BRET STEPHENS
Los activistas pro-palestinos en los campus tienen algunos apoyos financieros ‘muy malolientes.’
En una conferencia pública el estudiante de derecho de Harvard, Husam El-Quolaq, planteó una pregunta a Tzipi Livni, la ex ministra del exterior israelí. “¿Cómo es que usted es tan maloliente?” quiso saber El-Quolaq. “Es con respecto a su olor—acerca del olor de Tzipi Livni, muy maloliente.”
Harvard se esforzó por tratar de mantener en secreto la identidad del interrogador, incluso borrando el comentario de su video del evento—un privilegio, sospecha uno, que la escuela no habría permitido a un estudiante haciendo una pregunta similar a un orador negro. El-Quolaq, quien es activo en una organización de Estudiantes para la Justicia en Palestina (SJP) afiliada a Harvard, ofreció luego una disculpa anónima “a cualquiera que se haya sentido ofendido.”
Sin embargo, el intercambio es otro recordatorio del ambiente anti-Israel y cada vez más antisemita que experimentan ahora los estudiantes en los campos estadounidenses. Eso es la acción de muchos grupos, incluidos algunos nominalmente judíos. Pero ninguno es tan prominente como SJP, el cual tiene más de 100 capítulos nacionales y ha sido astuto en emparejarse con organizaciones estudiantiles de izquierda o minorías para patrocinar eventos anti-Israel, interrumpir a oradores pro-Israel, y agitar para resoluciones de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en el campus.
El objetivo auto-proclamado de SJP es terminar la “ocupación y colonización de todas las tierras árabes” por parte de Israel mientras “promueve los derechos de los refugiados palestinos a retornar a sus casas.” Esa es otra forma de destruir al estado judío.
Sin embargo, con todo lo prominentes que se han vuelto SJP y el más amplio movimiento BDS, menos se sabe acerca de las fuentes de su financiación. Eso cambió la semana pasada después del testimonio de Jonathan Schanzer de la Fundación para la Defensa de las Democracias ante el Comité de Asuntos Extranjeros de la Cámara.
Schanzer, un ex funcionario del Departamento del Tesoro y experto en finanzas del terrorismo, destaca en su testimonio que un apoyo prominente del SJP y grupos afines es una organización llamada Musulmanes Estadounidenses para Palestina, con sede en Palos Hills, Ill., y dirigida por el profesor Hatem Bazian de UC Berkeley, quien también resulta ser uno de los fundadores de SJP. Musulmanes Estadounidenses para Palestina afirmaron haber gastado u$s100,000 en actividades anti-Israel en los campus en el año 2014, incluyendo para SJP. Una conferencia de Musulmanes Estadounidenses para Palestina ese año en un Hyatt de Chicago invitó a los participantes a “venir y navegar la fina línea entre el activismo legal y el apoyo material para el terrorismo.”
La Fundación para la Defensa de las Democracias descubrió que muchos de los miembros principales de los Musulmanes Estadounidenses para Palestina fueron anteriormente activos en algunas dudosas ex organizaciones de caridad. La más prominente, la Fundación Tierra Santa Para Ayuda y Desarrollo, con sede en Texas, fue cerrada en el año 2001 por el gobierno federal por proporcionar millones en fondos al grupo terrorista palestino Hamás; cinco funcionarios de Tierra Santa finalmente fueron condenados a penas de prisión y otros dos huyeron del país.
Hoy, los líderes de Musulmanes Estadounidenses para Palestina incluyen al menos tres graduados de Tierra Santa. Uno de ellos es el vendedor de muebles Salah Sarsour de Milwaukee, quien el año pasado dijo a Al Jazeera que una conferencia de Musulmanes Estadounidenses para Palestina que él presidió “se propone mantenerse al día con y apoyar la intifada continua del pueblo palestino.”
Según un informe del FBI de noviembre del 2001, el hermano de Sarsour, Jamil, confesó en 1998 a funcionarios israelíes que “algunos de los miembros del Centro Islámico en Milwaukee, Wisconsin, y sus hermanos Salah e Imad están involucrados en recaudar dinero en el nombre de la Fundación Tierra Santa Para Ayuda y Desarrollo que en realidad es para Hamás.” Sarsour pasó un tiempo en la prisión israelí por actividades relacionadas con Hamás pero no ha sido acusado de un crimen en los Estados Unidos. Él no respondió los llamados para hacer comentarios.
Luego está la Asociación Islámica para Palestina, la cual en el año 2004 fue encontrada civilmente responsable en una corte federal por apoyar a Hamás y fue desbandada en el año 2010. Al menos cuatro ex líderes principales de la Asociación Islámica para Palestina están actualmente activos en Musulmanes Estadounidenses para Palestina, incluido su director de política nacional, Osama Abu Irshaid.
En una entrevista telefónica, Abu Irshaid insistió en que “Asociación Islámica para Palestina no tiene nada que ver con Musulmanes Estadounidenses para Palestina” y descartó las afirmaciones de que la Asociación Islámica para Palestina tuviera vínculos con Hamás como “definitivamente infundadas”, al menos en lo que él sabía. “Sólo puedo atestiguar lo que experimenté yo”, agregó cuidadosamente.
Pero el veredicto en el caso de Tierra Santa destacó cheques de donación de principios de la década de 1990 que “fueron hechos pagaderos a la Asociación Islámica para Palestina, pero depositados en la cuenta bancaria de Fundación Tierra Santa y sobre los cuales los donantes habían escrito en la línea de memo ‘sólo para los muyahidines palestinos.'” El tribunal también describió a la Asociación Islámica para Palestina como una “entidad mediática” creada por Mousa Abu Marzook, un líder principal de Hamas que en 1995 fue nombrado “terrorista especialmente designado” por el Departamento del Tesoro.
El lunes, hablé al Bazian y le pedí que abordara las afirmaciones específicas de Schanzer. “Esto se trata de silenciar a cualquier persona o a cualquier grupo que habla sobre Palestina”, dijo él, acusando a Schanzer y al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de dar al “McCarthyismo una nueva oportunidad de vida.” En cuanto a los vínculos pasados de los líderes de Musulmanes Estadounidenses para Palestina, él lo descartó como “culpa por asociación.”
Schanzer explicó en su testimonio que la Fundación para la Defensa de la Democracia “no había visto ninguna evidencia de actividad ilícita” por parte de Musulmanes Estadounidenses para Palestina, incluyendo recaudar dinero para causas extranjeras. E incluso los co-conspiradores no acusados en organizaciones patrocinantes del terror tienen derechos, incluyendo a la reunión y a la expresión.
Aun así, vale la pena pensar sobre quienes son estas personas y las políticas que ellos apoyan. Como escribió el Juez Richard Posner en su decisión del año 2008 confirmando el fallo contra la Asociación Islámica para Palestina, “Cualquiera que a sabiendas contribuye con el ala no violenta de una organización que sabe que participa en terrorismo está contribuyendo a sabiendas con las actividades terroristas de la organización.”
Como podría decir Husam El-Quolaq, “muy maloliente”.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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