ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO- Hace aproximadamente año y medio, Linda Tawil, judía mexicana residente en Panamá, comenzó a sufrir graves problemas de salud.
“La historia que les voy a relatar es para compartir con ustedes la cantidad de milagros que me
sucedieron durante mi enfermedad y en los que fueron cruciales mis plegarias y mi fe en Hashem”; así dio inicio su relato.
“Todo comenzó sintiéndome yo mal. No aguantaba la presencia de la gente, no podía voltear la
cara, sentía mucho vértigo. Así pasaron tres meses. Una noche como a las tres de la mañana me
levanté y choqué contra el marco de la puerta; le pedí a mi esposo que me trajera un hielo. Fue
por él y al regresar oyó algo raro; al entrar al cuarto vio que estaba con movimientos muy raros,como si fuera un ataque de epilepsia. Al voltearme estaba yo toda morada y con los ojos volteados. Llamó a Hatzalá (ambulancia) me llevaron al hospital, tuvieron que coserme la frente por el golpe. Me hicieron muchos estudios y al final me dijeron que no tenía nada. Una amiga me
dijo que no estaba tranquila, me hizo una cita con una neuróloga, otra vez me mandaron a hacer estudios, lo mismo… no tenía nada”, continuó.
“Unos meses después, mientras estaba con mi familia en Israel, se me paralizó la parte derecha del cuerpo, pensé que me iba a morir. Le recé a Hashem que me ayudara. Nuevamente me llevó mi esposo al hospital; mientras yo, aún sintiéndome muy mal, le pedía a Hashem Refuá Shlemá (curación completa), me dijeron que estaba deshidratada, me pusieron suero …y me dijeron nada. Así pasaron muchos meses, mi vida cambió totalmente, seguía sintiéndome muy mal”.
“Vine a México y consulté a otra neuróloga que me diagnosticó crisis convulsivas parciales y me medicó, diciéndome que esperaba que en dos años estaría bien; estaba yo drogada, temblorosa, con angustia. Me sentía una maceta en la casa: sin poder hacer nada… No podía hacer absolutamente nada. Después de dos meses consulté a otro doctor, me diagnosticó con crisis convulsivas completas. Así siguió mi vida por los siguientes siete meses”.
“Nuevamente fui al hospital, me sentía muy mal; no tenía fuerzas para nada, me hospitalizaron e hicieron estudios, al final me dijeron: “es un virus”. Típico, cuando los doctores no saben qué es, dicen: virus. Después fuimos a Estados Unidos, me internaron en el piso de epilepsia, se suponía que iba yo a estar cuatro días, estuve tres y media semanas. Después de los estudios me dice el médico que no tengo nada, los estudios están bien, que deje todas las medicinas. Me refirió a diferentes médicos especialistas. Al final me diagnosticaron disautonomía (trastornos provocados por mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo). Hay dos tipos de esta enfermedad; yo tengo el más leve, que se controla con una medicina. Gracias a Hashem así terminó mi recorrido por doctores y hospitales. Actualmente me encuentro muy bien”, relata, aliviada, Linda.
“Baruj Hashem, así paso nuestro milagro de Rosh Hashaná. Quiero agradecerle a Dos por haber tenido la oportunidad de pasar por todos los médicos que me confirmaron que estaba yo bien. Al mismo tiempo agradezco a Hashem por todos los sufrimientos”.
¿QUÉ SON LOS SUFRIMIENTOS?
“Muchas veces pasa que Hashem nos manda sufrimientos para ayudarnos, ponernos a prueba”.
“Cuántas veces nos preguntamos por qué Hashem nos está haciendo algo que nos hace sufrir, no nos damos cuenta que es por nuestro bien. Duele mucho, pero si supiéramos todo lo que nos da… es una forma de que nosotros veamos lo bueno en el sufrimiento, tratar de ver el lado bueno y aprender de cada uno que nos llega. Todos los sufrimientos que nos manda Hashem son por dos motivos. El primero motivo es un tipo de castigo para hacer Kapará (salvación) para reparar algún daño que hayamos hecho. El segundo motivo, es una prueba que nos manda Hashem, para elevarnos, sin estas pruebas no podemos llegar más alto”.
“Hashem considera que un sufrimiento pude ser desde que metemos la manos a la bolsa para sacar una moneda de cinco pesos y sacamos una de un peso. Desde ahí, ya nos está quitando pecado o nos está ayudando a elevarnos”.
“Aquella persona a la que le llega un sufrimiento, no lo recibe o se enoja, entonces no le sirve para nada, sufrió y no le sirvió de nada. De cada sufrimiento tenemos que aprender y sacarle el lado bueno a la situación”.
“No hay dolor más grande que Hashem nos mande que el dolor de un hijo.. Hay ocasiones que nuestros hijos tienen que sufrir por recibir una enfermedad, muchas veces lo tiene que inyectar para curarlos, duele que los inyecten, pero cuando es por el bien del niño, duele menos”.
“Los sufrimientos vienen del cielo, no son causados por cuestiones terrenales, los manda Hashem, está en nosotros como recibirlos”
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