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jueves 21 de noviembre de 2024

Soldados israelíes heridos y jóvenes mexicanos se vuelven “Hermanos por la Vida”

El pasado 3 de abril llegaron a México un grupo de diez soldados que han sido heridos en combate o por atentado terrorista, en compañía del Rabino Chaim Levine, Presidente de Brothers for Life (Hermanos por la Vida, BHL).

BHL es una organización que nace en el año de 2006 durante la Segunda Guerra con Líbano, buscando la forma de ayudar a los soldados.

ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO- La Misión de BFL es “ayudar a los soldados combatientes israelíes con discapacidad y heridos, poner sus vidas en orden desde el momento en que se lesionan hasta que son capaces de volver a una vida productiva. Educar e inspirar a los judíos del mundo con el sacrificio y compromiso ético de soldados de combate israelíes”.

BFL se basa en una conexión que va más allá de las palabras. La cultura de BFL es dar desinteresadamente. No hay mejor sensación de continuidad, sabiendo que hemos ayudado a otro hermano a recuperar su vida: “Lo primero que cada uno de nuestros miembros quiere hacer después de recibir ayuda, es acercarse a ayudar a otro soldado”.

El pasado 3 de Abril llegaron a México un grupo de diez soldados que han sido heridos en combate o por atentado terrorista, en compañía del Rabino Chaim Levine. Una semana después, tras mucha actividad para los soldados y las familias que los hospedaron, se organizó una despedida en la que participaron las familias que recibieron a los soldados: Jack y Ruthy Goldwasser, Alfredo y Adina Kalach, Jackie y Abraham Sitton, Tofi y Jackie Dichi, entre otras.

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Los soldados visitantes son Alex Daibuch, Liad Elhadad, Uri Amdor, Chaim Lev Tov, Tomer Saada, Arik Shevshavitz, Maos Elcobi, Matan Afriat, Moni Rafael y Nir Shalom.

Los soldados platicaron con alumnos de los colegios Maguen David y CIM-ORT, visitaron la ciudad, se desvelaron en un bar, fueron de compras y conocieron Valle de Bravo con amigos de nuestra Comunidad.

El Rabino Chaim Levine, Presidente de la Organización Achim Lachaim nos dijo:

“Me involucré en esta organización en 2006. Si recuerdas, ese año, la segunda guerra con Líbano comenzó a raíz de la captura y asesinato de tres soldados israelíes. Así comenzó la guerra, no solo por traer de regreso los tres cuerpos, sino para defendernos de Hezbolá, que desde la frontera, lanzaba cohetes hacia Israel”

“En esa época trabajaba para una organización sionista, leía todos los días el Jerusalem Post observaba que cada día morían o eran heridos más soldados. Me sentía yo muy molesto, pensé que algo se podía hacer. Llamé a muchos conocidos pidiéndoles ayuda y presencia para ir a Israel; sólo me contestaron cuatro.

Una semana después nos fuimos a Israel”

“Llegamos al Hospital Rambam es el que se encuentra más cerca de la frontera con Líbano en Haifa. Es ese momento, la mayoría de las personas que vivían en Haifa habían abandonado la ciudad.

“Entramos al hospital con un joven, Gili, que era nuestro “guardaespaldas” de veinticuatro años, pertenecíente a un equipo de élite del ejército; había sido herido en el cuello dos años antes por un terrorista -y sobrevivió.

Mientras estábamos en el hospital, sonó la sirena. El estacionamiento del hospital era el refugio: todos comenzaron a correr, los civiles, médicos y enfermeras fueron bajados al refugio, mientras que los soldados heridos, aun cuando las vidas de algunos pendían de un hilo, fueron dejados en sus camas, pues antes que nada eran soldados. Gili se quedó con ellos diciendo: “No voy a dejar a mis soldados”.

Lo que hizo fue ir de cama en cama, hablando con cada uno de los soldados diciéndoles: “Yo fui herido hace dos años, estoy de pie frente a ti; te prometo que vas a tener tu vida de regreso.

Vimos como los soldados lo miraban, no querían que él se apartara de su lado. En ese momento, se creó la Fundación Hachim Lachaim (Hermanos por la Vida).

Nos dimos cuenta que lo que un soldado puede hacer por otro, nadie lo puede hacer. Un soldado que ha sobrevivido y tiene su vida de nuevo. Le dije a Gili que tenía que ir a los hospitales y convenciera a los soldados que han sido heridos que se unan a nosotros para ayudar a otros soldados. Logré traer algunos que comenzaron a visitar a otros soldados.

Trajimos un grupo de soldados, que estaban en muy malas condiciones, a Seattle. Nuestras preguntas fueron: ¿Qué podemos hacer por ustedes? ¿Qué pueden hacer ustedes uno por el otro que nadie más puede hacer?

Así comenzó la Fundación a trabajar: en ese momento era diez combatientes, actualmente son seiscientos treinta. El criterio para pertenecer a esta organización es ser un soldado en servicio y haber sido herido.

En el momento en que me involucré, inició un cambio de vida para mí; no hay algo más importante que pueda yo estar haciendo. Me involucré por accidente y éste es el mejor accidente que pude haber sufrido.

En Israel tenemos una casa Beith Haachim (casa de los hermanos) Hubo un grupos de jóvenes que cuando visitan Israel, llegan a esta casa para escuchar las historias de los soldados, estudias la ética de los combatientes. No sé cómo, pero un grupo de estudiantes mexicanos judíos que llegaron a Beith Haachim, tuvieron una conexión hermosa e inmediata. Después de su visita, nos llamaron pidiendo que mandáramos una delegación de soldados a México.

El año pasado trajimos a México a un grupo de soldados. Este año a un grupo de soldaos que uno de ellos fue herido apenas hace cinco meses, mientras que otro hace 16 años, han tenido una relación muy especial con las familias.

La Comunidad Judía de México es muy especial. He estado en diferentes comunidades
alrededor del mundo y no me ha tocado estar en una como esta, tan cariñosa y receptiva. La organización de la comunidad es muy especial, las familias nos han abierto sus corazones.

Realmente es muy difícil recibir en tu casa a soldados que están sufriendo, algunos no duermen, otros están con dolores; llega el momento en que se convierten en tus hijos, tus hijos de por vida, parte de tu familia. Ha sido una semana muy emocional y especial.

¿Qué queremos para el futuro?  Que esta organización deje de existir, porque se habrán terminado las guerras y los atentados. Sabemos que, desgraciadamente, esto no va a suceder. Seguirán habiendo soldados heridos.

Nuestros planes son llevar de ocho a diez soldados cada mes a diferentes partes del mundo. Sabemos que muy pronto crecerá a más de mil soldados heridos”.

Más que una organización somos una brigada de ex soldados de IDF.

Cuando la gente se pone en contacto con los jayalim (soldados), para mí es la sal del pueblo judío. Somos realmente tocados e inspirados por ellos. Este contacto es lo mejor de lo que todos tenemos por dentro“.

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Platicamos con Tofi Dichi, organizador de BFL México:

“Me involucré en este grupo de año pasado. Me llamó un rabino pidiéndome si yo podía hospedar a un soldado, era un proyecto piloto, me mandó un video de dos minutos; inmediatamente me enamoré del proyecto. Recibimos en mi casa a Maor, un soldado que vino otra vez este año. Tuvimos la oportunidad de conocer a Rab Chaim. Toda mi familia está enamorada del proyecto y esperamos, cada año, recibir a una nueva delegación de soldados”.

Alexa Trice, jovencita de nuetsra comunidad, pidió hospedar a soldados en su casa:

“A mí me interesó el proyecto cuando recibí un mail del colegio pidiendo a los alumnos “¿Quién puede recibir a uno o dos soldados en su casa?” Yo contesté que sí y después avisé a mi familia”.

Tomer Saada, soldado visitante:

“Tengo cuarenta y un años, pertenezco a la reserva de las FDI.

En la segunda Guerra con Líbano, en 2006, fuimos reclutados para luchar contra Hezbolá.

Después de estar una semana en un pueblo al sur de Líbano, llamado Randuria, que estaba lleno de terroristas. Un día antes de terminar la guerra, ibamos yo en un gran camión, el cual topó con una mina terrestre que habían enterrado entre unos árboles. Lo que recuerdo es la explosión. Algo me pegó en la cara y me destruyó la parte izquierda de la misma. Me levanté y me encontré en un helicóptero, rumbo al Hospital Rambam en Haifa.

Hachim Lachaim, es mi familia, somos más de seiscientos soldados. Lo que nos une es que nosotros mismos nos ayudamos a curarnos estando juntos.

Lo que hace este grupo es sacarte de tu casa cuando has estado en situaciones traumáticas.

Lo más fuerte es cuando yo me acerco a un soldado joven que acaba de ser herido,
cuando para él, en ese momento todo es negro. hablo Lo primero que le digo es: “Mira hermano, a mí me hirieron hace diez años, mírame estoy parado, trabajo, estoy bien, camino, tengo esposa e hijos, tengo todo, tú puedes llegar a hacerlo igual que yo, sólo tienes que unirte a nosotros para mejorar.

Estoy muy agradecido por la hospitalidad que hemos recibido de todas
las familias“.

En la despedida, se sirvió una taquiza. Enseguida, el rabino pasó al frente para entregar un libro como presente a cada una de las familias que hospedaron a los soldados. Finalmente, llegaron los mariachis… El ambiente era de júbilo y tristeza, pero ante todo de una gran hermandad.

 

 

 

 

 

 

 

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