Crónicas de un Seder de Pésaj muy paisano

LA MEIDELE

En sus marcas, listos y aaaaarrrrrrrrancan…

Llegó esta época del año, muy esperada por algunos y muy temida por otros (y cuando digo otros me refiero a las mujeres que tienen que trabajar el quíntuple comparado con  cualquier otro jag del año).  ¿Ya prepararon su buena dosis de Metamucil? Porque queridos paisanos… con tanta Matzá, la van a necesitar.

Pero hay que tomar en cuenta algo, las familias paisanas en México han cambiado y se han modernizado en los últimos años. Ya no tenemos los mismos Seders en donde  todos respetan la fiesta de la misma manera. Los Seders de Pésaj en la última década  han evolucionado y se han convertido (como todas nuestras costumbres) en algo muy endémico de los paisanos de México y este 2016 promete no decepcionar.

Las familias paisanas de hoy en día se conforman por gente con diferentes ideales y tradiciones familiares haciendo que los Seders se pongan cada vez más interesantes.

Primero que nada está, por supuesto, el abuelo, que tiene como labor llevar la Hagadá (a pesar de las plegarias de sus hijos y nietos por terminar lo antes posible y cenar) y como prioridad, transmitir la historia de Pésaj de generación en generación (aunque su nieto más chico tenga 16 años y se sepa la historia tal y como la cuenta el zeide al pie de la letra).

Por otro lado está la bobe, agotada de todas las compras y horas en la cocina de la semana, pero más consentidora y contenta que nunca por recibir a toda la familia.

Aunque un poco angustiada ya aunque está feliz de recibir a la nueva esposa de su nieto mayor, pero la señorita no sólo es vegetariana sino que está constantemente en una dieta rigurosa y además es bastante “chinche” ¿Brisket? ¿Kugl de Papa? ¿Qué va a comer la pobre mujer? Probablemente la bobe se la pase toda la cena vigilando al nuevo integrante de la familia para asegurarse de que no se muera de hambre.

Supongamos que estamos en un Seder idish, o sea, nada de kintiot (sea lo que eso signifique para cada familia). En México, en  los tiempos de hoy en día, seguramente el esposo de alguna hija pertenece a otra comunidad, por lo tanto en su familia comen arroz, maíz, etc. Si este es su caso, prepárense para pasar la cena escuchando todas las recetas Kosher de Pésaj que habrá en el Seder con el otro lado de su familia.

Lo peor del caso es que no pueden negar que morirían por un poco de sus hojas de parra, kipes o hamod.

Como si de por sí las familias paisanas no fueran lo suficientemente entretenidas, esta es la noche del año donde la bobe invita a primas lejanas que alguna vez conociste (en tu boda), a la amiga de Naamat que no tenía a dónde ir y a la niña de intercambio de Israel que conoció en el Punto CDI. Por encima de todo está la mesa de niños, en donde uno ya se quedó dormido, los otros se están peleando por ver quién va a ganar el aficomán y el más grande no ha parado de quejarse porque se quiere sentar en la mesa de grandes (pero su lugar está ocupado por la prima de la tía de la amiga del sastre del Shtetl de Polonia).

¡Que tengan bonitas fiestas!

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La Meidele: Es una niña no paisana, sino paisanísima de la comunidad de judíos en México. Yoga, Pants, Frapes con las amigas y mucho sushi; pero también tnuot, jaguim y tradiciones. Ve la vida de los paisanos a través de los ojos de una Millenial con mucho humor negro. Cree que no hay mejor filosofía de vida que la de burlarse de uno mismo, fan forever de Woody Allen. Aunque en realidad ¿Quién no es La Meidele?