Museo palestino: un lugar vacío para un país que no existe 

Sala de "Historia de la Palestina árabe"

GUY MILLIÈRE  ©Metula  News  Agency

El elemento trágico del hombre moderno, no es ignorar el significado de la vida sino que le moleste cada vez menos (Václav Havel)

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Un museo ha abierto sus puertas en Bir Zeit, en la frontera entre los territorios de Judea y Samaria ocupados por una entidad terrorista llamada Autoridad Palestina. Tendrá un costo de $ 24 millones, de generosos donantes como la Unión Europea y Francia. Se supone que debe estar dedicado a la historia y la cultura palestina.

Aunque la historia árabe palestina fue inventada partiendo de cero, y las instituciones antisemitas, entre las que destaca UNESCO, se encargan de intentar borrar la historia judía llamando mezquita al templo judío que existía desde al menos 1.600 años antes de que Mahoma viera la luz, los objetos correspondientes a la invención, al parecer, aún no se han escrito ni entregado, porque el museo no contiene ninguno.

Dado que la cultura palestina, estrictamente hablando, no existe, es evidente que no ha sido posible exponer piezas de museo que ilustren dicha “cultura”.

El museo, por lo tanto, está irremediablemente vacío. Y la información sobre la magnitud del engaño se encuentra en el corazón de la “causa palestina”. Su director es un libanés que vive en el Reino Unido. El jefe de exposiciones es un árabe británico que trabaja en un museo de Londres. Gente como el director y el jefe de exposiciones son profesionales palestinos: gente remunerada para decir que son “palestinos”, y que tocan, para eso, sin duda, sumas importantes.

Sala de “Historia de la Palestina árabe”

El museo vacío fue inaugurado por otro palestino profesional, el líder de la banda que sucedió a Yasser Arafat, Mahmoud Abbas. Los posibles visitantes verán lo que hay que ver, es decir, nada.

Sin embargo, serán regados de propaganda. Les contarán sin duda que los “palestinos” son descendientes de los filisteos, lo cual es absolutamente falso. Es probable que les digan que el “pueblo palestino” estaba aquí en la tierra durante siglos, mientras que la gran mayoría de los árabes que viven en la tierra de Israel llegaron en la primera mitad del siglo XX para encontrar trabajo entre judíos movidos por el proyecto sionista, que habían cultivado la tierra allí y creado empresas.

No les dirán, sin embargo, que cuando Mark Twain visitó Jerusalem a finales del siglo XIX, como explica en su libro Los inocentes en el extranjero [verso. fr. : El viaje de los inocentes. Ed.], vio judíos y árabes, pero estrictamente a nadie que se llamara “palestino”.

No les dirán que cuando la palabra Palestina resurgió en la tierra de Israel sirvió para designar a los habitantes del Mandato de Palestina confiado al Reino Unido para que allí se establezca el hogar nacional judío, y nombraron sólo a los judíos.

No les dirán que los británicos favorecieron en los años 1920 1930, la inmigración árabe en el territorio del Mandato de Palestina, traicionando así las mismas condiciones del Mandato, asfixiando la inmigración judía, y creando una situación explosiva cuyos efectos son visibles en la actualidad.

No les hablarán del tío de Arafat, el antepasado de la “causa palestina”, Amin al Husseini, nombrado principal autoridad religiosa musulmana en Jerusalem por los británicos, que era un admirador de Adolf Hitler, con quien trabajó en el exterminio de los judíos europeos.

Es obvio que no dirán a los visitantes del museo vacío que el término “pueblo palestino” se inventó allí hace poco más de cinco décadas, y luego tuvieron que aprender los árabes de Judea, Samaria y Gaza, a golpes de lavado de cerebro intensivo, que constituían el “pueblo palestino”, algo que ignoraban por completo hasta ese momento.

Tampoco les contarán que su historia palestina ha sido inventada y escrita como falsificación de la historia para privar a los judíos de su pasado y practicar una forma de genocidio histórico anti-judío.

Es probable que acepten lo que les digan a golpe de dinero en efectivo, y se vayan indignados con aun más odio contra los judíos e Israel, que es precisamente el objetivo de este extraño ejercicio “cultural”.

Para que el museo de Bir Zeit no se quede vacío, se podría sugerir a los curadores instalar objetos y fotografías, para recordar lo que la “causa palestina” ha aportado al mundo. En este caso, secuestros de aviones, bombas depositadas en lugares frecuentados por niños, atentados suicidas.

No hay duda que los curadores del museo tienen miedo de mostrar el verdadero rostro, innoble, de la “causa palestina”, y no se preguntan por qué.

Los generosos donantes saben todo esto del verdadero rostro, innoble, y eso no les impide financiar a la Autoridad Palestina y recibir a Mahmoud Abbas. Para esos mecenas, como dice un personaje en el Éxodo de Otto Preminger, la carne judía es barata, y apoyar la “causa palestina” les permite matar dos pájaros de un tiro: matar judíos, y transformar a los árabes en máquinas de matar judíos, ser radicalmente anti-judíos, y usar su desprecio destructor a expensas de los árabes.

Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico

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