Blog del Museo Guggenheim de Nueva York: “Durante los últimos dos años, las artes en Israel se han visto cada vez más amenazadas por la censura y las draconianas propuestas presupuestales del gobierno.”
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El famoso Museo Guggenheim de Nueva York tiene un blog que afirma que este “cuenta la historia de la evolución del Guggenheim y ofrece una visión perspicaz sobre cultura visual, urbanismo y el mundo del arte, junto con hallazgos de entre sus archivos”.
Recientemente publicó esta indignante pieza escrita por Chen Tamir, bajo el título “Censura en Israel”:
Durante los últimos dos años, las artes en Israel se han visto cada vez más amenazadas por la censura y las draconianas propuestas presupuestales del gobierno. Hay quien ve esto como el inicio de una guerra cultural similar a la que se dio en Estados Unidos en la década de los 90 del siglo pasado, cuando políticos utilizaron las reformas presupuestales como herramienta política para granjearse el favor del voto conservador. La libertad de expresión no se trata con la misma reverencia en Israel como en Estados Unidos, el país no fue fundado sobre una constitución que privilegie tales libertades. (De hecho, no hay constitución israelí, hecho que algunos consideran la causa fundamental de su sistema legal e infraestructura cívica racista y sesgada.) El estado de estancamiento y la cada vez peor división entre Israel y Palestina no hace más que empeorar la ocupación, lo que permite que se construyan más asentamientos y se encarnice la opresión contra los palestinos, La metanarrativa en Israel es una de temor existencial y victimización continuos, lo que conduce a una justificación cada vez mayor del aislacionismo y nacionalismo, además de que formenta el silenciamiento de la oposición.
Tamir incluye muchas medias verdades y absurdas exageraciones, así como un completo desprecio por la definición de “censura”.
El llamado a la censura y los ejemplos de ella que se han registrado durante los dos últimos años han ocurrido tanto desde la cúpula (en boca de funcionarios gubernamentales) como desde abajo (ciudadanos que han pedido la remoción de obras de arte). Algunos individuos han tomado el asunto en sus propias manos y establecido organizaciones paramilitares que espían a activistas y organizaciones de derechos humanos, como es el caso notable del grupo extrapolítico Im Tirtzu, que en fechas recientes publicó una lista de “espías”: agentes culturales d todo tipo que el grupo percibe como anti-sionistas.
¿Es Im Tirtzu paramilitar?
¿Por qué el arte que difama a una nación es libre expresión, pero hacer una lista de personas que lo hacen es “censura”?
El ministro de educación Naftali Bennett y el Ministro de Cultura y deporte Miri Regev han sido responsables de una serie de incidentes o intentos de censura, que van desde prohibir libros y obras de teatro hasta el retiro de fondos del Teatro Jaffa’s Elmina a menos que el director Norman Issa, dé marcha atrás a su rechazo a presentarse en un asentamiento en Cisjordania. Regev, quien había servido como el principal censor del ejército israelí, recientemente dio una sorpresa a la directora del Museo de Arte de Tel Aviv, Suzanne Landau (quien recientemente fue acusada de censura) al llamarla un viernes en la noche para preguntar sobre una obra de arte en una exposición de Uri Katzenstein.
De esa lista, lo único que cuenta como censura es la supuesta “prohibición de libros y obras”. Curiosamente, Tamir no menciona nombres, pero casi es seguro que se refiera al ministro de educación, quien sacó de su lista una novela anti Israel.
Pasan mucho tiempo antes que Tamir defina la palabra “censura”: el rechazo de un país a dar fondos para arte que lo ataca directamente.
Aquí reside el meollo de la censura contemporánea: los patrocinios. A igual que en las Guerras Culturales Americanas, el patrocinio público se manipula para convertirlo en un mecanismo de censura.
Eso no es censura en ninguna de sus acepciones. Hacer que a un artista se le dificulte más ganarse la vida con fondos públicos no es censura. Yo puedo hacer arte si quiero, pero si el Guggenheim decide no exhibir mi obra y el gobierno no me da fondos, no me están censurando. Si los editores no se interesan en mi poesía y la BBC se rehúsa a poner mi obra o MTV no quiere sacar mis videos, no me están “censurando”.
EL artículo entero es una serie de mentiras que simplemente hace mal uso de la palabra “censura” para retratar a Israel, falsamente, como una sociedad racista.
EL Museo Guggenheim debería remover este artículo. No porque yo apoye la censura – la rechazo de manera enfática – sino debido a que creo que el museo no debe publicar mentiras, falacias y calumnias. Tamir tiene todo el derecho de publicar sus mentiras en su sitio personal y el Guggenheim tiene el derecho de rechazar la publicación de su letanía de mentiras y medias verdades.
Si los patrocinadores del Guggenheim deciden retirar sus fondos para mostrar su descontento con el museo por volverse medio de propaganda anti-Israel, eso tampoco sería censura.
Fuente: The Jewish Press
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