KHALED ABU TOAMEH
El incidente samaritano revela también como trata la Autoridad Palestina (AP) a las minorías religiosas en los territorios palestinos. La pequeña comunidad de samaritanos en la Margen Occidental ahora enfrenta una dura opción: continuar viviendo con la Autoridad Palestina y aceptar su intimidación, o relocalizarse a un lugar más seguro.
¿Qué ocurre si llegas a una ceremonia religiosa y descubres que tus vecinos judíos están también en la lista de invitados?
Bueno, si eres un representante de la Autoridad Palestina (AP), te levantas y te vas. No importa si tal medida insulta a tus anfitriones: lo principal es no sentarte con judíos, especialmente si son de los de los asentamientos.
Este hecho bochornoso tuvo lugar la semana pasada cerca de la ciudad palestina de Nablus, donde miembros de la pequeña comunidad samaritana se reunieron para celebrar su propia Pascua. Los samaritanos son un grupo étnico-religioso en el Levante, originándose en los israelitas del antiguo Cercano Oriente.
Las cosas anduvieron bien durante unos dos minutos en el Monte Gerizim, una de las dos montañas en la vecindad inmediata de Nablus. Ese fue el tiempo que le llevó a los invitados palestinos marcharse en protesta por la presencia de representantes de la comunidad de asentamientos judíos y oficiales de las FDI.
El gobernador de Nablus de la Autoridad Palestina, General Akram Rajoub, era un invitado de honor, como lo fueron el Alcalde de Nablus, Adli Yaish, y docenas de palestinos.
Rajoub luego explicó su decisión: “Si, nos retiramos de la ceremonia. Respetamos y apreciamos a la comunidad samaritana y hemos estado compartiendo normalmente con ellos en los eventos alegres y tristes. Los consideramos parte del pueblo palestino. Pero no podemos aceptar la presencia de colonos en la ceremonia. Aún peor, a estos colonos les fue dado el privilegio de hablar en la ceremonia, motivo por el cual tuvimos que boicotear el evento oficial y abandonar la sala. No estamos preparados para hablar con los colonos judíos porque no aceptamos su presencia entre nosotros.”
Poco después Fatah, el partido gobernante del Presidente Mahmoud Abbas de la AP en la Margen Occidental emitió una declaración condenando en forma enérgica la invitación a líderes judíos colonos a la ceremonia samaritana:
“Este es un precedente peligroso que no debe permitirse que vuelva a ocurrir. Esto es algo inusual que haga la comunidad samaritana. Los consideramos parte del pueblo palestino y esperamos que esta invitación no represente la voluntad de nuestro pueblo samaritano. Ellos tienen que arreglar esto e impedir que suceda nuevamente.”
Raed Dib’i, un funcionario de Fatah de alto rango en la Margen Occidental, elogió la decisión de la delegación palestina de boicotear la ceremonia. Él dijo que la medida reflejó el rechazo de los palestinos a cualquier forma de “normalización con los ocupantes y las pandillas de colonos.”
Esta no es la normalización en acción. La Autoridad Palestina ha tenido una política de larga data de combatir la “normalización” con los israelíes, y este no es más que un ejemplo desagradable. Pero esta campaña no es dirigida sólo contra los residentes de asentamientos judíos, sino también contra los judíos que viven dentro de Israel.
Durante los últimos años, activistas políticos palestinos, incluidos muchos pertenecientes al partido Fatah de Abbas, han estado librando una campaña feroz contra las reuniones entre judíos y árabes.
Mostrando sus caras verdaderas, los activistas no vacilan en atacar incluso a judíos que son partidarios de los palestinos. En un incidente el año pasado, activistas de Fatah frustraron un evento conjunto palestino-israelí llamado Abrazo a Jerusalem cerca de la Puerta de Damasco de la Ciudad Vieja. Los matones atacaron en forma indiscriminada a la gente, incluidos equipos de filmación, activistas europeos y aun a participantes palestinos. No hace falta decir que ninguno de los participantes judíos en este evento “pacífico” era un residente de asentamientos judío.
El incidente samaritano revela también como trata la Autoridad Palestina a las minorías religiosas en los territorios palestinos.
Al marcharse de la ceremonia, los líderes de la AP transmitieron a los samaritanos que ellos no son, como fueron, los que arman la lista de invitados para su propia fiesta — especialmente si los invitados son judíos que viven en asentamientos cercanos, u oficiales de las FDI. El mensaje aquí es claro: Sigan nuestras normas o enfrenten un boicot.
Esa es una buena bofetada en la cara para la comunidad samaritana. Y la bofetada llegó en una festividad religiosa, no en una concentración política.
El tiempo dirá, y probablemente no pasará mucho, si la AP y sus activistas de Fatah atacarán a la comunidad samaritana con más que una bofetada.
La Autoridad Palestina ya ha “castigado” a los samaritanos aprobando una ley que cancela la única banca que tiene la comunidad en el parlamento palestino, el Consejo Legislativo Palestino (CLP). El único miembro samaritano del parlamento, Saloum Cohen, fue electo en 1996. Él murió en el 2004. Desde entonces la comunidad no ha tenido ninguna representación en el CLP.
Pero la falta de representación en el parlamento no es una preocupación principal para los samaritanos en estos días. En cambio a la comunidad le preocupa cómo será tratada por la AP, ahora que parece mirarlos como “traidores” en vez de amigos. Los samaritanos están comenzando a preguntarse si su suerte será la misma de la minoría cristiana en los territorios palestinos.
Anteriormente, este mes, los cristianos palestinos acusaron a la Autoridad Palestina y a Hamás de trabajar para borrar la historia cristiana. Las acusaciones llegaron después del descubrimiento de una antigua iglesia bizantina en la Ciudad Gaza. A pesar del importante descubrimiento histórico, fueron utilizadas excavadoras para destruir los artefactos de la iglesia a fin de levantar un centro comercial en el sitio.
En otro golpe más a los cristianos, el gobierno de la AP rechazó hace poco demandas de considerar una festividad oficial a la Pascua. La decisión enojó a muchos cristianos palestinos. Sus líderes escribieron una fuerte carta al primer ministro de la AP, Rami Hamdallah, en la cual dijeron que no hubiesen sido sorprendidos si tal decisión hubiese sido tomada por el gobierno de Arabia Saudita, Qatar o Malasia.
Los samaritanos ahora están enfrentando una dura elección: continuar viviendo con la Autoridad Palestina y aceptar su intimidación, o relocalizarse en un lugar más seguro. Si eligen lo primero, mejor que hagan las paces con el hecho de no tener paz con sus vecinos judíos.
*Khaled Abu Toameh, es un periodista galardonado que radica en Jerusalem.
Fuente: Gatestone Institute
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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