Carta abierta a los “Juniors Cuernavaca”

Hace unos días recibí un comunicado de la comunidad, parecía serio, todas las comunidades firmaban y el nombre de Comité Central aparecía. Al leerlo me quedé sin palabras. Era grave.

En pocas palabras (pues no sé y ni me interesa saber la historia a detalle) el comunicado se refería a una serie de actitudes que terminaron en sangre, violencia e inclusive ambulancias en Cuernavaca, donde cientos de nuestros jóvenes entre 15 y 19 años (sí, los futuros dirigentes, los futuros empresarios, futuros padres y madres) se reunieron para “festejar” de conjunto en conjunto citando “incurrieron en una serie de comportamientos ilícitos, como es el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias, siendo la mayoría de ellos menores de edad. Los excesos fueron de tal magnitud que desembocaron en peleas violentas, destrozos a las instalaciones, faltas de respeto a empleados de conjuntos y actos de obscenidad. Hubo que recoger con Hatzalah a muchachos golpeados y alcoholizados y trasladarlos a hospitales. Se debió intervenir a muchachos golpeados y alcoholizados y trasladarlos a hospitales. Se debió intervenir a través de Acción Social y las Comisiones de Honor y Justicia para resolver pleitos y trifulcas” (sic.)

Repito, no me interesa entrar en detalles. Pero como parte de la juventud -de esa mínima parte de la juventud que le interesa crecer, educarse, ser más que el montón y más que el dinero que me dan mis padres- debo decirlo. Me dan vergüenza.

Si a esto se le llama juventud, no quiero ser parte de su juventud. Si así ustedes nos representarán. YO NO LO QUIERO. Qué terrible, qué trágico y peor aun que tremenda decepción.

Es evidente la carencia de valores, la carencia de educación y de límites, es una vergüenza. ¿Dónde quedan los valores de un buen yehudi? ¿De buenos seres humanos? ¿Dónde queda el honor a sus apellidos y a sus familias que con duro esfuerzo construyeron nuestra comunidad mexicana?

Sí. Es una vergüenza y no lo digo solamente yo. Ya basta, no son el futuro. Son el presente. Pónganse a estudiar, involúcrense en actividades altruistas o voluntariados, entren a una Tnua si así lo desean, propongan nuevos negocios, desarrollen sus mentes y sus habilidades. Ya déjense de estupideces. Si creen que emborracharse y/o drogarse hasta perder la consciencia construirá risas y buenas experiencias en un futuro, piénsenlo dos veces, pues pueden terminar en AA o en centros de rehabilitación.

Sueno como la Madre Teresa, la voz de la razón. ¿Qué sabe ella si tiene 21? ¿Qué aburrida chava? y les voy diciendo, no sé nada, pero me estoy ocupando en ello.

Y tal vez tú deberías de hacer lo mismo por ti en vez de seguir como borreguito a todos tus amiguitos que seguramente consideras “buen ejemplo” por derrochar dinero en borracheras o por lanzar las mejores fiestas en sus residencias en “Aca” o “Cuerna”.

Rectifícate. Re analiza tus estándares. Hazte una introspección. Tienes 15 o 16 años, por favor. No creas que sabes mucho, ni que eres dueño del mundo. No eres nadie.
Y no lo serás si no te pones las pilas, sino te educas y cambias tu percepción tan retrograda, déspota y tan tan tan pequeña. Ya basta.

Y en nombre de la juventud, repito. Ya basta de ponernos en vergüenza, de ensuciar el nombre de la comunidad o el apellido de tu familia. Ya nos cansaron.

La jóvenes somos más que eso, muchos -o algunos- somos emprendedores, buscamos hacer cambios, buscamos trascender y primero Ds, buscamos ser buenos ejemplos comunitarios.

Y vengas de la comunidad de la que vengas, este mensaje no discrimina y si te queda el saco y tengo el “honor” de que me leas, quiero pedirte que re pienses tus actitudes. Y si no te lo dicen tus padres, te lo digo yo.

A veces pareciera que damos 4 pasos adelante y 8 para atrás. Tantos proyectos padres, tantas fundaciones nuevas, tantos líderes de opinión floreciendo, tantos jóvenes emprendiendo en distintas formas (blogs, negocios, actividades sociales) y tantos que no se acercan ni al mínimo estándar de la decencia. Ya basta que la comunidad tenga que limpiar sus desastres, que nuestros prestigiosos dirigentes tengan que dar la cara por ustedes. No lo valen.

Yo tengo fe, fe en mi gente, en lo que hay y vendrá. Te invito a cambiar, a mejorar, a encontrar tu identidad en valores, en educación, en responsabilidad….
Sé que se puede algo mejor, lo sé. Y contigo o sin ti, lo vamos a lograr y seamos pocos o muchos, el nombre de la Comunidad Judía de México va a mantenerse intacta en honor y valores. Y yo me comprometo a eso, no a la pseudo-juventud carente de ideales y valores.

“La permisividad de los padres y la indolencia y prepotencia de los jóvenes que promueven y participan en este tipo de actividades y conductas, representan una vergüenza familiar y comunitaria. Hoy todos tenemos que asumir un rol autocrático y no quedarnos de brazos cruzados, solamente enfrentando nuestras carencias con valentía y honestidad, podemos apostar por un mejor futuro.” (sic.)

Con mucho cariño para los niños y niñas, que ya no lo son.

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