Adolf Eichmann, su captura y su sentencia

NADIA CATTAN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Es triste aceptarlo, pero el Holocausto nazi puede presumir de una perfecta organización.

En 1939, comenzaron las deportaciones de los judíos a los guetos; en estas pequeñas ciudades amuralladas abundaba el hambre, el sufrimiento y las enfermedades; sin embargo, los guetos no le daban a Adolfo Hitler las tasas de mortalidad que él quería alcanzar, es por eso que el 20 de Enero de 1942 se llevó a cabo la Conferencia de Wannsee, en donde quedó claro que “el problema judío” se debía solucionar y para ello, se implementaría “la solución final”.

De este modo, judíos de Polonia, Hungría, Viena, Francia, Grecia, Italia, Holanda, Rumania, Checoslovaquia, Austria y muchos países más, fueron deportados a campos de concentración gracias a una logística de transporte que el Coronel Adolf Eichmann organizó con minuciosa precisión.

El genocidio contra los judíos transcurrió de una forma sistemática. Para cuando el mundo “despertó” ya eran millones los que habían muerto en los campos de concentración; la maquinaria de muerte nazi ya llevaba 5 años funcionando a la perfección. Pero gracias a que nadie duerme eternamente, los países despertaron, se aliaron y se prepararon para atacar por diferentes flancos.

Arruinado y vencido Hitler se suicidó y el 7 de Mayo de 1945 Alemania se rindió.

Hora de esconderse.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial  la caza de nazis comenzó,  pero Adolf Eichmann simplemente desapareció. Fue momentáneamente capturado por el ejército de Estados Unidos, pero debido a que Eichmann ocultó su verdadera identidad, los estadounidenses no pusieron especial atención en su persona y el importante Coronel logró escapar.

Durante 4 años Adolf se movió por varias ciudades de Alemania usando el nombre de Otto Henninger. Finalmente, gracias a la ayuda de un fraile franciscano, el obispo Alois Hudal y a ODESAA (Organización formada por ex miembros de la SS) Eichmann obtuvo un pasaporte emitido por la Cruz Roja con el nombre de Ricardo Klement. Ahora, con pasaporte falso en mano, Eichmann estaba dispuesto a huir dejando sus atrocidades en el pasado.

En 1950 Adolf Eichmann salió de Génova rumbo a Argentina, y a sus 44 años llegó a la ciudad de Buenos Aires para empezar una nueva vida.

Los intentos por trabajar iniciaron; Adolf puso una lavandería, un criadero de conejos, fue también mecánico y vendedor de jugos, los esfuerzos no cesaron pero todo terminaba en fracaso; hasta que consiguió empleo en una planta de coches de Mercedes Benz, entonces construyó una pequeña casa en la calle de Garibaldi, cerca de su trabajo, en el Municipio de San Fernando. Era una casa que carecía de agua y de electricidad; pero ahí, en ese aislado poblado también existían vecinos, y los vecinos suelen observar, sospechar y elaborar sus propios juicios.

Lothar Hermann era un judío alemán que había emigrado a Argentina en 1938, era invidente pues en 1935 la Gestapo lo arrestó lastimándole los ojos. Lothar tenía una hija, Silvia, quién un día le comentó de Nicholas Eichmann, su nuevo amigo. Lothar investigó más, pues no le fue indiferente aquél apellido, y después de poco tiempo descubrió que el ex Coronel de la SS Adolf Eichmann, era su vecino.

Hora de buscar.

Las cartas con la gran noticia iniciaron, pero los destinatarios no hicieron mucho caso; nadie le daba seguimiento, pues las sospechas del invidente no tenían mucho fundamento. Después de muchos intentos, Lothar fue escuchado y el 1 de Marzo de 1960 Zvi Aharoni, agente del MOSSAD fue enviado a Argentina para descubrir la verdad.

La investigación y la observación del sospechoso

Entonces se tomó la decisión de dar el primer paso, Aharoni se acercó a Eichmann para pedirle informes sobre alguna casa en venta que pudiera haber en la zona; mientras lo hacía, Aharoni sacó varias fotografías gracias a que dentro de su portafolio tenía una cámara escondida. Después de estar fugitivo por 15 años, Eichmann volvió a ser fotografiado, pero esta vez, por agentes del MOSSAD que confirmaron su verdadera identidad.

Las fotografías fueron llevadas a manos del Primer Ministro  de Israel, David Ben Gurión y la misión de arrestarlo inició. El reto era sacarlo de Argentina con vida y trasladarlo a Israel para ser juzgado, sin duda, un reto complicado.

Juan Domingo Perón, Presidente de Argentina, acogió a los nazis en su país después de la Segunda Guerra Mundial y desde ese entonces, era bien sabido que el Gobierno Argentino les otorgaba a sus refugiados nazis protección y libertad; por lo que el MOSSAD sólo tenía una opción, transportar a Eichmann a Israel de una forma ilegal.

El 1 de Mayo de 1960, ocho miembros del MOSSAD llegaron a Argentina, todos por separado, todos con pasaportes falsos. Raphael Eitan estuvo a cargo de la misión, rentaron casas con seguridad, automóviles y la misión comenzó.

Hora de Actuar.

Después de semanas de observarlo, los agentes del MOSSAD se dieron cuenta que la rutina de Eichmann era estable y constante, así que el 11 de Mayo decidieron actuar.

Ansiosos y nerviosos, los agentes del MOSSAD esperaron dentro de sus coches a que Eichmann volviera del trabajo como todas las noches. A las 8:05 p.m. el camión llegó y Eichmann bajó, un agente se le acercó y le dijo: “Un momentito señor” aquella frase, era lo único que el agente sabía decir en español. Segundos después se le abalanzó tirándolo al piso, Eichmann gritó pero fue introducido en el coche y el plan continuó. En el camino a casa, un agente le habló a Eichman en alemán, fue entonces cuando el ex oficial de la SS entendió que el pasado, no siempre se puede dejar atrás.

A más de 14,000 kilómetros de Israel, Adolf Eichmann fue capturado por el MOSSAD.

Ya en la casa, un Doctor inspeccionó a Eichmann y confirmó su identidad, una pista esencial fue la cicatriz en su brazo, evidencia de que el tatuaje, característico de todo oficial de la SS, había sido retirado. De cualquier forma, Eichmann terminó revelando quien era en realidad; mientras que los agentes miraban asombrados cómo un ser tan insignificante, podía haber cometido tantas atrocidades.

Hora de partir.

Los agentes del MOSSAD y su secuestrado se disfrazaron de miembros de la tripulación y se encaminaron al aeropuerto de Ezeiza para subir al avión. El Doctor del grupo se encargó de dormir a Eichmann para fingir estado de ebriedad, el olor a whisky era evidente y los guardias de seguridad argentina no se detuvieron a cuestionar. Los “amigos de aquél borracho” presentaron su pasaporte israelí falso, y una vez mostrados los documentos necesarios, no hubo nada más que investigar.

Después de días de nervios y fulminante tensión, el avión finalmente despegó.

Por razones de combustible el avión debía hacer escala en Brasil, pero el piloto decidió no aterrizar, pues pisar suelo sudamericano podría implicar un gran riesgo de estropear la misión que estaba casi por culminar. Así que el avión cruzó el Atlántico llegando casi sin combustible a Dakar, ahí, en el continente africano, cargó combustible y volvió a despegar.

No queda mucho por describir; el avión pisó por fin suelo israelí. Eichmann pudo ver con sus propios ojos que aquellos judíos ahora tenían su propio país.

Los roles y el escenario habían cambiado, Israel era un Estado judío democrático y desarrollado, pero de ninguna manera olvidaba el Holocausto nazi de su pasado.

Hora de hacer justicia.

Así pues comenzó el juicio, la sala estaba abarrotada de sobrevivientes del Holocausto que dieron su testimonio como testigos. Eichmann, resguardado en una cabina blindada para su protección, se mantenía tranquilo.

Su abogado Robert Servatius hacía su mejor esfuerzo por disminuir la responsabilidad del enjuiciado durante el Holocausto. Por su parte, Eichmann alegaba que sólo se limitaba a cumplir con órdenes superiores; pero el argumento se desmoronó cuando se presentaron cientos de documentos firmados por el acusado que ordenaban las deportaciones y los exterminios de judíos. Adolf Eichmann no sólo obedecía, también implementaba, ordenaba y asesinaba. Independiente a esto, existían pruebas de que al final de la guerra, el Coronel Heinrich Himmler ordenó parar la matanza de judíos, y desobedeciendo la orden superior, Eichmann continuó cometiendo más exterminios.

En diciembre, Adolf Eichmann fue declarado culpable y condenado a pena de muerte por crímenes en contra de la humanidad.

Fue ahorcado a la media noche del 31 de Mayo de 1962.

A la mañana siguiente, su cuerpo fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas en el mar, fuera de las aguas de Israel. Michael Giladi vació la urna dejando caer al mar las cenizas . ¿Qué quién es Michael Giladi? Nada más y nada menos, que un sobreviviente de Auschwitz.

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