JOHN DYER
El Estado Islámico parece haberse asentado en la pequeña república que perteneció un día a la antigua Yugoslavia. Hoy convertida en Bosnia Herzegovina, se trata de un estado pequeño e inestable que ha sido feudo proverbial de los combatientes yihadistas.
El semanario alemán Der Spiegel informó recientemente de que los vecinos de algunas aldeas minúsculas y remotas de las escarpadas montañas del norte del país viven de acuerdo a la ley Sharia y ondean la bandera negra de la organización terrorista. Las pequeñas aldeas se han convertido en “pisos francos” para los radicales, quienes han ayudado a más de 300 bosniacos [bosnios musulmanes] a enrolarse en la lucha armada que los yihadistas libran en Siria e Irak — lo cual representaría uno de las índices de aportación de combatientes yihadistas más numeroso de Europa, según relata la revista germana.
Además, el gobierno bosnio habría descubierto que armas procedentes de la pequeña república habrían sido empleadas en el ataque de Estado Islámico a la redacción del semanario francés Charlie Hebdo cometido a principios de 2015. Igualmente, Der Spiegel informa que también se habrían empleado armas fabricadas en la antigua Yugoslavia en la matanza de la sala de conciertos Bataclan, el escenario más sangriento de cuantos padecieron los atentados yihadistas de Estado Islámico en París el pasado 13 de noviembre.
Estas revelaciones serían el último episodio de la imparable relación entre Bosnia y el terrorismo islámico.
Después de la caída de la antigua Yugoslavia, numerosos combatientes de las guerrillas árabes — muchos de los cuales habían luchado contra la Unión Soviética en Afganistán, en los años 80, respaldados, como no, por Estados Unidos — se desplazaron hasta Bosnia. Y una vez allí formaron el batallón Mujahedín para enarbolar la guerra santa contra los cristianos ortodoxos serbios y contra los católicos croatas que luchaban contra los bosniacos, que representan alrededor de un 40 por ciento de la población del país, donde viven 3,86 millones de personas.
“Bosnia lleva arrastrando este problema desde hace años”, comenta para VICE News Dan Byman, veterano miembro y experto en antiterrorismo en la prestigiosa Brooking Institution. “A principios de los 90 se convirtió en un célebre destino de combatientes yihadistas”.
Algunos mujahidines se quedaron, mientras que otros son ciudadanos nacidos en Bosnia. En realidad, sucede que tanto Arabia Saudí como otros estados del Golfo Pérsico llevan décadas financiando la construcción de mezquitas y otras instituciones islámicas, lo que ha posibilitado la consolidación del wahabismo radical promovido desde el régimen de Riad.
Hoy, el gobierno bosnio intenta deshacerse de su comunidad musulmana más extrema. A finales del año pasado, el imán bosnio Husein “Bilal” Bosnic fue sentenciado a 7 años de cárcel por reclutar a futuros miembros de Estado Islámico y por incitación al terrorismo. Ambos son delitos tipificados en la nueva ley antiterrorista bosnia que contempla penas más duras contra las ofensas de este tipo.
En aquel momento, las autoridades bosnias entendieron que las sentencias del país eran un alegato a favor de la guerra contra el terrorismo que se había propuesto lidiar el pequeño estado. Sin embargo, el artículo publicado por Der Spiegel que describe la zona de los alrededores de Velika Kladusa, cerca de la frontera con Croacia, como “un foco de combatientes yihadistas”, sugiere que a las autoridades todavía les queda mucho trabajo por hacer.
Es muy probable, de hecho, que la ausencia de avance alguno en ese frente sea achacable al disfuncional gobierno bosnio.
Los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia en 1995, convirtieron al país en un caos político — con un sistema presidencial rotativo entre bosniacos, croatas y serbios; la demarcación de la República de Srpska, de control y etnia serbias; y la presencia de la Federación de Bosnia y Herzegovina, que está, a su vez, dividida en 10 distritos, además de la región autónoma de Brcko, al norte del país. Y no solo eso, el país sigue controlado por la oficina del Alto Representante, un organismo creado para supervisar el respeto a los Acuerdos de Dayton, y por la oficina de Naciones Unidas, que también ayuda a gobernar el complejo estado.
Al igual que sucede en la descentralizada Bélgica, donde los flamencos, los valones y los funcionarios federales han luchado por desarticular las células terroristas locales, la estructura política bosnia no es la más adecuada para garantizar la seguridad pública. Así, tal y como está organizado el sistema, la policía federal serbia, tiene que notificar a las autoridades del distrito Brcko antes de poder desplazarse hasta Gornja Maoca, una de las llamadas aldeas Sharia, sin ir más lejos, informa Der Spiegel.
La estructura política también es mala para la gobernación en general, consideran los expertos.
En 2014 los bosniacos salieron a la calle para protestar contra la corrupción y la negligente gobernación de sus líderes. La protesta terminó con disturbios y con los manifestantes prendiendo fuego edificios del gobierno, un ejecutivo cuyo putrefacto sistema se traduce en que nadie es responsable de hacer las cosas. Al día de hoy el índice de desempleo rebasa el 40 por ciento, mientras que los jóvenes apenas tienen esperanza de incorporarse al mercado laboral.
“La gente está harta de la incompetencia de sus líderes”, comenta a VICE News la politóloga de la Universidad de Nebraska, Patrice McMahon, quien ha trabajado durante años en Bosnia. “Estos payasos, la gente que está al mando del país es súper corrupta. No están ayudando a nadie. El dinero va directamente a sus bolsillos”.
Muchos de los problemas de Bosnia son los mismos que persiguen a otros países balcánicos y del este de Europa, como por ejemplo las propias élites que aprendieron a hacer política durante el comunismo, añade.
“Sucede que muchos bosnios y muchos de los habitantes de los Balcanes creen que la manipulación étnica y la corrupción son la clave para el futuro antes que incorporarse al tren de la democracia”, explica McMahon. “La única esperanza para la gente joven es acceder a una educación distinta. La gente que ronda los 35 años, quizá no sea corrupta sin remedio, pero tampoco parece que alguien entre ellos tenga el deseo de cambiar la cosas en el país”.
Estados Unidos y Europa son igualmente responsables de este errático malfuncionamiento, añade McMahon. La OTAN ayudó a poner fin a la guerra de Bosnia después de las matanzas de Srebrenica — cuando las fuerzas serbobosnias ejecutaron a 8.000 bosniacos — pero el caso es que Occidente no ha ayudado precisamente a los bosnios a ponerse en el buen camino. Sarajevo es una ciudad agradable, cuenta McMahon, pero los miles de millones de dólares de ayuda que se han invertido en el país no han resultado en ningún cambio positivo.
“Les prometimos el paraíso y no les dimos casi nada”, cuenta. “A veces creo que hemos sido más perjudiciales que beneficiosos. No se puede decir que tengan un estado autosuficiente”.
De tal forma, tiene todo el sentido que Estado Islámico se esté aprovechando de la situación, añade.
“Después de Bosnia vinieron Afganistán e Irak. La gente intentó rehacer sus vidas, querían formar parte del éxito de un país en construcción”, explica. “Sin embargo, al igual que sucedió en Irak, nos hemos dejado la puerta del país abierta, y ha entrado de todo”.
Twitter: @johnjdyerjr
Fuente: news.vice.com
Comunidad Enlace Judío
¿Nuestro periodismo es importante para ti?
¿Confías en Enlace Judío para una cobertura precisa y oportuna en este momento?
En ese caso, únete a la comunidad Enlace.
A partir de $100.00 MXN al mes, podrás:
- Apoyar a nuestros periodistas independientes que trabajan las veinticuatro horas del día
- Ser reconocido como parte de nuestra comunidad una bendición semanal
- Acceso a contenido exclusivo
- Acceso a eventos exclusivos, en caso de haberlos
- Servicio de noticias instantáneas sobre Israel y el mundo judío a tu celular, así como a nuestras transmisiones en vivo.