El mundo árabe todavía hoy no acepta el concepto de un estado judío de ningún tamaño o ninguna forma. Incluso Egipto y Jordania, que firmaron acuerdos de paz con Israel, no aceptan que Israel es un estado judío, y continúan promoviendo odio antisemita contra Israel.
Como árabes, somos muy adeptos a exigir que sean respetados nuestros derechos humanos, al menos cuando vivimos en democracias liberales tal como en Norteamérica, Europa, e Israel. ¿Pero que ocurre en lo que respecta a nuestro respeto de los derechos humanos de otros, particularmente los judíos?
Cuando examinamos nuestra actitud hacia los judíos, tanto históricamente como en el presente, nos damos cuenta que está centrada en negar a los judíos el derecho humano más fundamental, el derecho sin el cual ningún otro derecho humano es relevante: el derecho a existir.
El derecho a existir en el Medio Oriente antes de 1948
Los anti-sionistas repiten a menudo la afirmación que antes de la Israel moderna, los judíos eran capaces de vivir en paz en el Medio Oriente, y que es el establecimiento del Estado de Israel el que creó la hostilidad árabe hacia los judíos. Eso es una mentira.
Antes de la Israel moderna, como escribió el historiador Martin Gilbert, “Los judíos tenían el estatus inferior de dhimmi, el cual, a pesar de darles protección para rendir culto según su propia fe, los sometía a muchas restricciones vejatorias y humillantes en sus vidas diarias.” Como escribió otro historiador, G.E. von Grunebaum, los judíos en el Medio Oriente enfrentaron “una extensa lista de persecuciones, confiscaciones arbitrarias, intentos de conversiones forzadas, o pogromos.”
El derecho a existir como un estado independiente
El Sionismo se derivó de la necesidad de los judíos de ser dueños de su propio destino; ya no ser más las víctimas de discriminación o masacres simplemente por ser judíos. Este proyecto fue aceptado y reconocido formalmente por los ingleses, a quienes les había sido concedido un mandato sobre Palestina por parte de la Liga de Naciones. El mundo árabe, sin embargo, nunca aceptó el reconocimiento formulado por Inglaterra en la Declaración Balfour de 1917, y nunca aceptó el plan de partición aprobado por las Naciones Unidas en 1947, el cual reconoció el derecho de los judíos a su propio estado.
El rechazo árabe a aceptar el derecho a existir del estado judío, un derecho que carga más peso legal internacional que casi el derecho a existir de cualquier otro país, resultó en muchas guerras, comenzando por la guerra de independencia en 1948-1949. El mundo árabe todavía hoy no acepta el concepto de un estado judío de ningún tamaño o ninguna forma. Incluso Egipto y Jordania, que firmaron acuerdos de paz con Israel, no aceptan que Israel es un estado judío, y continúan promoviendo odio antisemita contra Israel.
El derecho a existir en Gaza, la Margen Occidental y Jerusalem Oriental
En el 2005, Israel evacuó a todas sus tropas y a todos los habitantes judíos de Gaza, en la esperanza que esto traería paz al menos en ese frente, y para permitir que la Franja de Gaza, evacuada por los judíos, sea una floreciente Riviera Arabe, o una segunda Singapur, y tal vez servir como un modelo para la Margen Occidental. El experimento falló en forma miserable. Este es un caso donde los judíos cedieron voluntariamente su derecho a existir en un pedazo de tierra, pero lamentablemente los palestinos de Gaza no lo tomaron como una oportunidad para la paz, sino como una señal que si sigues disparando a los judíos, ellos se van — así que continuemos disparando.
Hay muchas opiniones entre los sionistas en cuanto a qué hacer acerca de la Margen Occidental. Estas opiniones abarcan desde una retirada unilateral total como en Gaza, a una anexión total, con muchas opciones intermedias. Por el momento, prevalece el status quo, sin ningún plan específico para el futuro.
Todos, sin embargo, a pesar de la traicionera reescritura de la historia por parte de UNESCO, saben que antes que ese pedazo de tierra fuera llamado Margen Occidental, fue llamado Judea y Samaria por más de dos mil años.
Todos saben que Hebrón contiene el sitio de entierro tradicional de los Patriarcas y Matriarcas bíblicos, dentro de la Cueva de los Patriarcas, y es considerado el segundo lugar más santo en el Judaísmo. Toda persona razonable sabe que los judíos incuestionablemente deben tener el derecho a existir en esa tierra, aun si está bajo jurisdicción árabe o musulmana. Pero todos saben también que ningún régimen árabe es capaz o está dispuesto siquiera a proteger la seguridad de los judíos que viven bajo su jurisdicción del odio antisemita que emana del mundo árabe.
Jerusalem Oriental, la cual fue sustraída por el Reino de Jordania del resto de Jerusalem durante la guerra de la independencia, es parte de Jerusalem, y contiene el Monte del Templo, el sitio más santo de los judíos. La Ciudad Vieja, en Jerusalem Oriental fue habitada por los judíos hasta que ellos fueron limpiados étnicamente por Jordania en la guerra de 1948-1949.
Aunque Israel en el pasado ha ofrecido dos veces a Jerusalem Oriental como parte de un estado palestino, primero bajo el Primer Ministro Ehud Barak y luego bajo el Primer Ministro Ehud Olmert, no es probable que esa oferta sea hecha nuevamente. Los judíos saben que eso significaría una nueva ola de limpieza étnica, la cual negaría el derecho judío a existir en el pedazo de tierra donde ese derecho es más importante que en ningún otro lado.
El derecho a existir en el Medio Oriente ahora
Durante la Guerra de Independencia de Israel, los judíos fueron limpiados étnicamente de Gaza, la Margen Occidental y Jerusalem Oriental, y en los años siguientes, ellos fueron limpiados étnicamente del resto del mundo árabe.
Hoy, los enemigos de Israel, muchos de ellos árabes, están desafiando su derecho a existir, y por lo tanto el derecho de los judíos a existir, en dos frentes: amenazas de aniquilación nuclear y aniquilación a través de la asfixia demográfica.
El régimen islámico de Irán ha repetido muchas veces su intención de destruir a Israel utilizando armas nucleares. Sólo en caso que Irán no sea “exitoso”, el llamado movimiento “pro-palestino”, incluido el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), tiene un plan diferente para destruir al estado judío: un estado único con el “retorno” de todos los descendientes de los refugiados palestinos. El rechazo del presidente palestino Mahmoud Abbas y su predecesor Yasser Arafat a aceptar cualquier solución de dos estados que les fuera presentada es parte de ese plan.
El derecho a existir en otro lado
Los anti-sionistas afirman que los judíos son imperialistas en el Medio Oriente, como lo fueron los ingleses y franceses, y como ellos, deben irse y regresar adonde pertenecen. Esta analogía por supuesto no es verdadera: Los judíos tienen una historia aun más larga en el Medio Oriente que la de los musulmanes o árabes.
¿Pertenecen los judíos a Europa, la cual trató hace algunas décadas de matar a todo judío, hombre, mujer, o niño? ¿Pertenecen los judíos a Norteamérica, donde hasta hace algunos cientos de años no había ningún europeo, sólo indios?
Decir que los judíos “pertenecen” a tales lugares no es realidad; es apenas una afirmación conveniente para que hagan los anti-sionistas.
Los judíos no se rendirán
Como árabes, nos quejamos porque los palestinos se sienten humillados pasando por los puestos de control israelíes. Nos quejamos porque Israel está construyendo en la Margen Occidental sin permiso palestino, y nos quejamos porque Israel osa defenderse contra los terroristas palestinos. ¿Pero cuántos de nosotros nos hemos detenido a considerar cómo llegó a ocurrir esta situación? ¿Cuántos de nosotros tenemos la valentía de admitir que librar guerra tras guerra contra los judíos a fin de negarles el derecho a existir, y rechazar toda solución razonable al conflicto, ha llevado a la situación actual?
Nuestro mensaje a los judíos, a lo largo de la historia y particularmente cuando ellos tuvieron la temeridad de querer gobernarse, ha sido claro: no podemos tolerar su existencia misma.
Aún así los judíos demandan el derecho a existir y a existir como iguales en la tierra donde han existido y pertenecido en forma continua durante más de tres mil años.
Además, negar a un pueblo el derecho a existir es un crimen de proporciones inimaginables. Nosotros los árabes fingimos que nuestra falta de respeto por el derecho de los judíos a existir no es la causa del conflicto entre los judíos y nosotros. Preferiríamos afirmar que el conflicto se trata sobre “ocupación” y “asentamientos”. Ellos ven lo que los islámicos radicales están haciendo ahora a los cristianos y a otras minorías, que estuvieron también en el Medio oriente durante miles de años antes que el profeta musulmán Mahoma hubiese nacido siquiera: yazidíes, kurdos, cristianos, coptos, asirios, arameos, y muchos otros. ¿Adónde están estos pueblos indígenas de Irak, Siria y Egipto ahora? ¿Ellos están viviendo libremente o están siendo perseguidos, expulsados de su propia tierra histórica, masacrados por los islámicos? Los judíos saben que esto es lo que habría sucedido con ellos de no haber tenido su propio estado.
El motivo de queja árabe verdadero contra los judíos es que ellos existen. Queremos que los judíos desaparezcan o sean serviles a nuestros caprichos, pero los judíos se niegan a inclinarse ante nuestra intolerancia, y se niegan a ser sacudidos por nuestras amenazas y nuestra difamación.
¿Quién que esté en su sano juicio puede culparlos?
Fuente: Gatestone Institute- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
Fred Maroun, un árabe izquierdista radicado en Canadá, ha escrito artículos de opinión para New Canadian Media, entre otros medios noticiosos. Desde 1961 a 1984, él vivió en Líbano.
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