conjunto de opciones. Elegimos de nuevo y se genera otro conjunto de opciones, y así sucesivamente.
Al final de nuestras vidas, somos la totalidad de las elecciones que hemos tomado. Tener claridad respecto a este tema depende de nosotros; no debemos desanimarnos en la vida y tenemos que mantener la vista en la recompensa.
3. Adquiere la verdadera libertad
Imagina una persona que, durante toda su vida, siempre se aseguró de hacer lo que su instinto le decía. Imagina que después de vivir esta vida muere y va con Dios, Quien le pregunta: “Entonces, ¿qué hiciste con tu tiempo?”.
Él responde orgullosamente: “Siempre hice lo que quise cuando tuve ganas. Sin importar lo que fuera, lo que me era instintivo, eso es lo que hacía”.
¿Cuál crees que sería la respuesta de Dios a esto? “Eh, déjame ver, creo que tu lugar es allí, con los burros – ¡así es como viven ellos!”.
Nuestros sabios enseñan: “¿Quién es fuerte? Quien conquista sus inclinaciones” (Ética de nuestros padres, 4:1). Verdadera libertad es cuando eres tú el que toma las decisiones. No tener restricciones respecto a satisfacer todas tus pasiones puede ser placentero momentáneamente, pero no es verdadera libertad. No eres el amo de ti mismo. No estás en control. Eres un esclavo de tus deseos.
A menudo creemos que libertad significa que nada se interponga en nuestro camino. Pero eso a veces puede llevar a una falta de libertad. Más aún, ¿de qué serviría la libertad si sólo significara que nada se meterá en nuestro camino? ¿Tiene sentido una vida que es utilizada haciendo lo que quiero cuando quiero? Después de 70 años de eso, ¿qué fortaleza de carácter habría exhibido en el mundo? ¿Cuándo habría estado a la altura de las circunstancias y habría trabajado duro? ¿Habría sido mi vida diferente a una cadena de eventos en la que fui una marioneta dirigida por mis deseos? ¿Qué significa el “yo” realmente?
4. Vive con la mente abierta
Para poder llegar al “yo”, una persona debe erradicar los prejuicios que tiene producto de su naturaleza y su crianza. Cuando una persona no ha lidiado adecuadamente con la gran cantidad de condicionantes y manipulaciones que ha atravesado en su vida, no es capaz de obtener la claridad necesaria para comenzar de forma adecuada el viaje personal de la vida. Es sólo cuando logramos erradicar nuestra programación inicial que podemos llegar a un punto de verdadera consciencia de nosotros mismos, a partir del cual podemos comenzar el viaje.
Las fuentes judías se refieren a este estado de crecimiento y madurez personal como ‘convertirse en un desierto’. La Torá fue dada en el desierto porque es un lugar en donde no hay nada. Es árido y abierto. Al igual que la Torá fue entregada al pueblo judío sólo después de que éste dejó la servidumbre en Egipto y salió el desierto, así también, sólo una vez que la persona haya abandonado la servidumbre de su Egipto personal podrá llegar a la apertura de su desierto personal. Es sólo después de que la persona se convierte en un desierto mediante el vivir con una mente realmente abierta que puede comenzar a ponderar cualquier información o modo de vida nuevo de un modo real y transformador.
5. Responsabilidad personal
Hace unos días estaba en el auto con mi esposa Jana, y pasamos al lado de alguien que estaba realizando un despacho de frutas a un almacén. De repente, se cayó una caja de sandías a la calle. La persona comenzó inmediatamente a mirar hacia todos lados buscando a quien culpar, pero no había nadie allí. Entonces Jana me dijo: “Así es como somos todos – siempre estamos buscando a alguien a quien culpar”.
A menudo la gente tiene miedo de asumir responsabilidad. Tienen miedo de tomar decisiones reales y de dar verdaderos pasos hacia adelante. Porque eso significa que podemos fracasar. Y luego no tenemos a nadie a quien culpar, salvo a nosotros mismos.
Para superar tales hábitos y asumir la responsabilidad de nuestras elecciones, hace falta mucha consciencia y conocerse a uno mismo. Pero cuando hacemos esto en lugar de buscar una salida y ocultarnos, comenzamos a luchar para crecer, para tener éxito y para realmente vivir. La dulzura de la responsabilidad personal es que quita de nuestro camino todos los obstáculos que fueron puestos por nuestros miedos e inseguridades inducidas, allanando el camino hacia la materialización de nuestro potencial.
Fuente:www.halajadiaria.com
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