Queridos amigos:
Durante los últimos 15 años ACOM ha sido la organización de referencia en España por lo que se refiere al activismo político a favor de Israel. Es una asociación aconfesional y no partidista, se nutre del trabajo y las aportaciones de activistas y simpatizantes y es importante destacar que nunca ha recibido ninguna subvención pública.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Hoy* vengo desde la antigua tierra de Sefarad, no con un discurso bonito, sino con alarmantes noticias. La historia que les vengo a contar trata sobre cómo el sectarismo antisemita del movimiento de boicot a Israel pasó de ser algo marginal, circunscrito a la Academia y al mundo de la cultura, para transformarse en pocos años en un cáncer que corroe nuestras instituciones. Y vengo a explicarles cómo esta situación, única en Europa, constituye un peligro existencial para la relación de nuestro país con el Estado judío y, aceptémoslo, para una vida judía normal en España.
Debo empezar por recordarles que España, con 48 millones de habitantes, es un país importante en Europa, su quinta economía. Pero que es una democracia inmadura, de apenas 40 años. También fue el último país de Europa en establecer relaciones diplomáticas con Israel, hace apenas 30 años: ¡España estableció relaciones con Israel después que Egipto! Y esas relaciones vienen marcadas por una percepción pública negativa del Estado de Israel como consecuencia no de un antisemitismo clásico y ancestral, sino de su forma contemporánea, marcada por la hostilidad generalizada en muchos medios de comunicación e instituciones académicas.
En el mundo político, la actitud hacia Israel ha evolucionado con los años: desde el rechazo histórico de la derecha a un Partido Popular con una postura moderadamente empática, aunque no de un modo público ni particularmente sólido. Y una evolución de la izquierda socialista, que fue la que estableció relaciones con Israel, para derivar luego a posiciones antagónicas, particularmente notables bajo el Gobierno Zapatero.
La crisis económica que ha sufrido España ha generado una desafección general hacia los partidos tradicionales, lo que ha dado lugar a dos movimientos políticos nuevos: uno reformista y moderado como Ciudadanos, algunos de cuyos dirigentes han expresado simpatías públicas hacia Israel, y otro de tinte ultraizquierdista y chavista, Podemos y sus aliados, profundamente hostil a Israel como forma políticamente aceptable de antisemitismo.
En España, el espacio antisemita que en otros lugares de Europa ocupa la ultraderecha está representado por un grupo político bolivariano que desde las últimas elecciones locales gobierna la mayoría de las principales ciudades de España (Madrid, Barcelona, Valencia…) y que opta al Gobierno nacional como potencial socio de una coalición de izquierdas con el Partido Socialista.
Espero que comprendan el perfil del tipo de individuos involucrados en esa formación: hablamos de gente como Guillermo Zapata, concejal de Madrid, que bromeaba sobre cómo meter en el cenicero de un pequeño coche a cinco millones de judíos. O como Juan Carlos Monedero, que desde la zona VIP del festival Rototom de este verano alentaba el acoso antisemita al cantante Matisyahu.
En España, el movimiento BDS y la extrema izquierda política no están alineados: son una cosa y la misma, el boicot a Israel es central a sus convicciones y una prioridad política. Prioridad en la que sin duda tienen que ver los orígenes y la financiación de este movimiento.
Se preguntarán cómo llega un grupo de oscuros profesores universitarios en el extremo del espectro político a gobernar las principales ciudades de España y usar sectariamente las instituciones que gobiernan para crear una mancha de aceite de áreas de exclusión antisemitas. Cómo pasó el movimiento BDS de ser financiado fundamentalmente por subvenciones públicas de Gobiernos populares y socialistas, que en su ceguera creían poder apaciguarlos con dádivas, a usar ahora masivamente ingentes recursos del presupuesto.
El cambio sustancial lo observamos con la emergencia de Podemos. Y esa emergencia no es casual: la Policía española ha presentado al juez evidencias de que este grupo recibió para su génesis ingentes cantidades de dinero del régimen chavista y judeófobo de Venezuela y, lo que es más importante, de la República Islámica de Irán. Algo que sus dirigentes no se molestan ni en negar, pues es obvio que su salto a la luz pública se hizo precisamente en un canal de televisión de régimen fundamentalista de los ayatolás: Hispan TV.
Es en este punto en el que la inmadurez de nuestra democracia queda evidenciada: en cualquier otro país, la noticia de que el teléfono móvil de un candidato a presidente del Gobierno ha sido sufragado por fondos conectados a un régimen que fomenta el yihadismo internacional, que ha estado relacionado a atentados como el de la AMIA –con decenas y decenas de muertos–, que maltrata a las mujeres, que tortura a opositores, que cuelga a los gais y que amenaza todas las semanas con borrar del mapa a un país democrático como Israel lo invalidaría para recibir votos que no fueran de una mano de marginales. En España, ese grupo ha obtenido 69 diputados. Y su primera proposición en la Comisión de Exteriores del Congreso fue, precisamente, el reconocimiento unilateral, urgente e incondicional de un Estado palestino: claramente, la voz de su amo.
Cometerían un error si confundieran a este grupo con Syriza, de Grecia, o con Bloco, de Portugal: en su sustrato no hay pragmatismo sino experiencia revolucionaria práctica; su objetivo es fundar una Venezuela chavista en el corazón de Europa, y para un régimen como el iraní, acostumbrado a financiar la desestabilización global, planificar y ejecutar este plan en un país importante de la Unión Europea usando a este grupúsculo leninista como herramienta ha resultado hasta barato.
Cuando el movimiento BDS-Podemos ejecuta su estrategia de declaraciones institucionales en ayuntamientos en pro del boicot a Israel, en realidad ejecuta la estrategia Judenrein de los años 30.
¿Y qué podemos hacer los amigos de Israel movilizados en torno a ACOM? Nuestra estrategia tiene tres elementos:
1) En el ámbito político, informamos a los representantes de partidos moderados de los verdaderos fines y métodos del movimiento BDS y de la ilegalidad de los acuerdos que pretenden adoptar. De este modo se han parado numerosas mociones antisemitas en lugares como Cordoba –la cuna de Maimónides–, Zamora, Sabadell, Alcoy…
2) Nuestros simpatizantes son activos diariamente en medios tradicionales y en redes sociales, donde decenas de personas prestan generosamente su tiempo para confrontar losmensajes sectarios y de odio del movimiento BDS-Podemos. Como no están acostumbrados a medios libres que no controlan, ni a la respuesta cívica, los chavistas judeófobos ven en esta respuesta, que expone situaciones como las de Zapata o Matisyahu, un contubernio. Sea.
3) Cuando todo lo anterior falla, llega el momento de la actividad legal. Contamos con un equipo numeroso de abogados que trabajan pro bono para llevar ante los tribunales a las instituciones que promueven ilegalmente el boicot antisemita a Israel. Hasta ahora, contamos con victorias legales en ayuntamientos como los de Avilés y Langreo. Nuestra experiencia judicial contra el BDS se remonta a las victorias contra la discriminación ejercida sobre la Universidad de Ariel por el Ministerio de Vivienda del Gobierno Zapatero o los fracasados intentos de los flotilleros a Gaza de juzgar en España a miembros del Gobierno israelí: acabaron pagando hasta las costas.
Les anunciamos que hemos presentado más de veinte demandas contra instituciones que han limitado libertades constitucionales con estas declaraciones en ayuntamientos, diputaciones y cabildos insulares, y hay más de diez en camino. Pero también les adelanto que estamos en disposición de llevar ante los tribunales por la vía criminal a los incitadores y responsables de estos actos, y actuaremos igualmente sobre su financiación irregular. Sabemos que nos observan, que nos leen. Pues que vayan aprendiendo lo que se les avecina y contraten buenos abogados, porque, como dijo el primer ministro Béguin, aquí no encontrarán a ningún sionista a quien le tiemblen las piernas. Los judíos ya fueron acosados en España hasta la expulsión hace quinientos años, y los amigos de Israel no dejaremos que ese tipo de infamia vuelva a suceder en nuestro país.
Angel Mas, Presidente de ACOM
* Original publicado en El Medio. Una versión en inglés de este texto el pasado 20 de marzo, en un panel de debate organizado por El Medio en la conferencia anual de Aipac
Fuente: ACOM – Edición: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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