PHILOLOGOS
Diversión con números hebreos
Un corresponsal que prefiere permanecer anónimo escribe:
La guematria de Donald Trump es “el mesías hijo de David”: דונלד טראמפ = 424 = משיח בן דוד.
No queriendo ser un animal de un solo partido, sin embargo; me tomé la libertad de guematrificar a Hillary Clinton, también, y encontré que הילרי y קלינטון tienen valores idénticos a 255. Esa es la guematria de amalekiah, una mujer amalekita.
Los amalekitas, para los no versados en las escrituras, son los archienemigos de los israelitas en la Biblia, quienes se convirtieron en un símbolo del mal antisemita en la tradición judía. Y mi corresponsal termina con la pregunta: “¿Entonces por quién vas a votar?”
Aunque supongo que esto fue escrito en broma, uno nunca puede estar seguro. La guematria, la costumbre de calcular y comparar los valores aritméticos de las palabras hebreas a fin de llegar a verdades presuntamente ocultas en ellas, se presta al sinsentido tan rápidamente como todas las otras formas de numerología. Está basada en el hecho que las letras hebreas, desde alef hasta yud, tradicionalmente se encuentran para los números uno a diez; las que van desde kaf a kuf para 20 a 100; y resh, shin, y taf para 200, 300, y 400.
Colocando también las letras al inicio de las secuencias para representar miles, es posible escribir cualquier número que uno desee. Así, por ejemplo, 776 es taf-shin-ayin-vav. Precedido por una heh, la quinta letra del alfabeto, se convierte en 5716, que es la forma plena de escribir el año actual del calendario judío. Tal método, aunque poco práctico para las operaciones matemáticas, es perfectamente bueno para escribir números simples.
La práctica de la guematria fue tomada originalmente de los antiguos griegos, quienes, desde la época de Pitágoras, hicieron uso numerológico oculto de su alfabeto. (La misma palabra hebrea guematria fue tomada del término griego para “medir la tierra”, o sea, geometría, debido a que los griegos usaban letras para marcar secciones geométricas y las proporciones aritméticas entre ellas.) Uno encuentra muchos casos de ella en el Talmud. Uno típico, en el tratado de N’darim, comienza con una discusión de un versículo del Génesis 14 en el cual Abraham, habiendo sido capturado su sobrino Lot en batalla, es descrito como habiendo “armado a sus servidores entrenados nacidos en su propia casa, en número de trescientos dieciocho, y perseguido [a los captores de Lot].”
Ya que aparte de su servidor de confianza, Eliezer, la Biblia no ha mencionado anteriormente que Abraham haya tenido sirvientes, por no mencionar tan gran número de ellos, los rabinos estaban confundidos. En un intento por resolver la dificultad, N’darim especula que el número 318, siendo la suma de las letras alef (1), lamed (30), yud (10), ayin (70), zayin (7), y resh (200), con las cuales está escrito el nombre de Eliezer, es una referencia codificada para él solamente. Esto es seguido por una segunda guematria, la cual afirma que Abraham, quien murió según la Biblia a la edad de ciento setenta y cinco, comenzó a rezar a Di-s cuando era un niño de tres años. ¿La prueba? En Génesis 26, el Señor dice a Isaac, “Haré que tu descendencia se multiplique como las estrellas del cielo… debido a que [ekev] Abraham obedeció mi voz y mantuvo mi precepto”. Como el valor numérico de las letras ayin (70), kuf (100), y bet (2) que escriben ekev es 172, la conclusión es que Abraham sirvió a Di-s por todos menos los primeros tres años de su vida.
Tales guematrias fueron arbitrarias por supuesto (¿por qué elegir ekev en vez de alguna otra palabra en el versículo?) y no puede decirse que han sido tomadas muy seriamente por los rabinos del Talmud, quienes las propusieron en un espíritu de juego. Reconociendo esto, el exégeta bíblico del siglo XII y archi-racionalista Abraham ibn Ezra, comentando sobre Génesis 14, declaró que “la suma de las letras de Eliezer es apenas un sermón, porque las Escrituras no recurren a la guematria. Cualquier persona puede hacer [utilizándola] que cualquier nombre signifique algo. Los nombres son sólo nombres.”
Y sin embargo, en la Edad Media esta era una visión poco común. Incluso Maimónides, contemporáneo de ibn Ezra y no menos racionalista en su enfoque de las Escrituras, discrepó con ella. En su Epístola a Yemen, una larga carta abierta buscando calmar la fiebre mesiánica que inundó a los judíos perseguidos de ese país, escribió:
Hay versículos en la Torá que contienen alusiones crípticas, además de su significado simple. Por ejemplo, la palabra r’du (desciende) en las palabras de Iaacov a sus hijos “Desciendan hacia allá (a Egipto)” tiene el valor numérico 210 y contiene una pista de la extensión de (los años de) la estadía de Israel en Egipto.
De hecho, a medida que pasó el tiempo, especialmente con la llegada de la Cábala, el uso de la guematria se hizo cada vez más generalizado, tanto como una forma de acceder a los misterios cabalísticos, como una forma de predecir el futuro en una época incendiada por las expectativas mesiánicas. En la última parte del siglo XVI, por ejemplo, la noción difundida entre los círculos cabalísticos era que el año de la redención estaba cerca, basado en la declaración críptica en Génesis 49:10, “El personal no se irá de Judah . . . hasta que llegue Shiloh.” Puesto que la shin (300), lamed (30), y heh (5) de Shiloh sumaban 335, la llegada del mesías fue profetizada para el año hebreo de 5335, el año cristiano 1575. Cuando falló en materializarse, un nuevo cálculo, creado sobre la guematria de mashiaj, “mesías”, empujó la fecha hacia adelante, hasta 1598.
Las guematrias ofrecidas por nuestro corresponsal están en esta tradición. Pero como observó sabiamente Abraham ibn Ezra, la guematria puede hacer que una palabra o nombre obtenga casi cualquier significado. Aparte de “mesías hijo de David,” el valor de 424 de Donald Trump también nos da me’umad ra (40+70+40+4+200+70), “un mal candidato” y shed-lets (300+4+30+90), “payaso-demonio”. ¿Y Hillary Clinton? Bueno, t’hi malkah (400+5+10+40+30+20+5), “será reina,” suma los 510 combinados de su nombre y apellido.
Si no se le toma seriamente, la guematria puede ser una forma levemente entretenida de garabatos numéricos. La próxima vez que no puedan dormir de noche, podrían intentarla en vez de contar ovejas. Está garantizado que funciona, al menos igual de rápido.
Fuente: MOSAIC
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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