URI BENGUIGUI
El sábado hará 68 años que se proclamó el Estado de Israel. Aquel día, cerca de 700.000 judíos decidieron mirar adelante y no llorar más a las víctimas que aún quemaban en Auschwitz: optaron por la ilusión y no la venganza, y lo hicieron gritando a los judíos de todas partes, que vivían aún traumatizados por los vientos de la shoah, a compartir un proyecto en el que cabían todos, un Estado democrático, plural y moderno basado en el sueño del padre del sionismo Theodor Herzl de construir “un hogar nacional judío”. El sionismo es eso, el derecho del pueblo judío a tener un refugio ya que la historia nos demuestra que los judíos hemos sido perseguidos por todo el mundo. Israel es, por lo tanto, nuestro seguro de vida.
Israel es el único Estado del planeta donde la mayoría de sus habitantes son judíos. Es un país multicultural donde también viven un 20% de drusos, beduinos y árabes israelíes. De los casi doscientos Estados que hay en el mundo, sólo uno es de mayoría judía. Este oasis de democracia en Oriente Medio hace posible que Israel esté tratando en los hospitales del norte del país a víctimas de la guerra en Siria, país con el que no tiene relaciones diplomáticas, o que, por ejemplo, sea refugio de personas LGTBI de países de los alrededores, donde son perseguidos. En contraste, la existencia de Israel ha permitido que los judíos perseguidos, discriminados y excluidos encuentren refugio en el Estado judío, desde los pocos supervivientes del Holocausto y hasta los 800.000 refugiados judíos exiliados de los países árabes.
Israel es un país más pequeño que Catalunya y casi tienen el mismo número de habitantes. Israel tiene varias universidades entre las 100 primeras del mundo. Israel es el primer país del planeta con el mayor porcentaje de universitarios, con más científicos per cápita, con 9 Premios Nobel, con más libros por habitante y el segundo en edición de libros. La histórica capital de Israel, Jerusalén, es la primera ciudad del mundo globalmente conectada con wifi. Tel Aviv es una capital vegana y gay-friendly. Han inventado los tomates cherry, la tecnología del whatsapp y la de los aviones no tripulados, el pen drive, el primer antivirus, el teclado láser, el sistema moderno de irrigación del campo y la cápsula en microcámara que examina el interior del cuerpo humano.
Hoy nadie puede hacer su vida cotidiana sin las nuevas tecnologías que ha creado Israel en los últimos 68 años, desde que se fundó el 14 de mayo de 1948. Desde el Israel del kibbutz (cooperativa que gestiona comunitariamente la agricultura, la ganadería y ahora la hostelería) hasta el Israel de la start-up (empresa emergente innovadora de alto crecimiento), Israel es creatividad e innovación.
Obviamente, no podemos hablar de Israel sin hacerlo del eterno conflicto, un conflicto donde no se puede entender que la mayoría de países árabes todavía no reconozcan una realidad como es la del Estado de Israel, pero que quieran proponer soluciones al conflicto, de hecho, hemos llegado a oír que el conflicto con Palestina era “la madre de los conflictos”, cosa que los últimos acontecimientos en Siria, Iraq y Libia han demostrado como falso. Dicen los negociadores palestinos e israelíes que la solución al conflicto está escrita, entonces, ¿que nos hace falta?
¡Nos hace falta que Europa entienda que con violencia no es posible construir una sociedad pacífica, se tiene que exigir el fin del terrorismo!!, que la solución vendrá sólo del diálogo directo entre palestinos e israelíes, como con Arafat y Rabin, que el conflicto tiene su raíz en la desconfianza mutua, que la paz tiene que ser la paz de los pueblos y no sólo de los gobernantes, pues, en definitiva, no se trata de la paz como simple ausencia de conflicto armado, hay que ir más allá, hablamos de reconciliación, y eso supone educar a los niños en una cultura de paz, basada en la diversidad religiosa, como lo hacemos aquí. Ojalá podamos ver pronto por las calles de Gaza, Ramallah, Canteo, Ammán o Baghdad o algunos barrios de Europa, judíos con la kippá sin correr ningún riesgo, entonces estaremos hablando de reconciliación que es lo que nos hace falta.
*Uri Benguigui es Presidente de la Comunidad Israelita de Barcelona
Fuente: La Vanguardia – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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