RAPHAEL AHREN
El mundo árabe ha condicionado hace mucho tiempo la normalización de los lazos con Israel a una solución al conflicto palestino. El Primer Ministro parece estar tratando de revertir el proceso
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Rechazando furiosamente todos los esfuerzos por internacionalizar el conflicto palestino-israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu profesa constantemente un ferviente deseo de mantener conversaciones bilaterales directas con la Autoridad Palestina.
“No hay ningún problema demasiado complejo para resolver si ambas partes están dispuestas a hablar entre sí. Y yo estoy más que dispuesto; estoy ansioso”, declaró la semana pasada en una aparición conjunta con el primer ministro francés, Manuel Valls, que llegó a Jerusalem para promover el plan francés de convocar una conferencia internacional de paz en París.
Al mismo tiempo, Netanyahu ha dejado claro que no cree que la actual dirección de la Autoridad Palestina (AP), con el presidente Mahmoud Abbas, esté preparada para tomar posiciones que permitan un acuerdo de paz y el fin del centenario conflicto. Netanyahu insiste en que Ramallah reconozca a Israel como estado judío; Abbas y sus funcionarios dicen que eso no sucederá. Las partes están muy separadas en los temas de refugiados y Jerusalem. Y Netanyahu ha reprendido lo que llama “campaña palestina de incitación para asesinar israelíes” de los últimos meses, especificando que Abbas era en parte responsable de la ola de terror “lobo solitario” que estalló el pasado otoño.
La comunidad internacional comparte claramente el pesimismo del primer ministro, y por lo tanto apuesta por conferencias internacionales, como la de París el viernes, o resoluciones en Naciones Unidas.
Pero Netanyahu tiene una visión diferente. Él cree que el incipiente acercamiento de Israel con ciertos estados árabes sunitas en la región podría conducir a una situación en la que los estados presionen a los palestinos en las concesiones necesarias para llegar a un acuerdo de paz.
Es la Iniciativa de Paz Árabe ‘patas arriba’.
Mientras el mundo árabe promete relaciones diplomáticas plenas con Israel después de firmar un acuerdo con los palestinos, Netanyahu evidentemente espera que este proceso de normalización tenga lugar ahora o en el futuro cercano, y luego, eventualmente llegar a un acuerdo con la AP.
“La sabiduría convencional de las últimas décadas ha sido que una solución a los problemas palestinos dará lugar a mejorar las relaciones entre Israel y el mundo árabe”, dijo el director general del Ministerio de Asuntos Exteriores Dore Gold el miércoles. “Pero hay una base seria para pensar que, en realidad, la secuencia es exactamente la contraria – que mejorando los lazos con los países árabes, preparamos el escenario para un futuro avance con los palestinos”.
Recientemente Gold se reunió con varios funcionarios de países árabes, incluidos aquellos con los que Israel no tiene vínculos formales.
En este contexto se puede entender la declaración de Netanyahu del lunes de que la Iniciativa de Paz Árabe “incluye elementos positivos que pueden contribuir a reactivar negociaciones constructivas con los palestinos”.
Netanyahu había hecho comentarios positivos sobre la iniciativa antes – en 2009, dijo que podría “ayudar a crear una atmósfera en la que la paz global es posible” – pero su declaración el lunes en la Knesset fue la primera vez que ofreció negociar directamente con los estados árabes “revisiones” a la iniciativa para reflejar realidades sobre el terreno.
Los partidarios de Netanyahu de línea menos dura recibieron la declaración como una apertura prometedora, con verdadero potencial para avanzar en la reconciliación árabe-israelí. “La declaración del primer ministro fue muy audaz. Esperemos que nuestros socios árabes la recojan y creemos un nuevo ambiente en esta región”, dijo Gold.
Los críticos, en particular el ex alto negociador de la OLP, Saeb Erekat, la desecharon diciendo que se trata de un truco de relaciones públicas destinado a desviar la preocupación por su nuevo ministro de Defensa de línea dura, Avigdor Liberman, y a socavar la cumbre de París el viernes.
Es posible que la declaración estuviera destinada a aplacar a los críticos de Netanyahu en Washington y algunas capitales europeas. Sin embargo, de las recientes declaraciones de los actores regionales se desprende que las partes del mundo árabe están interesadas en trabajar con Israel con el objetivo de avanzar en la paz.
El 17 de mayo, el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sissi, en un discurso muy aclamado, se dirigió directamente a israelíes y palestinos, implorando que aprovechen la actual “oportunidad real” para hacer la paz, y ofreció asistencia completa de su país.
Unos días más tarde, el ex jefe del Cuarteto para Oriente Medio, Tony Blair, indicó que los estados árabes estarían dispuestos a iniciar “algunas medidas de normalización” con Israel incluso antes de alcanzar un acuerdo sobre el estatuto definitivo con los palestinos, siempre y cuando Jerusalem esté “dispuesto a comprometerse a discutir “la iniciativa”. Con el nuevo liderazgo en la región hoy es posible”, dijo Blair. “Mucho dependerá de la respuesta del gobierno israelí a la iniciativa del Presidente al-Sissi y la Iniciativa de Paz Árabe, y de todas las medidas que los israelíes estén dispuestos a tomar”.
El comunicado de Netanyahu el lunes por lo tanto puede verse como un esfuerzo cuidadosamente redactado para matar dos pájaros de un tiro: refutar a los críticos de “un gobierno más de derecha que nunca” de Israel y al mismo tiempo mostrar una disposición prudente para explorar oportunidades de un enfoque regional para el proceso de paz.
Si este enfoque – el progreso regional en primer lugar, el progreso palestino en segundo – tendrá éxito en las partes del mundo árabe todavía no está claro. Hasta la fecha, el acuerdo de paz entre israelíes y palestinos se ha considerado requisito no negociable en cualquier normalización formal de relaciones con Israel.
El 5 de mayo, el príncipe saudí Turki al-Faisal, ex jefe de seguridad del régimen, compartió escenario en Washington, DC, con el General de División (ret.) Yaakov Amidror, ex asesor de seguridad nacional de Netanyahu. Una reunión que subrayó que las cosas están empezando a cambiar en la interacción entre Israel y Arabia Saudita. Pero el príncipe Turki aclaró que no se trata de rehacer radicalmente el enfoque fundamental del mundo árabe.
Adaptando el modelo de Netanyahu, Amidror propuso “construir algo en Medio Oriente con países con intereses comunes: la lucha contra el Islam radical, sea suní o chií, Hezbolá o el Estado islámico, y luego llevar a los palestinos y los israelíes a negociar bajo este paraguas”.
El príncipe saudí rechazó de plano este enfoque. “La Iniciativa de Paz Árabe”, dijo, “es la fórmula que nos puede reunir. Pero el general lo ve de otra manera. Él quiere que empecemos a cooperar con Israel, y participar de todo, olvidándonos de la ocupación de Palestina y otros varios temas que tienen que ver con los acontecimientos diarios que tienen lugar en la tierra en Palestina, la ampliación de los asentamientos israelíes, los controles de carretera – los problemas que todos conocemos”.
No obstante, el ministro de Exteriores saudí no fue del todo indiferente a la declaración de Netanyahu el lunes. “Es pronto para evaluar la seriedad de la parte israelí para iniciar conversaciones en base a la Iniciativa de Paz Árabe”, dijo el martes Adel al-Jubeir. “Cuando el primer ministro israelí habló de ello, habló de unas cláusulas que considera positivas, no de aceptar la iniciativa como base de las conversaciones”.
Josh Teitelbaum, experto en Arabia Saudita del Centro BESA de Estudios Estratégicos en la Universidad Bar-Ilan, la llamó una “respuesta netamente positiva”. “Están respondiendo con cautela”; “eso significa que siguen en el juego”.
Entre líneas en la declaración de al-Jubeir, sugirió Teitelbaum, estaba la indirecta de que querrían que Netanyahu ampliara detalles. “No sorprendería saber que hay conversaciones detrás de bastidores para hacer avanzar este proceso”, dijo.
Eso dejaría la pelota en el tejado de Netanyahu. A menos que, por supuesto, a raíz de la llegada de Liberman en la coalición, la iniciativa francesa aumente su ritmo, o la administración Obama opte por aumentar la presión.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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